I
Es posible que esta idea o frase que ahora coloco como apertura de esta artículo engrinche a muchos, pero no deja de ser para mi una verdad que se nos proyecta en el siglo XXI. La conquista no fue la razón del extermino de indígenas. El oro pudo ser ese factor, que encendió las ganas de conquistar, evangelizar y matar indígenas. Oro es codicia ostentosa. El oro se metió en el cuarto oscuro de la “revolución” de Maduro y el desarrollo “socialista” se simplificó: ¡ORO!
II
Parece insólitamente increíble, pero es absolutamente cierto. Maduro asumió con fuerza “revolucionaria” el paro petrolero que a la oposición se le fue de las mano. Maduro agarró el paro y lo lleva pulseaito y a puerto seguro.
Algún chavista de verdad, que lo hay mucho en estado silvestre, debe acordarse de ese cuento que Chávez nos refirió más de una vez, cuando hablando de las consecuencias del paro petrolero, dijo que conoció a una señora por un cerro de Caracas y ella le narró la historia de sus muebles. Usó sus muebles durante el paro petrolero, para cocinar. La señora quemó uno de sus activos para hacerse tal vez, un arroz con una ñema. Maduro viene por ese cuento y con ganas de instalar nuevamente el fogón en Venezuela.
Me fascina el fogón y en mi pequeño fundo en Guanipa, tengo un fogón que siempre está ardiendo con su aripo y sus brazas encendidas. En el campo, un fogón ardiendo luce bien. Mi fogón ardiendo luce bien y ahí preparo divinidades.
El paro petrolero volvió. Lo vemos en la angustia diaria de una familia buscando una bombonita de gas para preparar la papa. Nos es ironía de la vida. Seguramente para una familia venezolana, sea más fácil “comprarse” un lingotico de oro a través de un certificado (sin tener oro) que una bombonita de gas (y que comunal), después de haber hecho una mamarra cola con un sol que quema. Es muy posible, que la “revolución” feminista de Maduro, lleve a una mujer a estar todo el día tras un bombonita de gas y esa mujer, en el marco de un “socialismo” feminista, deba regresar a su casa sin gas y con la bombonita sobre sus espaldas: “Socialismo” feminista. Es muy posible, si se lo propusiese, que María Corina Machado en un día compre ciento de certificados de lingoticos de oro. ¡ORO!, pero Juana la de Juan Bimba, no tenga opción de una bombonita de gas de 10 kilos.
Uno oye a los líderes de la “revolución” hablar del oro y no puede dejar de ver a Hernán Cortés. ¡ORO! Las bóvedas del BCV llenas de oro. ¡ORO! El bolívar debe tener al ¡ORO! Como base. ¡Oro Azul! Somo un país rico en ORO AZUL, dicen con mucho orgullo “socialista”. Mientras le hacemos un altar de codicia al oro, las plantas de llenado de bombonas de gas doméstico están todas destartalada. No hay gas, pero mucho ¡ORO! Podemos, como lo oí en la hojilla, incrementar nuestras reservas en cosa de un par de meses con mucho ORO. Esta es la nueva versión del desarrollo “socialista”. Desarrollo es ¡ORO! “Socialismo es ¡ORO! Sorpresa te da este “socialismo” de Maduro.
Oro y no gas. El oro es ostentoso y se tiene muy fácil. El único proceso que exige el oro, es la destrucción de la naturaleza. El gas, que también impacta a la naturaleza, pero tiene múltiples usos, supone un arduo y complejo TRABAJO para sacarle a este gas, toda la variedad de productos y subproductos que tiene.
Vamos al fogón con la bóvedas del BCV abarrotas de oro. Vamos a encontrarnos con el fracaso del gas comunal, que era una simple operación de llenar bombonas sin otras complicaciones. Después de todos los motores prendidos con discursos de Maduro-oro, vamos a tener que repetirnos el cuento de Chávez con la señora quemado sus muebles. Vamos al fogón, porque Maduro no es capaz de garantizar una bombonita de gas, pero ¡ORO! Y ¡COLTAN!
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