Mucho se habla de las intenciones de los gringos, el gobierno se autoamenaza con una invasión y dice estar preparado, vaya Ud. a saber qué significa eso. ¿Tendrán una visión clara de lo que enfrentarían? Los más conspicuos aficionados ramplan y recuerdan sus días de subordinados, otros callan. Pocos analizan la situación con visión estratégica, los árboles no les dejan ver el bosque. Sin embargo, a medida que se acerca la hora del desenlace la estrategia de los bandos en pugna se va delineando con claridad.
El gobierno asoma la cara de la claudicación, no podía ser de otra manera; quien carece de ideología definida, quien no tenga razones sagradas que sostengan su existencia, sólo acumulará lo material de una vida efímera; esos, a las primeras adversidades, se entregan, piden diálogo y ven hacia atrás, son incapaces de pensamiento estratégico, de ir más allá del mezquino entorno. Otros, los oportunistas de siempre, huelen la agonía del gobierno, saben que tiene los días contados y se preparan para participar en el futuro festín, se conforman con las migajas que caerán de la mesa, piden participar en el diálogo, solicitan volver a los pactos capitalistas, su estrategia es reptar tras el amo de turno, servirle de comparsa al circo de la dominación, simular autonomía, oposición permitida. De guaidó y secuaces no es necesario hablar mucho, son candidatos a cónsules de la dominación imperial, dejemos de lado a los pancistas y ocupémonos de los gringos que son los dueños del banquete.
A propósito declara el almirante craig faller, jefe del Comando Sur de los Estados Unidos. Leamos un fragmento de la noticia:
“El foco militar del Comando Sur es planear el día después de Maduro. Nuestra prioridad es dar apoyo a los esfuerzos del Gobierno de Estados Unidos para presionar a Maduro, que son esfuerzos diseñados para facilitar una transición democrática en Venezuela”
Lo primero que llama la atención, y debería alertar a cándidos y pendejos, es lo raro, muy raro, que el imperio mueva toda esa fuerza, nada menos que el Comando Sur, sólo para restaurar la democracia burguesa. Les debería de bastar eso para sospechar de la tal democracia burguesa que aplauden los imperialistas.
Los gringos le dan continuidad al asesinato de Chávez, aquello no fue una pieza suelta, contaban con que luego del magnicidio la costra dirigente tomaría el camino capitalista, y allí obtuvieron un primer triunfo: el llamado a elecciones. Luego jugaron con la burra amarrada, si ganaba Capriles sería un triunfo, si ganaba maduro igual, en los dos casos el Chavismo sería desmantelado, y no se equivocaron. Con el éxito de maduro demoliendo al Chavismo, pasaron a la otra fase: restaurar la democracia burguesa, sabían que el nuevo presidente era presa fácil, no tiene consistencia ideológica, posee un carácter de zancadillero, lo conocen desde el grupo Boston.
La última fase, la de la transición, les costó un poco más, la terquedad de aferrarse al poder unido al miedo al futuro hace que el gobierno se muestre renuente al cambio, no saben ir más allá de sus narices, la mínima planificación le es extraña. Sin embargo, bastaron dos amenazas y un grito para sentarlos en la mesa del armisticio, de la claudicación. Si se ponen duros, tienen otras cartas más violentas, aunque ya saben, y eso se entiende de las declaraciones del almirante, que ya el mandado está hecho.
Lamentable, no hay en el terreno del enfrentamiento estrategia diferente a la del gobierno incapaz y la fuerza militar gringa. El país, la Patria, está inerme, sin ideas que la defiendan, sin acciones que le den esperanzas. Quizá, los líderes chavistas hoy en el exilio, en las catacumbas, en las tumbas reaccionen, superen la mezquindad y se unan en un núcleo chavista, socialista, revolucionario y le devuelvan a la Patria la alegría de saber que hay salida, que en la oscuridad brilla la esperanza.