Mi palabra

¡Libertad! ¡libertad! ¡La tiene Oscar Heck! ¿Quieren más?

"Es imposible que un hombre que goza de libertad

imagine lo que representa estar privado de ella."

Truman Capote

A diez para las doce del mediodía de este miércoles, el sol brillaba con la intensidad propia del mes abril. En las ciudades gemelas de Acarigua-Araure, muchas personas en la calle, caminaban apresuradamente después de pasar parte de la noche en tinieblas, producto de un nuevo corte, el cual inquietó a los que se enteraron, ya que se producto pasada la media noche. Sin embargo, apenas amaneció volvió el fluido eléctrico para tranquilidad de una población de por sí tocada, después de dos apagones provocados, los cuales sumados dejaron perdidas millonarias, y alteración en todos los órdenes de la vida nacional.

La convocatoria de la oposición, para marchar y protestar ese día, se hizo presente en dos puntos sin alteración aparente de la tranquilidad ciudadana. No había ningún peligro, por lo escasa concurrencia. En Araure los marchistas agitaban banderas, sin dejar de gritar al unísono ¡Libertad! ¡Libertad! arengados desde un vehículo de carga, por un joven con micrófono en mano, repitiendo las mismas expresiones sin despertar mucho interés en los transeúntes en medio del sofocante calor.

Al pasar frente a una panadería, donde se encontraban varias personas, esperando el transporte para dirigirse a sus hogares, Una mujer, bastante pasada de peso, dejo escuchar unas palabras, alterando el ánimo de algunos de los presentes, quienes se encontraban viendo pasar la marcha, sin manifestar rechazo, ni aceptación por la misma: ¡Estos carajos parecen unos payasos; en Caracas los guarimberos les metieron candela a varios inocentes, porque supuestamente eran chavistas, y ahora la consigna es pedir libertad! ¡No me jodan, cuerda de traidores! Un señor, que se encontraba algo retirado, le hacía señas desesperadamente a la señora, para tratar de callarla, sin poder convencerla, y en medio del bullicio, algunos marchistas la saludaban creyendo que la mujer los estaba apoyando.

Al volver todo a la normalidad; prácticamente los únicos presentes en el sitio, eran la mujer de las palabras acusantes, y el señor, quien minutos antes trataba de apaciguarla, pero ahora más tranquilo le hacía ver el peligro que corría antes un grupo de personas, incitados por sus dirigentes, quienes se encuentran llenos del odio al perder el sentido de la razón; precisamente lo que busca el gobierno de los Estados Unidos, para propiciar un enfrentamiento entre hermanos.

Estamos viviendo una etapa sumamente peligrosa. Son demasiadas las provocaciones lanzadas de distintas maneras por el gobierno estadounidense, a través de funcionarios prestos para la guerra, comprobado por su historial lleno de muertos, y saqueos. Por la otra parte, algunas personas dedicadas a escribir contra el gobierno de Nicolás Maduro, lanzan la piedra para después callar, cuando crujen los vidrios; el ejemplo más claro, lo podemos ver en un escrito *de Oscar Heck, prueba por demás contundente para enjuiciar a este señor, tan descarado, que en algunos párrafos incita al linchamiento de chavistas; luego asegurar que llegará, y es inevitable, para después defenderse con el cuento, propio de los que no asumen sus responsabilidad al colocar la acción en manos de otros, de una manera muy sutil; las mismas actitudes del imperialismo, cuando cometen sus atrocidades, dejando muerte y desolación.

Todo lo que insinúa el columnista Oscar Heck, para un futuro inmediato, hace rato la derecha fascista del país, lo ha puesto en práctica en acciones de calle, inaceptables desde todo punto de vista. Ese odio perverso, lo estamos viendo de manera repetida en distintos sitios, y actividades, cuando hacen un llamamiento a matar chavistas, aparte de pedir una invasión del ejército estadounidense.

En varias oportunidades he visto a personas, con tanto odio al hablar que es urgente detener, antes que se produzca una acción en masa. Precisamente el miércoles pasado al mediodía, en la oficina de una compañía de televisión por cable, pude presenciar las reacciones muy violentas, llenas de profundo rencor de un joven, bastante corpulento, y con algunas características físicas muy parecidas al malogrado muchacho en las guarimbas, a quien convirtieron en una antorcha humana. Después de escucharlo largo rato, me tomé el atrevimiento, corriendo el riesgo de ser agredido, al expresarle algunas palabras con cierta precaución: "Amigo, deje ese odio, eso no lo ayuda en nada; no va poder disfrutar la vida, ni siquiera, cuando hace el amor; inconscientemente va hablar del gobierno culpando a Maduro de los que está pasando" Con suerte no pasó nada; me escuchó callado; salvo algunos sonrisas de los presentes, entre ellas la de una mujer, que lo acompañaba. La expresión de la dama me da la idea, que no todo está perdido en nuestra hermosa patria.

https://www.aporrea.org/actualidad/a276032.html




 



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Narciso Torrealba


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