Mi palabra

Un corto diálogo con Eleazar Díaz Rangel

"El honor consiste en hacer hermoso

aquello que uno está obligado a realizar".

Alfred Victor De Vigny

En varias oportunidades tuve el placer de estrechar la mano de este extraordinario personaje de la vida nacional: Eleazar Díaz Rangel. Fui seleccionado a través de una invitación del diario "ÚLTIMAS NOTICIAS" por medio de una consulta realizada vía internet a los leyentes de este diario a un consejo de lectores. Un sábado en la mañana –muy temprano– estaba cumpliendo con mi responsabilidad, y privilegio de formar parte de un grupo personas de diferentes edades, y grados académicos, quienes desbordaban alegría, y el inmenso deseo de aportar alguna idea a este medio de comunicación tan importante en el periodismo venezolano. De ese agradable momento han pasado varios años.

En esta primera reunión, tuve la suerte de conocer a un maestro de la comunicación de hablar pausado, y por sobre todas las virtudes con una humildad a toda prueba, que acompañaba con una sonrisa por demás amigable, como pintada en el rostro. Después de intercambiar palabras, como grupo, se abrió la tertulia por demás informar, y a la vez degustar un reconfortante refrigerio. Pasados unos minutos de dialogo con el Profesor –apelativo muy utilizado para comunicarse con él– le hice la siguiente pregunta: ¿Qué opinión tiene del momento que estamos viviendo en el ambiente deportivo? La respuesta fue rápida, con la voz en alto, como para que todos los presente escucharan ¡Si, dejan trabajar al Comandante Chávez, veremos grandes resultados en pocos años!

En la siguiente reunión en la nueva sede del diario ubicada en la Urbina, fui uno de los primeros en llegar, y en el tiempo de espera por los integrantes del grupo, y los invitados especiales, tuve una ligera conversación con un compañero de la capital, y apenas le hice un comentario sobre un problema surgido en las instalaciones del metro; no había terminado de hablar, cuando escuché la voz llena de odio ¡menos mal que ya se va!

Al dar inicio al círculo, para luego dividirlo en mesas de trabajo, tome la palabra, y en la corta intervención hice referencia a lo expresado por el amigo, con el rostro cargado de rabia. Apenas terminé de hablar se escucharon las risas de los presentes. Al finalizar la reunión me acerqué para despedirme del Profesor Díaz Rangel, y casi en el oído me dejó estas palabras: "Amigo Torrealba, esto es solo el comienzo, prepárese para lo que viene" Este susurro, que no olvidare mientras viva, se ha convertido en una verdad tan explosiva, como una tempestad en pleno invierno en los llanos venezolanos, el cual está enfrentando el pueblo con la dignidad, que siempre mantuvo este maestro de la comunicación. HONOR Y GLORIA A ELEAZAR DÍAZ RANGEL.



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Narciso Torrealba


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