La técnica del ablandamiento

En lo particular no como carne roja porque tengo la certeza de lo dañino de su consumo, pero los que la cocinan saben que existen diferentes cortes de la misma, uno menos duro como el lomito y otro muy duro como la falda. Para estos cortes se conocen unos aditivos especiales para suavizarlos y hacer más fácil su digestión, se trata de los ablandadores de carne. Estos agregados están preparados con unas enzimas llamadas papaínas y brumelina, que a pesar de que se obtienen de la lechosa y de la piña, de igual modo son productos químicos. Sin embargo, la carne blanda no deja de ser menos dañinas y si a los cortes duros le agregamos el componente sintético, más nocivo resulta su consumo.

La técnica del ablandamiento no solo se usa en el caso de los alimentos, esta misma se utiliza, mediante otros mecanismos, para "ablandar" la mente de los seres humanos. Por ejemplo, para posicionar la marca de un producto en el mercado o simplemente, para buscar las maneras de internalizar opiniones sobre un hecho social, así sean mentiras.

En el primer caso basta una campaña comercial utilizando los medios de comunicación de masa para convencer a los consumidores sobre las bondades de una marca. Por ejemplo, que tal bebida sirve para eliminar los radicales libres, a pesar que la mayoría de la personas no tiene idea que cosa son. O también, que el whisky es bueno para la controlar la tensión, lo cual podría servir para esto, pero también podría convertir al paciente en un alcohólico. Por lo general, la técnica del ablandamiento le sirve al comerciante, a los publicistas, a los medios de comunicación, pero no al consumidor.

La técnica del ablandamiento no es nada nuevo, ya desde la época medieval era utilizada por los frailes y los curas católicos para convencer a los paganos para incorporarlos a la nueva fe. Para esto utilizaban las pinturas piadosas para persuadir a los feligreses de la misericordia y de la piedad de los mártires y otra, para meter en cintura a los impenitentes mediante las pinturas donde se muestran el sufrimiento sempiterno del alma, una vez que abandone el mundo terrenal. Como la mayoría de las personas eran analfabetas, les leían algunos tétricos párrafos de La Biblia que servían para ablandar el carácter de muchos de los escuchas de la liturgia religiosa. Así mismo, la técnica del ablandamiento se usó para sojuzgar a los pueblos que se mantenían al servicio del gran feudal en sociedad con la jerarquía eclesiástica.

Con la llegada del Renacimiento (siglo XIV al XVI) la situación para los oprimidos no cambió un ápice, lo único que se modificó fue la clase dominante, de los señores feudales a los burgueses. El surgimiento de la oligarquía, aureolada por el arte y la cultura que monopolizaron los poderosos. En este período los pobres se ven oprimidos por los tributos, la burguesía en ascenso pone el pie sobre la cabeza de las "clases inferiores". Aquellos que se escondía bajo un falso humanismo se erguían frente al feudalismo para adueñarse del mundo, proclamando el imperio del Hombre. Dejaron de lado el "derecho divino" de los reyes del medioevo para imponer "los derechos del hombre", que en realidad era el de los burgueses y no el de los oprimidos. La nueva clase poderosa se fueron enriqueciendo porque los pueblos se morían trabajando para sus señores que despoblaban continentes enteros, tal como ocurrió con la conquista y colonización de América.

Del mismo modo que la época medieval, el Renacimiento tuvo sus especialistas en el ablandamiento, encubiertos detrás el del arte y la cultura. Aparecen los mercenarios de la pluma, como poetas y escritores; los legionarios del pincel, del escoplo y del buril, es decir de la pintura y la escultura; así como también los asalariados del pentagrama. Hombres retribuidos que trabajaban para los banqueros, comerciantes y autoridades eclesiásticas que se mantenían en el poder. Genios como Da Vinci, Miguel Ángel, Donatello, Caravaggio, Dante, Cervantes, Shakespeare Petrarca…que trabajaron para banqueros y comerciantes como los Medici, los Escorza, los Farnecio, los Albizzi, los Strozzi, los Pazzi, los Borgia…Aquellos genios del arte tenían que escribir odas, églogas, libros, pinturas, esculturas, panteones, réquiem y misas alabando a sus señores porque era quienes poseían el dinero. Además, sus obras estaban destinadas, en su mayoría para decorar las viviendas de la burguesía. Por tal razón no es de extrañar el éxito de este tipo de pinturas y esculturas.

