Feliz Año 2019 para todas y todos.

El título de estas líneas es correcto además de ser el apropiado en las actuales circunstancias cuando las presiones sobre el Presidente Nicolás Maduro Moros, el Gobierno Bolivariano y Chavista y, fundamental, sobre el proceso revolucionario en curso que, en su propia dinámica cotidiana, se confronta con el proceso de "cambios profundos" en la estructura del Estado venezolano en la consecución de poder alcanzar las bases fundamentales del Estado socialista en sus características venezolanas en el marco sustentado en los "hechos históricos", en su filosofía fundamental, en los contenidos programáticos en los cuales se sientan las bases idearias trazadas por don Simón Bolívar tanto en lo nacional-histórico como en lo global-continental americano.

En ese orden de ideas, es de fundamental teórica precisar algunos "pequeños detalles" que son bases fundamentales de la "oposición y los opositores" como en lo académico-didáctico dirigido hacia aquellos sectores sociales que se adscriben al proceso histórico y obligante de la natural y normal evolución de Venezuela como actor fundamental regional en sus objetivos correctos que se dirigen, como lo expresa Maduro Moros, a ser y mantenerse como país libre, democrático y en paz interna y regional en los paradigmas fundamentales de la necesaria comprensión significada del "socialismo a la venezolana".

El concepto "Revolución" es aceptado y adaptado por procesos sociales, históricamente, en expresión académica, como, al acercarnos a la Historia de la Humanidad, podemos concluir. Negarlo aún en un simple análisis lógico-formal, es no solo un error sino, también, un profundo desconocimiento de ese proceso histórico del "ser creado" como "ser social" en cualquier ambiente geográfico donde se encuentre conviviendo así como en cualquiera temporalidad histórica frente a la cual nos acerquemos en inquietud intelectual.

Es decir, a título de referencia, el "levantamiento de Espartaco" se desarrolló como un proceso revolucionario así como cualquier manifestación conocida que se desarrollara durante lo epocal-feudal. Ello nos permitiría, obligantemente, a definir las confrontaciones entre los cruzados y militantes islámicos como el proceso revolucionario que se manifestó durante aquel proceso revolucionario de confrontación de hispanos contra las tropas de Pepe Botella, aka: José Napoleón. Es decir, es una definición de "Revolución" amplia y discutible.

En ese orden, es perentorio marcar las diferencias conceptuales entre "Revolución" y "proceso revolucionario". Ello nos lleva, inevitablemente, a comprender los contenidos filosóficos que definen al "proceso revolucionario" al cual nos acerquemos para su estudio, conocimiento y comprensión en el lógico marco referente de nuestro propio ideario sobre el cual se sustenta nuestro diario quehacer; para exponerlo en clara frase: es la relación del desarrollo en hechos cotidianos con nuestros principios fundamentales de vida.

El concepto "Revolución", en Venezuela, se lo ha ligado tanto al proceso propuesto por el Partido Comunista Venezolano, PCV, como por la tendencia social-democrática liderada, en sus fundamentos históricos, por don Rómulo Betancourt. Pero la praxis de ese concepto, "Revolución", se ha manifestado en profunda diferencia y contradicción entre ambas tendencias conceptual-ideológicas, es decir, entre el PCV y Acción Democrática, con lo cual, en sus praxis se conocen los diferentes momentos históricos en los cuales ambos conceptos, "Revolución" y "proceso revolucionario", se han confrontado con lo cual estamos aceptando que Acción Democrática sí ha estado inmersa, en su proceso histórico-partidista, en un "proceso revolucionario" con lo cual ello nos lleva, obligantemente, a marcar las diferencias conceptuales que se han expresado entre el "proceso revolucionario" propuesto y desarrollado por Acción Democrática frente al "proceso revolucionario" que ha expuesto en su praxis el PCV junto con factores sociales y actores comprometidos en lo conceptual profundo con un ideario filosófico muy diferente al propuesto por el "proceso revolucionario" que desarrollara Acción Democrática durante su temporalidad en el ejercicio tanto de la Política como del Poder.

En nuestros pareceres, en lo referente a Acción Democrática, se percibe e incluso se podría aceptar que su "proceso revolucionario" es de una ruta lineal y de histórico accionar político con claros objetivos en lo conceptual referente al ejercicio de Poder. Para expresarlo en diáfana frase: "adeco es adeco hasta que se muere", incluso, en el marco de las divisiones conocidas en su propio proceso de evolución lógico-capitalista; mientras que el PCV ha padecido de adscripciones internacionales e, incluso, a-históricas aún cuando nos sentemos a justificarlas. Es ahí donde la figura de Hugo Rafael Chávez Frías marca la diferencia fundamental cuando sustenta no solo el rescate del concepto "Revolución" sino que propone un "proceso revolucionario" históricamente autóctono sustentado, como se conoce y se acepta, en las bases fundamentales del "Ideario de los pensares de Simón Bolívar". Es decir, el contenido de ese ideario referido contiene en su propia esencia un "proceso revolucionario" que Chávez Frías adoptó a realidades modernas y actuales. Es decir, cuando se conocen las denominadas opiniones "anti-pensares" de Simón Bolívar, en última instancia, ellas, las críticas y opiniones, están dirigidas a la búsqueda de evitar suspendiendo no solo el "proceso revolucionario" sin el propio contenido en su praxis del "pensamiento bolivariano".

