Y EN CUANTO AL USO DE LA FUERZA, LA HISTORIA HA DEMOSTRADO QUE EL MÁS FUERTE NUNCA LO ES BASTANTE PARA DOMINAR SIEMPRE.
En estas horas que vivimos los toques del tambor de la guerra contra Venezuela, -la madre de la independencia de América del Sur-, precedidos de la jauría propagandística con sus millonarios ladridos de mentiras propalados por todos los medios, los intentos hasta ahora fallidos de usar las organizaciones internacionales para convalidar una posible y descarada invasión, las declaraciones y medidas estatales oficiales contentivas de amenazas, intromisión en los asuntos internos, robo piratesco de los recursos materiales y financieros, bloqueos parciales o totales para provocar tragedias humanas y sociales llevados por la insania y la perversidad, irrespeto a principios sagrados como la autodeterminación de los pueblos, la soberanía, el derecho de las naciones y los pueblos a elegir libremente el sistema político propio, el derecho a la vida pacífica –esa paz tan violada por los agresores de todo tipo y tiempos-, la condena al uso de la fuerza, la necesidad de dirimir las controversias entre las naciones por la vía pacífica, etc.
Todo lo señalado son parte integrante del cuerpo de la Carta de las Naciones Unidas, así como de otros muchos instrumentos jurídicos y políticos de esa organización Y, lo más importante justo ahora, su desconocimiento por parte de los Estados Unidos y sus compinches involucrados en su arremetida contra Venezuela son violaciones fragrantes de la Carta de la Naciones Unidas y por lo tanto condenables en cualquier foro, por cualquier nación (gobernante y pueblo), en cualquier circunstancia, sin que importe el credo político y organización social de los gobiernos que integran esta organización destinada a regir un mundo civilizado que no diriman sus diferencias a través de la hecatombe de unos y de otros y, por supuesto, evitar el holocausto de unos pueblos (los más débiles) o de la humanidad entera. Recordar aquellas palabras de Fidel en la ONU hace ya años: "y en ese holocausto general, morirán también los ricos (agrego: personas o países), que son los que más tienen que perder".
En cuanto al uso de la fuerza, la historia ha demostrado que el más fuerte nunca lo es bastante para dominar siempre. En lo que respecta a la mentira, desgraciadamente esta se renueva y reinventa, pero también se esfuma un día tras otro ante la mirada vigilante de los hombres.
Por tanto, es justo que este llamado vaya precedido y presidido por unas grandes verdades rebeldes de tiempos idos y actuales en las tierras y los pueblos sojuzgados por los imperios, tiranos, dictadores, explotadores, monarcas, oligarcas, vendepatrias, etc., Todos los opresores mencionados han usado como instrumentos eficaces el poder de su fuerza descomunal y un cúmulo inmenso de mentiras y engaños.
Algunas ideas de Fidel son esenciales para analizar el asedio y el crimen cuyo propósito es crear una crisis, una guerra civil, una invasión, y el dominio bárbaro de los extranjeros sobre el pueblo de Venezuela.
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Nos casaron con la mentira y nos han obligado a vivir con ella en vergonzoso contubernio; nos acostumbraron a la mentira, y nos asustamos de la verdad. Nos parece como que el mundo se hunde cuando una verdad se dice, ¡como si no valiera más la pena de que el mundo se hundiera, antes de que vivir en la mentira!
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Los que enseñan la verdad preparan a los pueblos para comprenderla; los que enseñan la mentira condicionan a los pueblos para engañarlos.
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Por eso el peor enemigo de la Revolución sería la cobardía, el peor enemigo de la Revolución sería la debilidad. Pero a un pueblo valiente, a un pueblo firme, a un pueblo que tiene dignidad, a un pueblo que tiene vergüenza, hay que respetarlo. No solo porque tiene derecho a su libertad y tiene derecho a su soberanía, ¡sino porque sabe defenderla! ¡Tiene el derecho porque tiene el valor y tiene la dignidad y tiene la vergüenza y tiene la fuerza necesaria para defenderla!
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Esta es una jornada larga y una lucha larga… Porque es una lucha contra los traidores de adentro, una lucha contra los ineptos, los incompetentes, los seudorrevolucionarios y los traidores de fuera y los enemigos de fuera. Es una lucha dura, que requiere por parte de todos nosotros la conciencia de lo que es una revolución y de lo que es una verdadera revolución. Y que una verdadera revolución no es un paseo, y que una verdadera revolución no es un juego, y que una verdadera revolución no es un cambio de hombres: que es una lucha dura, una lucha amarga, una lucha en que tenemos que ir sin descuidarnos nunca, sin bajar nunca la guardia, luchando constantemente contra todos los obstáculos, porque es una tarea casi sobrehumana, la tarea de una revolución.
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Es decir, no se entenderá el fenómeno de la Revolución… si no se entiende que la Revolución se mantiene por el apoyo del pueblo y no por la fuerza. Cuando el pueblo mismo es la Revolución, cuando el pueblo es quien defiende decididamente la Revolución, tengan la completa seguridad de que no hace falta ninguna violencia, ninguna injusticia para defenderla.
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Y cuando surge una revolución (este es el caso de la Revolución Bolivariana) que les pone fin a todos esos problemas, Estados Unidos se empeña en destruir la revolución… Ese es el origen realmente de algunos problemas, y lo que da lugar desde los primeros momentos a todo tipo de medidas, desde las campañas más injuriosas y más calumniosas … hasta planes de subversión… bloqueo económico, política de aislamiento, planes de agresión, planes de asesinatos de los dirigentes de la revolución, es una lista interminable de acciones de Estados Unidos ..
En fin, estimados lectores, hay verdades evidentes ayer y hoy que merecen meditarse para, después, enviar a otros para tratar de evitar que las vendas impidan ver "el garrote" frente a los ojos y la conciencia de la gente y los pueblos.