Con la llegada de la revolución industrial la clase burguesa es remplazada por la clase capitalista. Observamos como el esclavo de la época medieval, se convirtió en siervo hasta llegar a peón y finalmente en el siglo XVIII y XIX en obrero mal pagado. Sin embargo, a pesar de la mecanización del trabajo aquel pantano de la explotación inmisericorde de las masas continuó, así mismo el exterminio de los pueblos enteros no se detuvo y de igual modo prosiguió una permanente y manifiesta injusticia social. Con el capitalismo se hace presente la concentración de la propiedad en pocas manos y la aparición de la industria mecanizada, la reducción de la mano de obra con la construcción de las fábricas.

Nunca faltaron los escritores y la prensa que alabaran el surgimiento de la industria que supuestamente resolvería todos los problemas de la Tierra, dado que la enorme producción de alimentos y otros productos llegarían a todo el mundo. Eran los encargados de ablandar a los consumidores, lo único que no mencionaban en sus artículos y en los libros era que las obreras irlandesas morían en las fábricas de textiles con los pulmones llenos de algodón, tampoco referían que las hijas de estas mujeres trabajaban al lado de su madre, completamente gratis, para heredar su puesto en la textilera. Esto sucedía en Inglaterra del siglo XVIII y XIX. Tampoco refirieron los ablandadores los miles de muertos, operarios durante 16 h de trabajo diario en las siderúrgicas, quienes que no llegaban a los 45 años debido a las dolencias del aparato digestivo, derrame de la bilis, la anemia y la tuberculosis, entre tantos "logros" de la industrialización que no aparecían ni en la prensa comprometida, ni en las obras de los cipayos de la pluma.

Con el invento del cinematógrafo surge el mejor ablandador social, el supremo vendedor de la "american way of life". Se trata de Hollywood y sus empresas de cine, producción y distribución de películas en el ámbito mundial, que actuó y actúa como el mejor medio de penetración imperialista y del colonialismo cultural. Estas empresas son las encargadas de resaltar un mundo que existe solo en la mente de los capitalistas y que sirve para embrutecer, envilecer, bestializar y degradar al público. Toda una maquinaria de ablandamiento utilizada para vender las "bondades" de la guerra, para modelar la manera de pensar de millones de personas, regularizar el uso de las armas, el apetito por la riqueza, la exaltación del lujo y la vida del cabaret, el entusiasmo por la mujeres fáciles que se rinden al caballero rico, el culto al sexo, a la violencia gansteril, donde se destaca la apología a la vida de los narcotraficantes, donde se menosprecia a las minorías étnicas, donde se despunta el culto al consumo del alcohol y de las drogas, donde se ennoblece a los traficantes de vidas humanas, donde se promueve la injusticia social, la perfidia y la traición. Es notorio como los temas de las películas hollywoodense convierten lo negro en blanco, a los feo lo transforma en bello, lo malo en bueno, a lo bajo en noble, a los viejo en nuevo y a los cobarde los transforma en intrépidos. Hollywood elige a los héroes entre los estafadores, los rateros, los narcotraficantes, los asaltantes de banco, los políticos bribones…

Los ablandares sociales son numerosos. A la prensa comprometida con el capitalismo, al cine, a la literatura cipaya, a los medios de comunicación entregados al capital, debo incorporar a la tecnología en todas sus manifestaciones como las redes sociales, Internet, entre otras. Son estos ablandadores los que venden al mundo que el presidente MM es un dictador, que en Venezuela está instaurada una narco dictadura, que en la patria de Bolívar se recogen los muertos en las calles con palas mecánicas y por eso la crisis humanitaria, que en las lúgubres ergástulas del gobierno se tortura, que los venezolanos no estamos matando en una cruenta guerra civil, que MM es un gobernante usurpador y todas unas falacias para el consumo de la prensa internacional.

Estos mismos ablandadores son los que le manosean la conciencia a millones de seres humanos para hacerle ver que el traidor Guaidó es un estadista, que tiene el apoyo del 90 % de los venezolanos y que toda la "comunidad internacional" respalda sus imbecilidades. Es evidente, este servil al imperio no tiene combustible ni para recargar una luciérnaga, es solo un vil producto de la tecnología ablandadora, pero ni así, ni ayudado por el rubicundo Donald y la derecha internacional este esperpento de la política criolla podrá apoderarse de nuestras riquezas para subastarla al mejor postor.

Los venezolanos por sobre todas las cosas y sobre todo, por encima de las malévolas ambiciones personales de un grupo de oligarcas de pacotillas deseamos vivir en paz. Bien lo estableció el forjador de repúblicas el insigne Simón, en una carta a Tomás Heres en 1824: "de la paz se debe esperar todos los bienes y de la guerra nada más que desastres". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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