"El dinero y no la moral es el
principio de las naciones fuertes."
Thomas Jefferson
Tercer presidente de los Estados Unidos
desde el 4 de marzo de 1801
al 3 de marzo de 1809.
En una reunión informal, que por momentos parecía una verdadera gallera en plena riña de gallos lanzados al combate; se encontraba un joven, quien parece asistir a cursos para aprender a presumir; para él, solamente "existe" Estados Unidos, y carga en la boca el dólar, como un argumento para hablar y apabullar a los demás. De pronto se le salió un expresión de manera ingenua con una palabrita soez con la voz fuerte para llamar la atención: ¡Este dólar es un … sube y baja, y no deja hacer nada!
Ahí está el verdadero ejército que nos ataca en estos momentos; una invasión que parece indetenible. Después del silencio de todos los presentes, como buscándole la explicación a la expresión del joven–un momento de reflexión– se oyó la voz de otra persona de aparente más edad, y con muestra de conocerlo y tenerle mucha confianza; se le fue acercando sin dejar de hablar sobre el tema del momento, para luego colocarle el brazo en los hombros en muestras de camaradería para empezar con un verdadero sermón: "Mira mi amigo ¡piaste pajarito! eso que acabas de decir pensando en tus reales, me permite explicarte algo muy sencillo: con el dólar están matando nuestra economía sin echar un disparo, mientras tanto los gringos siguen con sus amenazas para ver si Maduro se raja"
Toda esta pequeña discusión, que sin pensarlo dio un viraje inesperado, hasta convertirse en una clase de economía callejera, permite entender parte de lo que está pasando en nuestro país. A medida que hablaban y se refutaban algunas opiniones, apareció un señor, quien se había mantenido callado escuchando toda la conversación para lanzar otro ingrediente para aclarar el panorama, provocando algunos risas, como premiando su oportuna intervención: "Casi todos los negocios están cerrados, y así no puedo recoger cartón, que es lo que me da la comida".
Esto es fácil de entender, porque estamos frente a un verdadero terremoto: el baja y sube del dólar, y el que tiene un negoció dependiente de este moneda, lo cierra, y vende a puerta cerrada, manejándose con personas, como el joven que despertó de su sueño, al sentir los arañazos del dólar, el cual desangra a la población; mientras Juan Guaidó sigue haciendo su papel de títere, porque la cara lo delata, y los gringos se aprovechan para usarlo, y después una patada por el trasero.
