Estamos en medio de una guerra entre capitalistas. En un bando, los gringos; en el otro, los rusos y los chinos. Por un lado, Guaidó y su secuaces; por el otro, Maduro y sus luceros. Ahora los gringos dan un ultimátum, es hasta diciembre el plazo para que maduro salga, de otra forma tomarán medidas militares. Es decir, en diciembre o sigue Maduro y su capitalismo tosco, falsificado, o llega guaidó con su franquicia gringa de capitalismo salvaje y su pandilla. Ambas posibilidades nos imponen la miseria, ambas entregan la Patria, con los dos se pierde la República. No pueden los chavistas quedarse congelados, no pueden rehuir a su compromiso con este pueblo, con la humanidad. Veamos.
La humanidad ya no tiene una referencia de un mundo diferente al capitalismo que, sin dudas, nos conduce a la extinción de la vida, ya no hay referencias diferentes al capitalismo creador de miseria; las que había, los intentos, sucumbieron víctimas de sus propios hijos. Sin referencia, el humano pierde la esperanza, la ruta, entonces, se entristece, se siente impotente, no reacciona, se entrega, sólo le importan sus apetitos, sus entrañas, satisfacerla en lo inmediato, no levanta la vista, agacha la cabeza. Deja de ser humano, es una brizna de mezquindad llevada por el viento que otros soplan.
Ese es el compromiso de los chavistas, de los revolucionarios, construir una referencia, es un deber para con el humano, para con el Comandante. Pero ¿cómo será esa referencia? Lo primero es que será labrada con el cincel del esfuerzo, en medio de vientos en contra, de una tempestad que arrasa con todo con lo material y, más importante, con lo espiritual, nos convierte en una humanidad, en un pueblo, de sonámbulos, de zombis. En medio de esas dificultades surgirá la vanguardia que conducirá la construcción de esa referencia.
Cuál es el programa de esa referencia: es el programa que desde hace milenios reclama a la humanidad, “amaos los unos a los otros”, los grandes hombres previeron que este era el camino de la liberación del humano, el único camino a la felicidad, a la sobrevivencia. Cada avance en esa vía suscitó la reacción de la canalla, destruyeron pueblos, asesinaron líderes, usaron la fuerza material y la manipulación espiritual para impedir el avance. En el camino la humanidad aprendió, cada derrota es una enseñanza, las caídas condujeron a nuevas victorias.
Chávez es, sin duda, el último paso en ese camino. Él, su proceso, significa la unión del reclamo espiritual con la teoría, con las enseñanzas acumuladas en ese camino, de allí surgió la propuesta de su Socialismo, la paz con equidad, la repartición de los panes que entre todos multiplicamos, la pesca en común, y la repartición de acuerdo con necesidades de cada quien.
Allí están las enseñanzas, el ejemplo de Chávez, la teoría, el aprendizaje de siglos, allí está un pueblo que lo recuerda con amor, que hoy es abusado en su credulidad. La batalla de hoy es revivir la referencia que Chávez fue, ese es el reto, que cada uno aporte desde su capacidad.
Lo importante es que la lucha no cese, que se imponga frente a las adversidades, que la humanidad no pierda la esperanza. Demostrar que “el hombre no es una pasión inútil”.