La definición de invasión desde el punto de vista militar podría ser: un cuerpo militar invasor enemigo penetra el país invadido y comienza a hacer daño en la población civil y militar y en la estructura física; ya en el país objetivo, atenta contra los pilares de la economía, las bases morales.
En el caso de Venezuela anularía la capacidad productora de la industria petrolera, minaría la conciencia del deber social, la organización social que da al país la capacidad de responder a la agresión. Intentaría que la población civil huya del país. Por supuesto, que la jefatura invasora obedece a intereses distintos a lo del país invadido, los territorios ocupados son colocados al servicio de los intereses extranjeros del país invasor. La producción de alimentos y demás rubros logísticos es otro objetivo militar inmediato de los planes del enemigo. La guerra psicológica es un componente principal de esa operación militar, con mucha razón se dice que en la guerra la primera víctima es la verdad. Si hacemos un pequeño ejercicio de imaginación, llegaremos a la conclusión que a Venezuela hace tiempo la invadieron. Veamos.
El gobierno del madurismo cumple en su gestión con los principios militares de una invasión. Si revisan el párrafo anterior, la afirmación no tiene discusión. No hay dudas, el madurismo actúa como una fuerza invasora, que tiene la ventaja de tener un eficaz camuflaje, es difícil de detectar pero hace mucho daño.
La oposición de guaidó, es convicta y confesa de ser una fuerza invasora, son una avanzada de una operación mayor, eso no necesita mayores explicaciones. La pusilanimidad de la columna invasora del madurismo, y sus mismos intereses en el fondo, le impide atacar a la columna invasora de guaidó, se limita a lo verbal y a detener a oficiales de menor importancia.
En este momento no hay fuerza que se oponga a esta invasión en proceso. No hay una jefatura de la resistencia, ni siquiera una jefatura que denuncie con fuerza la invasión. Los oficiales que disienten del gobierno hasta ahora se han confundido y caen en la red tejida por las dos columnas invasoras, para pelear con el madurismo se entregan a los otros invasores, a guaidó.
El país camina hacia una guerra civil absurda, en la que las dos columnas se disputan la entrega de la Patria, ya lo hacen cada una de acuerdo a sus posibilidades.
Las columnas son expresión de lucha de clases en este país capitalista rentista: es la lucha del lumpen marginal enfrentado al lumpen burgués y pequeño burgués, clases (en espera de un mejor nombre) que surgen desde las entrañas de la relación rentista, de la débil producción y la dependencia cultural de los mercados internacionales, principalmente el gringo.
Mientras esta relación económica domine en Venezuela existirá el enfrentamiento entre estas dos "clases", habrá peligro de guerra civil, de la miseria producida por cualquiera de las dos clases que capture el poder, ya está probado que ninguna de las dos puede resolver los problemas estructurales de esta sociedad.
Es imperativo, necesario, que se construya una jefatura, un núcleo dirigente, que dirija el enfrentamiento no sólo a los dos enemigos invasores, sino que tenga un plan para modificar radicalmente la relación económica que los produce. De otra manera la Patria sucumbirá en sus propias contradicciones.
La primera tarea de esa jefatura es descifrar la calidad de las fuerzas invasoras, identificarlas, que la población tome conciencia, que los militares identifiquen el camuflaje de los invasores, que dejen de otear el horizonte cuando al enemigo lo tienen adentro.