Mi palabra

La hartura de un periodista patriota

"Cuando la necesidad nos arranca palabras sinceras,

cae la máscara y aparece el hombre"

Proverbio español

Definitivamente esta situación por la que atraviesa nuestro país, es para valientes e indoblegables compatriotas, que están pasando por un momento sumamente difícil, pero entienden en qué lugar se encuentra el enemigo, para no perderlo de vista, y no bajar la guardia. Es tan así, que tengo un compañero de lucha, con algunos años por encima de los míos; viviendo con todas las restricciones que han impuesto los bachaqueros, y los comerciantes inescrupulosos; cuando le pregunto: ¿Cómo estás? La respuesta la lanza al instante; sin embargo, quien se la escucha por primera vez, le produce cierta gracia: ¡Mejor que "Concho" Quijada! Por si no lo sabía, estimado lector: "Concho" fue un próspero empresario; integrante de la burguesía agraria, se lucró del gobierno de CAP, echó raíces en Portuguesa, pero tiene más de un año enterrado, y él amigo sigue arrancándole hojas al calendario; parece que cada día, recarga la consciencia de la dignidad necesaria para seguir enfrentando el enemigo de clase, en medio de las grandes desigualdades, y contradicciones; sin sentir la hartura, ni siquiera en el estómago.

La hartura del periodista, me hizo recordar un episodio muy reciente de los vaivenes de la situación de nuestro país. Un militante de izquierda, con mucha actividad, pero venía culipandeando, desde hace meses atrás, cuando se decidió a saltar la talanquera, porque creía que el gobierno estaba a punto de "jaque mate" fue presentado en una rueda de prensa por la extinta MUD; prácticamente lo dejaron solo, no había forma de callarlo, y ahora no encuentra en que palo ahorcarse.

Las opiniones, y decisiones de cualquier ser humano, tienen su explicación en medio de la incontrolable tormenta, que estamos viviendo, el cual le alborotan el pensamiento a más de uno. Los periodistas de izquierda, han escrito páginas brillantes en la lucha por la libertad, y adecentar a nuestro país; desempeñaron un papel fundamental contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; en la mayoría de los casos se jugaron la vida en medio de la tiranía, y después de la huida del dictador, siguieron en la mira de los gobiernos de Betancourt, Leoni, tan represivos o peor que la dictadura.

La lucha de los pueblos, se convierte en una verdadera historia, el cual no podemos olvidar, porque de lo contrario nos perdemos en el largo camino que nos toca transitar, en medios de tantos vericuetos. El Comandante Chávez, lo repetía a cada rato: ¡No crean que la tarea es fácil! Las pruebas de las dificultades se presentan cada instante, porque el enemigo es muy poderoso: el imperialismo estadounidense; quien lo quiera negar, sencillamente se detiene en la puerta, donde comienzan todos los males del mundo, preñado por el capitalismo, el cual solamente respeta, las grandes fortunas de los poderosos, contabilizados con el signo monetario–el dólar– convertido hoy en día, en el calvario de los pueblos de la tierra.

En medio de esta compleja situación del país, es muy fácil atacar al valiente Nicolás Maduro. Lo imperdonable de cualquier militante de izquierda es esgrimir sus excusas, en el constante tira, y encoje, para obviar la responsabilidad de Donald Trump, hasta llegar a los vende patria de Ledezma, Borges, Rafael Ramírez, y un grupo de fugitivos, que se encuentran dándose la "dulce vita" en el exterior. Por la otra parte negar las incidencias negativas de la guerra económica, por medio del dólar, es querer tapar el sol con un dedo, para caer directamente en el discurso mediático de los enemigos de la patria.

Todo lo que ha venido sucediendo en nuestro país, en el fondo es un trabajo muy fácil, por parte del imperialismo; sin lanzar un cohete han convertido la economía venezolana en un verdadero desastre, a través de la moneda, con la ayuda de un grupo de corruptos, que se llevaron una montaña de dólares, y ahora, algunos de ellos se declaran culpables, para evitar la extradición. A todo esto, le tenemos que sumar la desidia, y el estado de ánimo, el cual viene haciendo estragos en la mentalidad de un número importante de la población, sin importarles nada, los bienes del estado, y frente a esto se hace sumamente difícil luchar, porque se convierte en algo parecido a una epidemia. Con toda razón, Fidel Castro, dejó este pensamiento: "Una revolución no es una cama de rosas. Una revolución es una lucha entre pasado y futuro" No es el primero, que se siente harto, pero olvidar las causas de la hartura, y excluir a los verdaderos culpables, es olvidar la lucha de nuestro pueblo.



 



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Narciso Torrealba


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