Mi palabra

Otro intento de golpe que se apaga

"Da igual. Prueba otra vez.

Fracasa otra vez. Fracasa mejor."

Samuel Beckett

Todas las acciones de la oposición, desde el mismo momento de la llegada del Comandante Chávez, han buscado un baño de sangre entre los venezolanos. Han experimentado de distintas maneras, pasando por las urnas electorales, y siempre han salido con las tablas en la cabeza. Al asomarse por nuevos atajos, siempre consiguen a un pueblo firme y decidido a no perder su libertad, la mayor herencia dejada por el Libertador Simón Bolívar.

En todos los ensayos han utilizado piezas tan devaluadas que parecen sacadas de "chiveras", y en cada presentación siempre ha estado detrás de bastidores la mano del "titiritero" mayor–con el perdón de los que ejercen esa digna profesional–el presidente de turno de los Estados Unidos: Donald Trump. Lo cómico e irresponsable en estos movimientos de la oposición, es que cada día utilizan guarimberos con antecedentes muy comprometedores, en escenas obscenas exhibiendo el trasero, y ahora al ser escogido entre los pocos dispuestos para echarse ese calamar encima para tratar de usurparle el cargo al Presidencia de la República, apareció Juan GUAIDÓ, con un "currículo" poco llamativo, pero en medio de las perversidades, y ociosidades de la derecha es más que suficiente para presentárselo al público.

Este nuevo títere de la derecha, es tan FANTASMAGÓRICO, que en medio del berenjenal donde se encuentra metido, no le queda otra opción: seguir descubriendo su propia realidad, porque no es cosas de juegos, la situación creada al asumir sin ningún fundamento, totalmente alejado del marco de la ley, y la constitución de la República, nada más, y nada menos ¡PRESIDENTE DE VENEZUELA!

Todo lo tenían fríamente calculado tanto el gobierno estadounidense, al lado de lo más arrastrado de la oposición venezolana; solamente le faltaba un iluso al estilo de Juan Guaidó, con ambiciones fuera de lo normal, capaz de dejarse llevar sin importarle a dónde, sabiendo que la osadía siempre tiene su recompensa, aun, cuando en este caso sea muy efímera, porque estamos viendo un nuevo fracaso de la oposición, al lado de su tutor el imperialismo estadounidense, pero todos sabemos lo peligroso que se torna esta fiera herida, más cuando se encuentra sumergida en un mar de contradicciones, del cual no sabemos: cuándo, y cómo van a salir.

La grosera injerencia de Mike Pence, y Mike Pompeo, en los asuntos internos de Venezuela, siguiendo la directriz de Donald Trump, tiene dos lecturas. En primer lugar, sus marionetas no despiertan la motivación necesaria para llevar acabo su malévolos propósitos, después de los estrepitosos fracasos en hechos muy recientes; por eso toman la batuta para la convocatoria de una marcha, el cual significaba el punto de partida de un golpe de estado anunciado; por la otra parte al observar detenidamente la situación del Presidente Trump, con el polémico Muro por construir en la frontera con México, encontramos una tormenta en el congreso estadounidense el cual ha paralizado una parte del gobierno, y para agitar más la tempestad, hace cuestiones de horas, apareció un artículo en un importante diario de New York, contra el mismo mandatario, y los primeros que niegan su autoría son los MIKE –Pence, y Pompeo– y no son cualquier cosa: uno Vicepresidente, y el otro secretario de estado de los Estados Unidos.

Todas estas contradicciones en la cúpula del gobierno gringo, nos dice, que estamos en presencia de una situación muy delicada en la casa del imperialismo, y estos señores, quienes han asumido el papel de convocantes de la oposición con su Guaidó, para tratar de usurpar la legitimidad de la Presidencia de Nicolás Maduro Moros, se han montado en una cuerda floja, y para no caer van a seguir con el motivo, o pretexto atacando al gobierno venezolano para congraciarse con su jefe, quien se encuentra acosado por propios, y extraños.

El teatro montado con Guaidó, no sabemos hasta cuándo va estar abierto; entretiene, pero no convence, porque nadie en su sano juicio puede caer en el engaño de creer en el autojuramento de Juan, en una calle de la capital–nueva modalidad de las guarimbas–como si estuviera en una tarima en una prédica religiosa. Al final el devaluado actor principal de la obra, no significa nada en medio de la jauría desatada, después del golpe fallido, el cual se apaga, como un cigarrillo en mano de un preso, para beneplácito de los que amán la libertad, y la patria. No les queda otra alternativa a la oposición, y su jefe: prepararse para el siguiente ensayo; pero sepan, entiendan, y recuerden: el pueblo aprende antes cada fracaso de los vende patria, y por eso no lo agarran desprevenido, porque el sonido de la diana está grabado en la consciencia de los hijos de Bolívar, Chávez, y Guaicaipuro, para rechazar con la verdad cualquier intento de golpe.


 



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Narciso Torrealba


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