Cuando un margariteño(a) venía a la vida, no lloraba. Ese cosa que parecía un llanto, era más bien una exclamación que comunicaba ese sentimiento, que ya venía ahí con cada ñero(a): ¡Ay Virgen del Valle, salí!
En Margarita, uno nacía con dos cosas. Esta especie de exclamación: ¡Ay Virgen del Valle, salí! Otra muy particular, era que aunque el papá o la mamá ya nos habían apartado un nombre, uno nacía y crecía con otro. Vivía su vida y luego se iba o se va al otro plano con ese nombre que el pueblo nos colocaba. Pues en Margarita hay Lucho, Morocho, Fucho, Facho, Moncho, Guicho, Ñango, Chico, Chael, Pachico, Juancho, Cherra, Millo, Chuá el de Morocha, Chilo el de Ñango, Chemo el de Toña.
En Margarita esto era muy normal con la gente. Se hacía y aún creo que se hace con las personas. A pesar de ser una práctica muy común, nunca, esta forma tan particular llegó hasta la Virgen del Valle. la Virgen del Valle nunca tuvo otro nombre.
Desde que veníamos al mundo la Virgen era la Virgen del Valle. Esto viene cambiando. Todo comenzó en Anzoátegui, según mi entender. Se inicio en el principado de Lechería y de ese lugar, se extendió hacia el resto de la zona norte del estado. En Anzoátegui y fundamentalmente en el principado de Lechería y el municipio Bolívar; el nombre de la Virgen del Valle, es Vallita. Así ya se conoce
No creía que una cosa como esta, estuviera pasando en Margarita, pero no. En la isla y por lo que nos informa Emigdio Malaver, desde hace ya un cierto tiempo, a la Virgen del Valle le vienen cambiado su nombre. En vez de Virgen del Valle, la llaman Vallita.
Como ñera, me uno a la protesta del paisano Millo. https://www.facebook.com/100001634674878/posts/2501753769889088/?app=fbl