Rubén González, un dirigente sindical de Ferrominera, padece hoy un presidio incomprensible. No se sabe con precisión por qué está preso, de qué se le acusa, viene a ser uno más de la ya larga lista de presos políticos sin causa, sin juicio y hasta sin visita, sin sol. Pero, ¿cuál es la importancia de la prisión de Rubén? La prisión de Rubén González marca un hito en el accionar del gobierno. Veamos.
El gobierno se publicita como un gobierno obrero, y el presidente como un presidente obrero, esa es su etiqueta insignia, su ropaje ideológico. Ahora bien, en los últimos días el país es conmocionado por protestas de trabajadores, desde los gremios de profesionales de la salud hasta los trabajadores de una intersindical obrera, pasando por la educación, las universidades, PDVSA. Hablan de pérdida de beneficios conquistados en años de lucha, de contratos colectivos violados, de pérdida brutal de su derecho a una vida digna. El ministro del trabajo se bate duro intentando explicar la situación, da pasos para los lados, para atrás, pero el gobierno tiene una credibilidad cercana a cero. La situación se escala hacia un conflicto nacional de gran calado, hay quienes hablan de huelga general.
En este ambiente el gobierno que se autocalifica "obrero", así como antes se autocalificó "hijo de Chávez", arremete contra el liderazgo obrero, con saña se llevan a un dirigente sindical (ahora no importa el nombre), lo esposan y lo vejan, lo maltratan. Asoma el talante represivo del supuesto gobierno obrero contra los trabajadores, ni una discusión, ni una mesa de acuerdo, al contrario, represión, amedrentamiento. Con esta prisión -hay muchas más, el mismo Rubén denuncia siete presos de su empresa- el gobierno se separa de los trabajadores, de los obreros.
Entonces, podemos decir que este gobierno no es Chavista, no es Socialista y no es obrerista. Es que las tres calificaciones forman parte de una misma realidad. Ser chavista es ser socialista y ser obrerista, no se puede ser obrerista sin ser chavista y socialista. Cuando este gobierno traicionó a Chávez, cuando liquidó el Plan de la Patria, cuando se echó en las garras de los capitalistas estaba traicionando a los obreros, era cuestión de tiempo que arremetiera contra ellos y protegiera al capital, y es cuestión de tiempo para que arrecie la represión.
Un sector de la dirigencia obrera llegó al poder y allí mostró su verdadero carácter. Las luchas reivindicativas solamente, sin el componente universal, sin la reivindicación mayor de la clase obrera que es el Socialismo, son en realidad luchas funcionales al capitalismo, parte de su fisiología, tal como la competencia por el precio de cualquier mercancía. Al llegar al poder, se mostraron como lo que eran, agentes del capitalismo en el seno de los obreros y agentes eficaces del capitalismo en el gobierno.
Con esta experiencia, los obreros tienen la oportunidad de evolucionar hacia niveles de mayor desarrollo político, deben aprender a guiar sus luchas con la meta estratégica de la liberación de la clase de la única manera que eso es posible, liberando a la sociedad toda del capitalismo; deben colocarse, realmente, al frente de la lucha por el Socialismo, por su construcción. Son días, aunque parezca lo contrario, de avance, son momentos de claridad, se desenmascaró una mafia obrera que cuando tuvo todo en sus manos para tomar el cielo por asalto prefirió acordar con los capitalistas y entregar las luchas de los trabajadores. Los obreros tienen la palabra, hay posibilidades de que surja una dirección obrera verdaderamente clasista, socialista. Las esperanzas están presentes…