Mi palabra

El imperio programó al autoproclamado... ¿Y ahora?

“El asesinato y el robo, así como suenan,

son las dos columnas,

sobre las que levantan las naciones su poderío:

en el asesinato fundan su dominación”

Sabino Arana Goiri

Son tantos los errores, y metidas de “pata” de cuanto gobierno se instala en la Casa Blanca, que, por muchos intentos para ocultar sus macabros propósitos, por cualquier lado dejan ver el filo de la navaja. El último disparate lo podemos observar en el AUTOPROCLAMADO o INTERINO, a quien sacaron de la manga de la camisa, sabiendo de todas sus limitaciones y ha resultado, como se esperaba: una pieza torcida, incapaz de cumplir con la tarea encomendada por el gobierno de Trump: convertirse en guía de la oposición venezolana para tratar de acabar con el gobierno de Nicolás Maduro. Lo único que ha hecho es un daño imperdonable, comparable a los huracanes; solamente le queda esfumarse, como viene sucediendo, y es tanto el repudio que se ha ganado, que no le queda otra, sino callar para seguir vagando en medio de la crisis, y las fantasías creadas en su limitado pensamiento.

El prócer de la revolución cubana José Martí, decía a manera de orientación, un día antes de caer en combate por la libertad de su patria: “Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas:” está cita iba dirigida directamente a sus compatriotas, como una alerta, antes los vientos que soplaban capaces de apoderarse de la isla, y extender su dominación por el caribe; todo esto parecía una realidad hasta el triunfo de la revolución cubana. Es bien sabido los cambios de estrategia de los gobiernos de Estados Unidos, en esta nueva etapa de la humanidad en medio de los grandes adelantos tecnológicos: todo lo utilizan para minar la consciencia del pueblo, y para esto se valen de cualquier pieza humana, hasta convertirla en un robot de manera programada, como han hecho con el autoproclamado; convertido ahora en un estorbo, y no es raro que, oigamos a Trump, o cualquiera de sus buitres, referirse al interino, como hizo Franklin Delano Roosevelt, con el dictador Somoza: "Tal vez Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta".

Desde el mismo momento de aparecerse en una avenida de la gran Caracas, pronunciando una breve y absurda proclama, del cual ha seguido repitiendo ¡Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres ya! todo lo demás es bajo un libreto dispuesto por el imperialismo – pruebas hay suficientes– desde una gira por los países de los gobiernos más arrastrados, acompañado con su conyugue para darle más solemnidad a las bufas presentaciones de la supuesta pareja presidencial, hasta convertir la frontera con Colombia, en trinchera para atacar, pero más ha podido la moral, y la razón del pueblo, que el engaño, y por eso ha cundido el desconcierto de estos facinerosos al enfrentar la realidad, dignidad y resistencia de un pueblo dispuesto a ser libre.

Al interino, no podemos llamarlo payaso, como erróneamente algunas veces han dado en señalar, porque ni siquiera hace reír, la verdadera función de estos personajes. Podemos utilizar cualquier calificativo, desde maleante hasta el más descarado traidor, lamentablemente parido por una patria digna, cuna de valientes y heroicos guerreros. Pero dejemos esto a un lado, porque aquí encaja perfectamente el refrán: “No tiene la culpa el ciego, sino quien le da el garrote”.

El capitalismo, en su loca y desenfrenada etapa imperial, ha desatado grandes tormentas en los últimos años, para acabar con gobiernos legítimamente constituidos; en algunos momentos se han salido con las suyas, en otros se ha encontrado con barreras infranqueables. El caso de Venezuela, ha despertado la atención en todo el orbe; no es para menos. Un país asediado por todos los flancos posibles, a tal punto, que el gobierno de los Estados Unidos, ha recurrido a un recurso por demás criminal e inhumano: cerrar las entradas de alimento para presionar un estallido social. Nadie pude aplaudir semejante enloquecimiento; a excepción de los que se arrastran a la hipocresía y mandatos de Trump, y su pandilla.

La programación la viene sirviendo Trump; depende de la consciencia de cada quien, en convertirse en unos simples espectadores, y en el peor de los casos, aupar todas las tropelías del gobierno criminal estadounidense; o poner a prueba la invalorable herencia de nuestros libertadores; porque bien lo dijo el Libertador Simón Bolívar: “Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios”



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Narciso Torrealba


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