"Los pueblos y naciones oprimidos no deben,
en modo alguno, confiar su liberación a la «sensatez»
del imperialismo y sus lacayos.
Sólo podrán lograr la victoria fortaleciendo su unidad
y perseverando en la lucha."
Declaración contra la agresión al Sur de Vietnam
(29 de agosto de 1963)
Ayer sábado en la tarde, un señor a quien he visto muchas veces en las calles de Acarigua, pero nunca habíamos cruzado palabra alguna, se me acercó con una pregunta del momento: ¿Cómo anda la mediática? Mi respuesta algo sorprendido porque no esperaba tanta claridad política de este humilde parroquiano, fue asegurarme de la consulta que me hizo: ¿Qué, la guerra? Con dos movimientos de la cabeza–subió y bajó– me confirmó su inquietud, para luego darme su opinión sobre este ataque frontal del imperialismo, y sus lacayos contra pueblo.
En otro sitio encontré a tres personas en una amena conversación sobre la misma preocupación: la guerra de la información, pero con un ingrediente más: el recule en cualquier conflicto. En toda confrontación siempre está presente recular. Cada quien le da la connotación que se le ocurre para calificar la retirada de su contrario, cuando está seguro de vencer. En política no es fácil adelantar un resultado, aun, cuando el adversario se encuentre ahogándose en un mar de contradicciones. Lo que si queda muy claro, y nos puede dar una idea del mal momento del adversario, es cuando empieza a utilizar el chantaje, a través de la intimidación, y las amenazas, recordándonos de lo que son capaces, al tener un historial sanguinario, el cual los retrata de pie a cabeza, cuando han utilizado la fuerza para someter a los pueblos, como es el caso de los gobiernos de los Estados Unidos, en nuestra América.
El jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Craig Faller, quien sin esconder nada de lo que son capaces, vomitó toda la descomposición del imperialismo guardada en el vientre para tratar de intimidar, con la bajeza de cualquier guapetón de barrio, cuando todo el mundo sabe de lo que son capaces al emplear los métodos más sanguinarios para sacar cualquier gobernante, cuando se desvían de la línea trazada desde la CASA BLANCA. Puso de ejemplo la intervención militar en Panamá, donde dejaron las calles manchadas de sangre, sin que todavía se sepa el número exacto de muertos; también se refirió a la intervención en Haití, para llevarse al Presidente Jean-Bertrand Aristide, y prácticamente pisotearon al pueblo con sus botas pintadas de odio y cobardía. Todo esto nos da una idea, de la actitud criminal de estos voceros, cuando abren la boca para apoyar a la oposición venezolana en sus intentos por derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.
Este militar de la armada gringo se quedó corto, en su intervención al solamente nombrar dos casos de la larga lista de atrocidades e intervenciones militares en nuestra América. En Chile, dirigieron el derrocamiento y asesinato de Salvador Allende, y la misma operación ejecutaron en Granada, al masacrar a ese pueblo, y posteriormente acabar con la vida de un líder en medio de la lucha antiimperialista: Maurice Bishop.
El repertorio de intervenciones para imponer dictaduras en América, es alarmante, y cesaron por la perseverante lucha de los pueblos por detener al engreído invasor; pero el imperialismo cada día se renueva en sus intentos por imponer su hegemonía. Ahora utilizan otra modalidad: las injerencias descaradas, como la que están poniendo en práctica contra Venezuela, con argumentos que se caen, como las hojas de los árboles en pleno verano. Ahora utilizan una metódica muy bien planificación para taladrar la consciencia de los pueblos: la guerra mediática; copiada del padre de la propaganda nazi Joseph Goebbels, lógicamente más tecnificada por los grandes avances tecnológicos del momento, manejada por Estados Unidos a sus anchas, como sucedió con la invasión a Irak, con el argumento de las armas químicas, y después se comprobó tamaña mentira, pero el mal ya estaba hecho, con el resultado que todo el mundo conoce.
La amenaza de este importante militar estadounidense, forma parte de la guerra de nueva generación, que muy pocos se la tragan, pero nadie puede obviar, y menos de olvidar, porque apenas habló cayó en una gran contradicción: ¿A dónde han llegado los gringos a resolver problemas, que no sea por la fuerza? Esto nos demuestra otra gran verdad, que por más empeño de los vende patria, no pueden negar: el imperialismo los está utilizando, como unos verdaderos corderitos, y de presentarse una intervención nadie sabe el final.