Elías Jaua escribió un excelente y valiente artículo este lunes en Aporrea, en la bloqueada Aporrea. En el artículo cita el discurso del Comandante Chávez en la presentación de su candidatura en el CNE. Este discurso sugiere un emplazamiento al gobierno madurista. Muchos comentarios surgen de esta actitud de Jaua. Veamos.
Recuerda la posición de Jaua, y decimos sólo recuerda, a la posición de muchos dirigentes soviéticos cuando veían derrumbarse a la Unión Soviética y no se atrevieron a enfrentar la debacle, permanecieron petrificados. Existe un libro que describe muy bien este periodo, "Mi Verdad", de Vitali Ivanovich Vorotnikov, es de obligatoria lectura en este momento.
El factor Vorotnikov, lo podemos resumir así: "En momentos de restauración del capitalismo, de pérdida de la posibilidad socialista, dirigentes honestos se pronuncian tarde, cuando ya no hay lugar para la acción"
Creemos que Jaua no se pronunció tarde si ese pronunciamiento viene acompañado con la acción correspondiente: Jaua debe definitivamente desmarcarse del madurismo, tomar partido, pasar a la acción, en momentos en que el pensamiento, el sueño del Comandante es deformado, olvidado, derrotado. El discurso del Comandante Chávez contrasta con la acción del gobierno, evidencia la traición del madurismo. No hay lugar para dudas, el madurismo rompió con Jaua, no le perdonan ni un mínimo de crítica, ni siquiera un "mal recuerdo", ya no es de fiar.
De las pasos en el futuro dependerá si el Factor Jaua es un factor de lucha por el Socialismo, por el Chavismo, contra el capitalismo tal como lo pensó el Comandante Chávez, o es "el canto del cisne" tal como los dirigentes soviéticos.
En estos momentos muy delicados, complejos, cuando la derecha gringa envalentonada habla de golpe, de salida de fuerza, cuando el gobierno agoniza y cada vez cede más gobernabilidad, no es capaz ni de controlar las bolsas clap que son bachaqueadas en los barrios a la vista de todos, igual con la gasolina; cuando todo indica que el futuro será de barbarie, no hay lugar para la duda, para la tibieza, ni para el refugio en metas subalternas, la lucha que les corresponde a los dirigentes es la lucha por la conducción de la sociedad, por el poder. Ese es el dilema en que se ubicó Jaua. Son momentos históricos, lo que se haga hoy decidirá cómo pasaremos a la historia.
La batalla hoy en Venezuela es contra la salida fascista, contra el gobierno y la oposición gringa que la propician; uno con su traición a Chávez, su pragmatismo, y los otros con su entrega al gobierno gringo. El desenlace a esta situación es inminente. Los chavistas auténticos, todos, pero más los dirigentes, deben unirse, sin mezquindades, para construir, o mejor reconstruir una opción diferente a las salidas fascistas capitalistas. Los dirigentes chavistas están en la obligación de no dejar a la masa inerme en manos de la represión brutal que se vislumbra.
¡Viva Chávez!
