"El diálogo, basado en sólidas leyes morales, facilita la solución de los conflictos y favorece el respeto de la vida, de toda vida humana. Por ello, el recurso a las armas para dirimir las controversias representa siempre una derrota de la razón y de la humanidad.". JUAN PABLO II.

El gobierno del presidente Nicolás Maduro todavía mantiene encarcelados a casi todos los presos políticos detenidos pre y post 30A. Debería revertir este rumbo, cumpliendo con los supuestos compromisos hechos con la oposición en el diálogo de Oslo y Barbados. Los actores internacionales mantendrían las sanciones si el gobierno incumple. Por lo que el juego seguiría trancado

¿Qué está pasando? A casi 90 días después de neutralizar un ‘pajuo’ levantamiento en el distribuidor Altamira, y que con fuerza letal, el gobierno del presidente Maduro no se sabe si ha llegado a un acuerdo con la oposición venezolana en: la liberación de todos los presos políticos, y el fortalecimiento de los derechos humanos. A pesar del progreso semanal de diálogos que se ha hecho en los países arriba mencionados, las negociaciones sobre elecciones presidenciales, y la correcta administración de justicia siguen de incógnita.

¿Por qué es importante destrancar el dialogo? La economía de Venezuela sigue colapsando y Maduro enfrenta un aislamiento internacional cada vez más profundo. Pero aún tiene capacidad de maniobra para resolver la crisis a través del diálogo. De lo contrario, podrían radicalizarse los enfrentamientos entre la oposición y el gobierno bolivariano, y aumentar las sanciones internacionales.

¿Qué debe hacer? El gobierno bolivariano y la oposición deberían jerarquizar los puntos en la minuta existentes, y convocar a una ronda definitiva de las negociaciones para abordar los puntos más álgidos. USA, y la UE deberían monitorear los avances alcanzados en estos dos últimos diálogos dejando claro que si el gobierno incumple sus promesas, le vendrán mayores sanciones.

Todavía se mantiene la posibilidad de una salida pacífica para la tensa situación venezolana. Las negociaciones entre el gobierno y la oposición han sido continuas pero sin acuerdos sobre la mesa hecho públicos, y están signadas por el atajo de una profunda desconfianza mutua tras el brutal asesinato del capitán Rafael Acosta. Aun así, bajo la inclemente presión internacional y ante la grave tragedia económica, el presidente Maduro persiste con la oposición en un diálogo en Barbados. Las partes no se sabe si llegaran a un acuerdo sobre la liberación de cientos de presos políticos y el compromiso por parte de Maduro de respetar los derechos fundamentales de los ciudadanos que protestan y concurrir a unas elecciones con un nuevo CNE. Si bien se han creado grandes expectativas, es necesario que estos puntos tratados de ser ciertos se cumplan en su totalidad bajo supervisión internacional, para que tengan credibilidad esas negociaciones, actualmente asediadas por el chisme y la intriga palaciega. El resultado final de esa dialogadera incesante debería ser un acuerdo amplio que satisfaga los intereses esenciales de ambas partes y en beneficio del sufrido pueblo venezolano: para la oposición, igualdad de condiciones en unas elecciones anticipadas y justicia para las víctimas de la violencia gubernamental y, para el gobierno, el regreso a la estabilidad de la democracia, el levantamiento de las sanciones internacionales, y la reducción del conflicto permanente, tanto a nivel nacional como y de sus aliados ideológicos internacionales.

La crisis de Venezuela estalló en abril o mayo del 2013, debido a la cuestionada elección de Maduro, que provocaron manifestaciones masivas que fueron enfrentadas con violencia por fuerzas policiales y militares, y grupos de colectivos para militares. Donde los medios de comunicación han permanecido silenciados, por lo que estos diálogos entre las partes y, al parecer según algunos voceros gubernamentales han resultado ‘relativamente’ productivos.

Estas nuevas negociaciones deberían conducir hacia un acuerdo fundamental para evitar una escalada de la violencia que se respira en el ambiente debido a la hiperinflación, y debería ocurrir pronto. La oposición y los actores extranjeros deberían hacer público los puntos, y los acuerdos aceptados o negados por parte del gobierno hasta ahora, al tiempo que deberían pedir aclaraciones sobre el estado de los presos políticos, y los cargos que enfrentan la mayoría de ellos. Los factores de la oposición deberían reducir sus diferencias internas y diseñar una estrategia más coordinada, además de poner sobre la mesa los puntos más realistas. Deberían explicar que en esta ronda de negociaciones es probable que el presidente Maduro renuncie, si las elecciones llegaran a celebrarse anticipadamente, y estas ocurrirían en los próximos meses. USA, y la Unión Europea, a lo mejor estarían informadas de mantener viva las sanciones si el gobierno impide avanzar. Las sanciones, no se sabe si son necesarias, pero deberían estar mejor enfocadas.

Lo que no se sabe de esos diálogos es si habrá Elecciones creíbles y anticipadas, en el primer trimestre del 2020, a fin de tener suficiente tiempo para llevar a cabo las reformas electorales necesarias.

El presidente Maduro probablemente accedió a estos diálogos para proteger a su gobierno en este momento de su peor crisis económica y política; parte de su estrategia en estos diálogos consiste en extenderlo al máximo y desgastar a la oposición. Esta estrategia vaciladora y gatopardiana, puede agotar la paciencia opositora, y de los poderosos países extranjeros que llevaría a un aumento de la presión internacional. Por ahora, parece que Maduro ha elegido el camino más adecuado. Debería edificar sobre este dialogo una encomiable cabalidad sobre los acuerdos acordados, y que ayude a su gobierno a suavizar la condena internacional, así como de nuevas sanciones, y así evitar el imparable deterioro económico y prevenir una mayor hecatombe social.