Mi palabra

Los 6 años de un dictador

"El engaño, enfermedad natural

de enamorados y ambiciosos"

Quevedo

El coro de voces denunciando al dictador, no parece crecer, pero no calla un instante. Se valen de los mismos medios, desde distintos y confortables aposentos, donde han llegado huyendo de la narco-dictadura, para seguir igual que los niños llorones, cuando no los complacen en sus caprichos infantiles. El dictador electo, y reelecto por el voto popular en medio de las guarimbas verbales, y violentas, no hace otra cosa, que buscar los medios posibles para tratar de sacar al pueblo del atolladero, donde lo han llevado los mismos que no se cansan de atacarlo ¿Qué clase de tirano tiene Venezuela?

El director de los que hacen el coro, es tan parecido al "tío rico" de las conocidas tiras cómicas; todo gira en torno a su inmensa fortuna. Los aduladores de oficio–sobre todo los criollos– lo presentan, como una especie de modelo, contra el opresor nuestro; exaltando sus inmensas cualidades de un verdadero demócrata, tan es así, que el mismo secretario de Defensa, James Mattis, se despidió con un mensaje muy particular, dejando muy claro la clase de presidente que tienen en Estados Unidos: ¡ "Creo que es correcto que deje el cargo", porque "usted Donald Trump]tiene derecho a un secretario de Defensa cuyas visiones sean más parecidas a las suyas" ¡

Los dirigencia de la maltrecha oposición venezolana–sobre todo la que se encuentra en el "exilio"– han montado su cuartel de guerra mediático, precisamente donde la democracia, cada momento la pisotean en nombre de los derechos humanos, pero no respetan ni siquiera la libertad de los niños hambrientos. Para Donald Trump, la libertad, y la democracia la imponen sus marines, cuando quieren, y a donde llegan. En Colombia, la nueva "patria" del distinguido símbolo de la lucha por la libertad: Julio Borges, cada momento aparece un luchador social muerto, pero para él, el verdadero dictador es Nicolás Maduro, y por eso no se cansa de pedir medidas coercitivas contra su gobierno; nada que ver con la economía colombiana sustentada en el tráfico de drogas, y vigilada por las bases militares gringas.

La invención de la narco-dictadura implantada por Nicolás Maduro, se parece a la conocida acción de los estafadores ya pasados de moda, que agarraban el dinero, y dejaban esperando al embaucado en cualquier esquina, hasta llegaba la noche, y al "despertar" el estafado en medio del engaño, maldecía con la idea fija de conseguir a su victimario para enfrentarlo. ¿Cuántos opositores se encuentran en esa situación? ¿Qué pueden decir Antonio Ledezma, Julio Borges, y la eterna amante de la libertad estadounidense María Corina Machado? "Toñito" Ledezma, en España, aprendió una lección enseñada por el pueblo, al terminar rajándole la cara de honesto a su amigo Mariano, y ahora no sabe, donde se encuentra. A "Julito" sus pobladas cejas no lo dejan ver los cadáveres de la democracia colombiana; y María Corina, no ha tenido la suerte de ser invitada por el "galán" de moda: Donald Trump; menos mal, porque puede regresar "loca" de contenta, con la fotografía en la mano al lado de un personaje tan cuerdo, que cada momento sale disparado un miembro de su gabinete poniendo la renuncia, para no seguir en un verdadero manicomio.

La gran verdad sobre la tan pregonada narco-dictadura, es que han convertido a un sector importante de la población en unos verdaderos inocentes. Al final el que se desengaña, se espanta, al sacarse de la mente una "tochada" repetida mil veces; copia fiel, y exacta del jefe de propaganda nazis; porque pendejo e inocente nadie quiere ser, aún, cuando forme parte del gran batallón de pobres de la tierra, que siguen siendo humillados, y ofendidos por el capitalismo salvaje imperante en la tierra, con el apoyo incondicional de los apátridas venezolanos, que no aprenden las lecciones de la cadena de elecciones de los últimos veinte años en nuestro país. El dictador venezolano, parece un fantasma, lo señalan, lo denuncian, lo atacan, al final el que manda es Nicolás, a quien el pueblo le pide encarecidamente, aunque sea una de un verdadero dictador, para ver si detenemos a los que están hambreando a los venezolanos.



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Narciso Torrealba


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