La estafa de la representación

¿Quien es el presidente y quien representa a alguien? Venezuela es quizás el país donde mejor se despeja la caída completa de todo los que ha sido un mundo que los intelectuales llaman moderno donde se ha venido abajo todo el mito de la representación. Son años entre tropas políticas luchando entre ellas hasta llegar a el punto donde no existe representación alguna de los poderes sea Asamblea nacional y Gobierno Nacional; en otras palabras el Estado está quebrado por completo y entre tanto las mafias y grandes y pequeñas cofradías que controlan la distribución fundamentalmente de alimentos se llenan los bolsillos dejando un pueblo hambriento, y escaso de todo. Los grandes capitales hacen lo que les da la gana mientras los "representativos", sus amigos repletos de dinero o directivos de gobierno tratan de amarrarse a ellos para ganar su próximo lugar de representación. Los militares deciden es verdad, hacen lo que les da la gana en los espacios de frontera, pero no del todo, al fin y al cabo no son mas que tropas que dependen de las decisiones de un poder de Estado completamente fuera de ley. Cosa que no sería importante si realmente estaríamos hablando de una revolución en curso donde la ley es el último legado de una voluntad colectiva que se ha apropiado de su misma vida colectiva; premisa de toda revuelta revolucionaria. Pero no es así, la revolución bolivariana se convirtió en un circo de intereses plegados a una representatividad que en la medida en que pasan los tiempos hacen que un país se disuelva a sí mismo.

Pero no seamos como el llorón que denuncia y grita sin saber con quien y para qué. Venezuela es sencillamente eso: un espacio nacional que en algún momento, reflejo de rentas petroleras gigantestas quiso convertir ese poder en un Estado-directivo dentro del espacio nuestramericano en función de ganar una independencia absolutamente fantasiosa en la medida en que esas mismas riquezas al fin y al cabo eran y son productos, dado el orden mundial, de las necesidades imperiales. Si algún día quisimos plantearle a Chávez una verdadera soberanía tecnológica y alimentaria con unos cuantos años de trabajo e investigación, eso se desmoronó entre amigos militares y civiles que prefirieron utilizar los bolsones de dólares para ir conformando tribus de corrupción que se consolidaron mientras restos de dineros servían a clases medias y populares a hacer respirar sus sueños, hasta el fin de las reservas y el comienzo de una barbarie devaluativa y llegar a este colapso sin sentido.

Muerto Chávez el circo desborda. La lógica se hace infinita en cada partícula del territorio, hasta llegar a un punto realmente cómico, o trágico como se quiera, pero en todo caso, sustentada por un poder que no posee representatividad alguna. Estamos hablando de liderazgos que de parte –posición y gobierno- y parte no dicen ni presentan a nadie. El movimiento popular se deshace entre tanta fantasía y llegamos al circo sin estrellas.

El chavismo es fundamentalmente un movimiento caudillista que recoge las grandes pérdidas revolucionarias del siglo XIX y trata de actualizarlas partiendo de la rebelión del 27 de febrero, y un mundo donde la falacias representativas del mundo occidental absorbió nuestro continente. Todos los mitos nacionalistas y justicieros reaparecieron pero sobre una población que no conocía sus vertintes de derechos. En fin es un caudillismo revivido que solo podía sobrevivir sobre su propio personaje. Una vez desaparecido el hombre y dejado la raigambre de oportunistas e inmensamente corruptos que se unieron a él, el discurso de poder se hace basura y entre tanto buscan como lo han logrado establecer cuerpos de representatividad como la ANC que son restos de una revolución colapsada.

En estos días dada una situación económica que solo tiene que ver con los millardos de riquezas que se han unido a ellos y dejaron un país completamente quebrado que se va deshilachando internamente en toda su estructura institucional y de servicios, tratan de renacer los resquicios de una oposición que solo sirvió para hacerle el juego a este movimiento entre caudillismo, corrupción y representación tratando de hacer de sí el regalo histórico de la democracia burguesa. Nacen entonces no dos bandas de poder sino dos poderes que tratan de constituirse. Juego cómico-trágico de circo político muy próximos a lo que puede terminar en una horrenda guerra civil o simplemente en una diatriba política dentro del circo del los varones imbéciles que puede tardar años, mientras se restablece un poder emancipatorio, todo mientras el movimiento popular se deslastre de la ya larga historia que lo ha llevado al no saber que hacer ya a estas alturas sin saber que es lo que es, embaucado en el mito del chavismo .

Por ello mismo el significante revolucionario es mas bien repudiado en la calle. Estemos claros, pasados a la pelea representativa y muerta la magia caudillista –salvo el chavismo o mas bien madurismo restante- , es el orden mundial quien esta decidiendo cual es el juego final. No hay ni vanguardia que ponga ni liderazgo que ponga su fuerza, la revolución bolivariana, el proceso popular constituyente que la fundó muere en la misma representatividad de los poderes que dicen ser sus sustitutos, entre ellos lo mas absurdo, ilegal e inútil que es la ANC. ¿Quién se queda con el poder? . Cada quien negocia. Mientras tanto somos la sociedad mas pobre del continente, recogida sobre misma violencia. Solo ofrecemos una hipótesis. Los gringos se retiran de Siria dejando el campo abierto al fascista de Erdogan para invadir el norte de Siria y acabar con la revolución de Rojava. Suramérica se llena de gobiernos de derecha. La satrapía que seguirá estando en el poder tendrá que decidir si abandonarlo, negociar o disponerse a la guerra. Toda representación después de la ahogada revolución bolivariana esta muerta. Es el tiempo de una revolución hermosa y muy dura.



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Roland Denis

Luchador popular revolucionario de larga trayectoria en la izquierda venezolana. Graduado en Filosofía en la UCV. Fue viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003. En lo 80s militó en el movimiento La Desobediencia y luego en el Proyecto Nuestramerica / Movimiento 13 de Abril. Es autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

 jansamcar@gmail.com

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