La Comunidad de Barbados, país miembro de la Commonwealth, se asume como una nación con fuertes y sólidos lazos con Gran Bretaña donde la Reina Isabel es la Reina de Barbados con las particularidades que tanto las relaciones internacionales y sus consecuentes como el sector militar se encuentran bajo la santa potestad de Gran Bretaña con lo cual cualquier situación diplomática debería tener el visto bueno del Foreign Office británico. En ese orden, en consecuencia, el escenario al cual nos avocamos a conversar debería tener las santas bendiciones de lo que podríamos denominar como el estar inmerso en los objetivos estratégicos británico para la región del Caribe. Decirlo en otros términos que se encuentran de moda en las actuales realidades objetivas cuando conocemos sobre la reingeniería de la “Doctrina Monroe” y su agresiva implementación en la “nueva política” que se ha diseñado en profundidad desde que llegara el nuevo huésped de la Casa Blanca, Donald Trump. Decirlo en otros término, sí se nos permite, Gran Bretaña, con respecto a su importante presencia en el Caribe y en considerando que fueron colonias británicas que se encuentran, actualmente, adscritas como naciones independientes (sic) a la Commonwealth, interesante órgano multinacional controlado por Londres, suscriben las políticas de esos intereses como, a título de muestra, podríamos conocer, por precisión, los comportamientos de Jamaica.
El Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, tomó la decisión de suscribir su intención analítica de estar presente una importante delegación venezolana en una mesa de conversaciones con sectores del sector que se opone, radicalmente, al proceso revolucionario venezolano por bolivariano y por chavista con un objetivo primario de tratar de alcanzar un marco de diálogo, como primer paso, para pasar a proponer y discutir una agenda de temas importantes tanto para el sector revolucionario, quienes llevarían sus propias propuestas, y los temas que pondrían sobre la mesa, suponemos, los sectores de esa oposición adscrita, según, a los cohortes del diputado, Juan Guaidó.
Es decir, como toda importante y delicada propuesta de “negociar” entre partes radicalmente adversas tanto en lo político como en lo ideológico seguramente surgieron fuertes contradicciones en las opiniones y objetivos que cada parte trataba de lograr se alcanzara un acuerdo previo hacia una agenda también previa de conversaciones y, quizás, acuerdos sobre precisiones de mutuo interés para ambas partes presentes en la mesa de negociaciones acompañados por representantes del Reino de Noruega y, seguramente, las bendiciones de Gran Bretaña visto el involucramiento de Barbados en esas realidades objetivas.
La mesa estaba servida, entonces, nos preguntamos porqué el Presidente constitucional, Maduro Moros, tomara la decisión de suspender la presencia de la delegación revolucionaria en lo que sería “un paso más adelante” en el marco de las conversaciones en calidad de negociaciones; cuáles fueron las causas que provocaron tomar esa decisión de Estado y cuáles factores externos influyeron en buscar implosionar la mesa de conversaciones entre el Gobierno revolucionario bolivariano-chavista y una representación parcial de la oposición venezolana al proceso revolucionario, reiteramos, tanto en lo significado políticamente como en el importante episteme referido al campo de las mentalidades (ideas socialistas). Como ustedes ya conocen la respuesta, solo la transcribimos: los Estados Unidos de América bajo la batuta conductora del señor Donald Trump.
Cuando nos adentramos a tratar de comprender esos álgidos paradigmas en el escenario como una totalidad objetiva, es decir, cuando sumamos a todos los actores en escena, obligadamente, tenemos que adicionar a ese escenario, por decir lo menos, al muy incómodo poder como son los EEUU de América en el marco de su política oficial en curso del gobierno de Trump hacia Venezuela, hacia el Gobierno revolucionario venezolano, hacia el Presidente constitucional, Maduro Moros, hacia toda la sociedad venezolana sin distingos de clases.
Salta de la mesa la inquietud como la obligante pregunta sobre sí el Reino de Noruega, el Gobierno bolivariano-chavista y la comunidad internacional, no estaban en acto sobre las seguras intrigas procedentes desde Washington en sus procederes contra “la mesa” por obvias razones geo-estratégicas en pleno desarrollo. El oponerse, de toda lógica, debe analizarse bajo la pregunta del porqué el gobierno de Trump era contrario al desarrollo de unas conversaciones previas y durante el propio proceso de diálogo del Gobierno venezolano con un sector de la oposición quienes, por lógica obligación profesional, deberíamos precisar quienes son los componentes de ese sector de oposición cuando conocemos que son acólitos de Washington.
¿Por dónde deseamos transitar en nuestra disertación?
El sentarse en una mesa de diálogo con un sector de la oposición venezolana, quienes suscriben, en toda sus intencionalidades, todas las tesis globales estadounidenses cuales son los objetivos de estado del Estado norteamericano como Política de Estado, además de ser una política histórica para América Latina, era un grande riesgo para la imagen del Gobierno revolucionario a mediano plazo. Para sorpresa de “tirios y troyanos” el riesgo ni siquiera alcanzó los niveles de “corto plazo” por varias razones referidas no solo por las realidades internas en el marco de las objetivas debilidades de ese sector opositor adscrito a Washington y a las políticas de Donald Trump, además por dos variables externo-internacionales como son las contundentes declaraciones oficiales de las Cancillerías de la Federación Rusa y de la República Popular China en contraposición de las políticas oficiales expresadas, en continuidad hasta fastidiosa, que, permanentemente, emiten los voceros oficiales del Estado y Gobierno estadounidenses en las personas, fundamentalmente, de Mike Pompeo y John Bolton.