En claridad, el contenido histórico del ideario del PCV se fue desarrollando en maneras comprometidas con un diálogo permanente con ese ideario bolivariano en diferentes temporalidades pero con una clara debilidad en lo conceptual referente al Poder con lo cual, en el marco de las experiencias históricas, era de total comprensión el desarrollo del pensamiento expresado y propuesto por Chávez Frías en Sabaneta en tiempos previos al "4 de febrero" (1992) no solo como pensamiento bolivariano sino sobre las contradicciones íntimas en el "proceso revolucionario" de Acción Democrática en su desarrollo y disfrute del Poder junto a las fuertes contradicciones internas en el "ideario social-cristiano" propuesto en sus dos etapas históricas y teo-filosóficas (Rafael Caldera y José "Pepe" Rodríguez Iturbe), fundamentalmente, durante la "fase crítica y conclusiva" de la denominada como la "Cuarta República".

Para exponerlo con algo más de claridad. En nuestra comprensión, la profunda crisis del "proceso revolucionario" de la Cuarta República tiene su intimidad en la crítica de la negación de la "Reforma del Estado Rentista" y la confrontación entre "lo nacional versus lo global" junto con sus tintes ideológico-religiosos, es decir, la confrontación en su praxis de los contenidos de la "Rerum Novarum" frente a la nueva concepción conservadora vaticana, fundamentalmente, durante el Papado de Juan Pablo II.

En esa misma línea de pensares, es de obligación tratar de comprender la fuerte confrontación de las derechas, nacionales e internacionales, con la persona de Nicolás Maduro Moros, sus políticas, y su "proceso revolucionario" como líder conductor de la "Revolución".

Sí nos acercamos a un simple análisis de comparación entre los gobiernos de Chávez Frías y Maduro Moros, entre otras variables, debemos aceptar que el "proceso revolucionario" actualmente en curso bajo la batuta dirigencial de Maduro Moros es profundamente diferente en contenido y praxis en el marco referente de los "cambios profundos" del Estado venezolano. Es decir, el drama objetivo y natural-histórico que significa el tránsito hacia el Estado socialista es, sin poderlo negar, una evolución perfectible y normal en ese proceso histórico-obligante sí es que se acepta la necesaria evolución de Venezuela como un todo histórico hacia los "nuevos tiempos" en consideración a la crisis objetiva y profunda de lo sistémico-capitalista no solo como paradigma conceptual-histórico en el marco de la evolución del "ser creado" como "ser social" sino en lo objetivo-histórico cuando el sistema capitalista como sistema social y económico se confronta con su propia crisis; es decir, lo histórico nos ha enseñado que cuando el sistema capitalista se encuentra en profunda e inevitable crisis en su propia esencia como sistema, recurre a la guerra según la propia evolución sistémica más cuando es global.

Es decir, en las actuales realidades objetivas de la división geopolítica mundial, según las tesis del "juego de ajedrez", al denominado como "imperio norteamericano" le corresponde controlar, dominar e imponer un nuevo concepto de "colonia" pero sustentado en los contenidos político-ideológicos en la "Doctrina Monroe" en el marco de su reingeniería interna-conceptual. En ese sentido, la declaración reciente del auto-denominado como "Grupo de Lima" es la expresión política con bajo nivel ideológico-capitalista como sistema socio-económico que expresa en todas sus líneas a ese nuevo concepto de "colonia monroista".

Más precisión se obtiene con la declaración de sumisión histórico-ideológica del actual Presidente de la República de Colombia sobre la tesis, en clara contradicción histórica, propuesta por Barack Husseim Obama en Trinidad sobre la "nueva visión" de la Historia de América como un todo geográfico. Es decir, "dejar atrás lo histórico" volcándose en una "nueva interpretación" de "lo histórico-real" en su propia intimidad histórica; es decir, sencillamente, "negar la Historia".

Es de evidente análisis objetivo que el cerco que se está terminando de tejer sobre Venezuela tiene que tener un objetivo desenlace más con la conciencia histórica criolla que se imprimirá en el consciente colectivo venezolano, en su actual etapa, para convertirse en inconsciente colectivo a desarrollarse en un futuro no muy lejano. Quizás aquella frase de Simón Bolívar sobre "…hasta el último venezolano…" se podría ver actualizada.