Por estos días navideños, nos tomaremos una pausa. Despedimos un año que nos deja experiencias y enseñanzas, y sobre todo un reto: comprender la realidad nacional para ayudar a cambiarla, contribuir a detener el deterioro de la nacionalidad. Nos vamos preocupados, más del 80% de abstención se suman a los millones de emigrantes, al deterioro de las instituciones, al descalabro de la educación, al cinismo y la incompetencia de los gobernantes para detener un proceso de disolución de la nacionalidad. La Patria está huérfana, abandonada por los que se van y por la desidia de los que se quedan, la Patria está secuestrada.
Estaremos pendientes para seguir escribiendo si los acontecimientos lo requieren. Maduro habla de un próximo golpe, dice tener las pruebas, ¿cómo creer al que tanto ha mentido? Quizá está engañando de nuevo para tapar el desastre de las elecciones, se estafan ellos mismos en la cúpula. Pero le puede pasar como el cuento de aquel que invocaba al lobo, hasta que un día el lobo apareció y salieron corriendo para las embajadas.
Fue un año difícil y serán unas navidades más difíciles aún, es en estas fiestas que se expresa la calidad de vida. Son tiempos de sentarse a la mesa en familia, y allí estará la realidad; más allá de las promesas, la mesa hablará, habrá sillas vacías y platos yermos.
Felicitamos a todos los que nos leyeron, a los que coincidieron y a los que adversaron, a los que atacaron, a los que saludaron y a los que ofendieron, a todos les deseamos lo mejor posible.
Nos vamos, pero seguiremos escribiendo, recordamos la Biblia: hay tiempo para recoger piedras y tiempo para lanzar piedras…