"Una vez es coincidencia,
dos es casualidad
y tres es la acción del enemigo".
Ian Fleming
Pasé mí infancia, y adolescencia en el Tigre, apenas a tres cuadras del liceo "Briceño Mendez", para después irme a vivir en un barrio de Valle de la Pascua, donde conocí a un señor, quien tenía por nombre Amparito; era muy ocurrente, y muchas veces las gracias las adornaba con algunas palabras, que para aquel entonces sonaban muy fuertes o groserías, aunque los únicos vocablos reconocidos, como "groserías", "malas palabras" o "palabras obscenas" se reducen a dos: Coño y carajo (referencia de Alexis Márquez Rodríguez, en su libro con la lengua). El amigo Amparito era un caso, y en su humilde bodega, escaseaban muchos productos, y cuando le llegaban preguntándole: ¿Amparito, tiene azúcar? La respuesta era muy folklórica, sin ninguna relación con lo que le pedían: ¡No hay, pero tengo jabón en polvo!
Al leer el artículo de Amaranta Rojas (Cómo el gobierno se dejó agarrar el trasero y Mario Silva haciendo el ridículo) me vino a la memoria el personaje de Amparito, quien se dio a conocer en las barriadas adyacentes: primero por el vocabulario empleado, y segundo por las salidas, aunque no guardaban ninguna relación con los pedimentos de los clientes. Amaranta, anda en esa onda, y mire que llama la atención, más en estos momentos, cuando toca el tema de Guaidó, con términos para tratar de satirizar al gobierno del Presidente Nicolás Maduro, y cualquiera palabra cargada de tono los opositores se la degustan, con tanta ansiedad, que quedan insatisfechos, pidiendo más.
Hablar o escribir de manera figurado, tiene sus ventajas, y desventajas en medio de la comunicación de un pueblo, porque una declaración es algo muy dinámico, y lo dicho queda, más, cuando se busca hacer daño, sin hacer un análisis serio de las peligrosas amenazas, que en el fondo representa el imperialismo, al utilizar al títere de Juan Gauidó, para disparar por mampuesto. Eso de poner, como ejemplo el comportamiento de los estudiantes de un liceo, para hacer una comparación con la salida, y llegada del provocador, es algo sumamente ridículo, y deja en evidencia el poco respeto de esta escribiente – Amaranta–quien trata de ser jocosa, para terminar en una charca llena de palabras soeces para llamar la atención.
Tan ridícula es la comparación, que un amigo me llamó para hacerme un comentario sobre la redacción del artículo; llegando a la conclusión: "Es el mismo vocabulario utilizado por los opositores en las redes sociales, y muchas veces, vemos mentándole la madre al Presidente, para luego difundirlo, como si se tratara de algo humorístico, y después hablan que no hay libertad"
Este artículo nos demuestra la poca capacidad de esta señora, para analizar y entender la grave situación del país, antes las amenazas del imperialismo, y sus secuaces. Desde el 23 de enero –fecha del comienzo de la función Guaidó– el payaso ha estado protegido por el gobierno estadounidense, como niño de rico recién nacido, con su niñera al lado, y el cochecito lo ha prestado el gobierno colombiano –un avión de la armada– ¿Quién es el inteligente: Gauidó, o el gobierno? Son tantos las falsedades de Donald Trump, y sus secuaces para armar un expediente y después presentarlo, como un prueba para una invasión–como hicieron con Irak– que hace cuestión de horas, apareció la siguiente noticia (Colombia extraditará a EEUU a venezolano acusado de narcotráfico). Al leer la información detalladamente nos encontramos lo siguiente: "Santisteban Gómez es señalado por las autoridades como una de las fichas clave del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y por eso su testimonio resulta importante para el Departamento Antidrogas de EEUU (DEA, por su sigla en inglés), que buscaría revelar los nexos del Gobierno del país caribeño con el narcotráfico, según el diario local El Tiempo. Sin embargo, en la resolución ejecutiva firmada por Duque no se mencionan esos presuntos nexos."
¿Tiene alguna razón Amaranta Rojas, cuando nos presenta su arroz con mango? Leer el escrito, sirve para entender, como se ataca al gobierno, buscando cualquier argumento. En estos momentos no estamos jugando, como los estudiantes del liceo "Briceño Méndez", donde conocí a grandes atletas de la época de oro del atletismo venezolano. Es un momento muy peligroso, y cualquier imprudencia puede significar una invasión con resultados catastróficos. Las estrategias cambian de la noche a la mañana. La tarea inmediata es luchar por la paz; todo lo contrario es hacerle el juego al imperialismo, quien se mantiene al asecho para actuar.