Después de muerto el Libertador, horrorizado por el vuelco que dieron sus compañeros y la brutal campaña de descrédito contra Bolívar, Simón Rodríguez escribió un libro (escribir era su arma) defendiéndolo: "EL LIBERTADOR DEL MEDIODÍA DE AMÉRICA Y SUS COMPAÑEROS DE ARMAS DEFENDIDOS POR UN AMIGO DE LA CAUSA SOCIAL".
Eran otros tiempos, eran otros hombres; el libro es un canto a la fraternidad. El Padre de la Patria moría de tristeza, sus pueblos lo abandonaban, los líderes lo calumniaban, y pocos hacían algo para reivindicar su recuerdo; vivía, pero ya estaba muerto. Simón Rodríguez, el maestro, consuela al Libertador y a sus fieles escribiendo:
"Pero, no os entristezcáis; a los grandes servicios corresponde la ingratitud:—todo hombre de poco juicio, que va hacer mucho en su obsequio, recibe el obsequio con desdén, porque cree merecer más—los hombres limitados hacen número en todas partes. Despreciad su ingratitud, y consolaos con el dulce recuerdo de haber desempeñado, con constancia y con honor, la dura obligación que os impusisteis por amor a vuestra patria"
Traemos estas reflexiones a propósito de la intervención del copresidente Maduro en la constituyente, en la que nuevamente ataca al Ministro Rafael Ramírez, en medio de un intento de justificación de la venta de PDVSA y de la caída brutal de la producción de petróleo.
En vano intento, trata de justificar la venta mal maquillada de las industrias básicas, del petróleo (después vendrá Cantv, la electricidad), en lo que llamó el sacudón, que no es otra cosa que la declaración del entierro del Socialismo y la pérdida definitiva de cualquier reliquia de decoro, de lealtad. Con bravuconadas, trata de contrabandear un hecho infame. Dice voz en cuello que las compañías que vendrán por el petróleo son gringas, lo reconoce. Ahora bien, además del hecho económico que significa entregar la soberanía petrolera, si aceptamos que al Comandante Chávez lo asesinaron, entonces, debemos concluir que esas compañías gringas mínimo son autores intelectuales de ese crimen, motivos tenían de sobra, fuerza y maña, antecedentes tienen también. O es que a Chávez lo asesinaron extraterrestes.
Donde el copresidente desborda cualquier mesura es al reconocer el estrepitoso fracaso de su política petrolera, y tener el descaro de culpar al Ministro Ramírez de todos los males habidos y por haber. Lo acusa de ladrón sin la mínima prueba, sin ni siquiera una causa en un tribunal, nada; a no ser las destemplanzas del fiscal. Por acusaciones parecidas, sin base, Diosdado demandó al Nacional. Ahora bien, el mismo copresidente reconoce que en la administración de Ramírez la petrolera producía tres millones de barriles por día, mientras que al salir Ramírez la petrolera cae a menos un millón de producción y los ingresos se vinieron al suelo. ¿Cómo se explica que la administración de los "corruptos" de "los ladrones" era muchísimo más eficiente que la administración de los maduristas? ¿Cómo se explica ese bajón en la producción y de ingresos a la nación? La única explicación que cabe es la torpeza del gobierno, del fiscal.
Maduro acusa, desde su posición de fuerza y en una actitud cobarde, al Ministro Ramírez de no querer venir a ponerse a la orden de la justicia. De esa manera, justifica la cobardía de atacar a quien no puede defenderse. Todos sabemos que si el Ministro regresa no tendrá juicio, será condenado a la tumba junto a Baduel, Rodríguez Torres, y cientos de gerentes de PDVSA sin juicio y sin sol. Todos sabemos que Ramírez es candidato, en manos de los cuerpos de seguridad de Maduro y de Tarek, a un conveniente suicidio, o a que un misil explosione la casa donde se encuentre. Pero puede ser que el copresidente lo llame y garantice su seguridad, en ese caso irá a la prisión que guarda los gerentes de Citgo.
Nos encontramos frente a más que una injusticia, a una infamia en contra de un venezolano que pasó doce años al lado del Comandante, hasta su último minuto, en las buenas y en las malas. Pero debemos preguntarnos por qué se ataca con ese odio a Ramírez. La respuesta es directa:
Se ataca a Ramírez por ser un compañero de Chávez, un soldado del Comandante, lo fue antes y lo es ahora, guardián de su legado, acusador de las traiciones, defensor de las riquezas de la Patria. Cuando los desleales ven a Ramírez lo que ven es a Chávez con el dedo acusando a los traidores. Cuando el copresidente ve a Ramírez ve los ojos de Chávez recordándole su traición, condenando su deslealtad. Cuando los otrora compañeros del Comandante y de Ramírez ven al Ministro, cuando lo recuerdan, se ven ante su propia imagen de Iscariote. Y lo que más preocupa a los gobernantes, es que cuando el pueblo humilde, los obreros petroleros ven a Ramírez recuerdan a Chávez.
La persecución a Ramírez es parte fundamental de la persecución a Chávez, saben que mientras exista Ramírez la esperanza en el regreso del chavismo estará vigente. Llegará, estamos seguros, el día en que la masa actuante, la misma que derrotó el golpe de abril y el sabotaje petrolero, creará las condiciones para que los presos retornen a la luz y los exiliados al cielo Patrio.