Algo hay que reconocer al pranato madurista, tiene buen olfato para detectar a sus enemigos estratégicos. Pero, a la vez, tiene poco éxito al tratar de aplastarlos. Es que desconoce la realidad de que las ideas no se pueden asesinar, menos borrar con trampitas de sindicalero.
Es así que al llegar al gobierno el pranato comienza la agrupación de sus huestes y el aplastamiento de los disidentes. Al principio caen los ahora exministros emblemáticos, después la guillotina apuntó más abajo, todo el que discrepara, el que siquiera no aplaudiera, el que pusiera mala cara era señalado de sospechoso y rodaba la cabeza. De esta manera, consiguieron desarticular la resistencia interna, barrieron con el Chavismo y tuvieron vía libre para armar este desastre que hoy vivimos.
Pero los pranes, los más cerebrales y menos intestinales, no dormían tranquilos, estaban preocupados, sabían que no habían barrido ni las ideas ni los sentimientos del Chavismo auténtico, intuían que a la hoguera de la inquisición madurista habían sobrevivido quienes podían encarnar la resurrección del Chavismo. La orden fue directa, primero soterrada, y luego, cuando se creían más fuertes, fue abierta, hasta el pran mayor vociferaba en la televisión, con las fauces babeantes, que había "que acabar con los rojos-rojitos, barrerlos".
Y no se equivocaron, es que los pranes son eficaces en reprimir, en triquiñuelas, en mentir. El peligro para sus fechorías estaba allí en los Rojos-Rojitos, era desde allí que surgiría la resistencia a su desgobierno, a la traición al pensamiento y al sueño de Chávez. Y lo temido por los pranes se está dando. Poco a poco se van reagrupando los Rojos-Rojitos, la gente ya los identifica. Preparan reuniones, todo en la más estricta clandestinidad, el pranato lanza golpes de ciego, siente el peligro pero no lo ubica, se desespera, sabotea páginas, jaquea plataformas, pero todo es inútil, los Rojos-Rojitos siguen allí; el gobierno se desespera, allana, acusa de traidores a la patria, de corruptos, todo en vano, ya nadie les cree, son acusaciones de resentidos, de asustados.
Pero qué plantean los Rojos-Rojitos. Hasta nosotros ha llegado un resumen de su pensamiento, el planteamiento es muy sencillo:
Primero, esto que hoy padecemos no es Chavismo, al contrario, es una traición a Chávez.
Segundo, los males del país no los pueden resolver los que los crearon: el gobierno actual, con su traición regresando al capitalismo; y guaidó, pretendiendo entregar el país a los gringos y al capitalismo causante de las miserias desde hace siglos.
Tercero, hay que volver a Chávez, a su pensamiento más elaborado, más evolucionado, resumido con genialidad en el Plan de la Patria, que no es un simple plan de gobierno sino que es un plan revolucionario con profundidad histórica, con objetivos estratégicos de la humanidad y también con objetivos a corto plazo para el bienestar de los humildes, el pago de la deuda social.
Tienen, los Rojos-Rojitos, unas metas más inmediatas que seguramente sus voceros autorizados las darán a conocer. Este aparecimiento de los Rojos-Rojitos es una brisa fresca en este mar de mediocridades, de frases vacías, de traiciones. Son dignos de apoyo, sabemos que el pranato enfilará contra ellos aún más sus poderosos recursos, represivos, de manipulación de las mentes, televisión, radio. Sabemos que resistirán los Rojos-Rojitos, nacieron en situaciones difíciles para la Revolución, recibieron el apoyo combativo del Comandante Chávez, tienen el compromiso y el reto de su historia.