Analicemos lo ante expuesto.
¿Son los escenarios en curso contra Venezuela semejantes a aquellos que se sucedieron durante el proceso estadounidense contra la Revolución cubana? ¿Paralelismo histórico? ¿Es la política tradicional-e-histórica de la Política Exterior de los EEUU de América?
Nos preguntamos sí la “Doctrina Monroe” ha dejado de estar vigente permanente e históricamente en toda la región americana al sur del río Bravo como al sur de la península de la Florida desde sus primeros pensares transformados en Política de Estado. Debemos hacernos preguntas para, en y con sus respuestas, como en los análisis de esas respuestas, pudiéramos comprender mejor el proceso contrarrevolucionario que se viene desenvolviendo contra Venezuela y la razón de ser de la decisión de Estado tomada por el Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, de no asistir a la nueva ronda de coversas en Barbados con el sector adscrito a las líneas estratégicas cuales “bajan” desde el Departamento de Estado, Finanzas, Defensa/Pentágono, Consejero de Seguridad, y la prensa norteamericana como norma conductual contrarrevolucionaria.
Consideramos que la Revolución Bolivariana y Chavista venezolana conoce, perfectamente, cual es la contradicción fundamental en los actuales avatares contrarrevolucionarios, la cual es, en simple concepto, el Gobierno de los EEUU de América desde el gobierno del señor Barack Husseim Obama y continuado por el Presidente Donald Trump.
El sentarse a la mesa de conversación con el sector opositor quienes son pro-estadounidenses, pity-yanquis, por cierto a título de aclaratoria, el vocablo inglés “pity” significa “lástima”, un sentimiento de pena hacia el Otro, es, consideramos, una excelente decisión política porque “el Imperio” tenía, necesaria y obligatoriamente, que exponerse, públicamente, en sus reales intenciones hacia Venezuela en el marco de sus bastardas intenciones contra la Revolución Bolivariana y Chavista junto con su inquina contra el Presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros y los líderes de la Revolución. Es por ello que John Bolton ha tenido que expresarse informando que solo le interesa al Poder constituido norteamericano de Venezuela es su petróleo.
¿Por qué?
Es probable que ustedes consideren que la exposición argumental que procederé a describir les podría parecer “algo exagerado”, sin sentido, pero las actuales realidades geopolíticas globales nos llevan por esos álgidos caminos de “exageración”.
Cualquier simple lector de noticias internacionales ha podido percibir como el Presidente Trump ha venido profundizando sus políticas en relación con las “amenazas “globales” en contra de los EEUU”; políticas desarrolladas de una manera paulatina pero constantes que son anunciándolas por ese medio informativo como es el twitter.
Esas amenazas, históricamente nada novedosas cuando desean justificar una praxis bélica, vienen en continua procesión inevitable desde aquellas temporalidades de la denominada como la “Guerra de las Galaxias” con continuidades en serias profundizaciones durante los gobiernos de los Bush, padre e hijo, ambos Presidentes de bien conocida trayectoria guerrerista. Pero desde los tiempos de Ronald Reagan pasando por los diferentes presidentes norteamericanos hasta Barack H. Obama, en primera instancia, para concluir con Donald Trump, usando el vocablo “concluir” con toda la conclusión conclusiva del vocablo, se han venido profundizando los escenarios de guerra global. Nos explicamos.
Las declaraciones sobre presupuestos expresados “cariñosamente” por Trump a sus socios y aliados de la OTAN (NATO), son de conocimiento público; los ejercicios militares con énfasis en la preparación de tropas adaptadas a muy bajas temperaturas (Napoleón y Hitler); las amenazas con sanciones contra Rusia y China; el retiro oficial de Estado de acuerdos internacionales aceptados por la comunidad internacional; la continua violación del marco jurídico internacional como es la piratería; la elevación de la venta de armas estadounidenses globalmente; las declaraciones de Trump sobre migraciones sustentando sus argumentos en cualquier tema que genere una matriz de opinión internacional aún a costa de significar la clarísima violación de los Derechos Humanos; y, solo por concluir, la muy agresiva política hacia todos los países del continente americano en sus diferentes modalidades cuales únicamente buscan escenificar el escenario en realidad objetiva de transformación de los países latinoamericanos, centroamericanos y caribeños en modelos de semi-coloniaje al mejor estilo del siglo XIX con las venias de Gran Bretaña.
Damas y caballeros, “tirios y troyanos”, sí nos vamos a los sucesos que se desarrollaron durante la década de los años 30 del siglo XX, la única conclusión es que la tesis de “muchos frentes abiertos” se podrían transformar en confrontaciones de graves consecuencias.
Pero nadie va a la guerra sino controla aquello que no pudo controlar Adolf Hitler: petróleo. Es decir, en simple conclusión lógica, el señor John Bolton tiene razón cuando dice que “…vienen con todo por el petróleo…”. No queda más remedio que prepararse organizando a la población en el marco de la sociología de la guerra desde el bloque, el barrio, la urbanización, el pueblo y el campo, la ciudad y las esquinas.
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.