Mi palabra

El autoproclamado cambia diálogo por rastrojos

“Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad,

es hora de comenzar a decir la verdad».

Bertolt Brecht


En los años del proceso bolivariano, se han presentado los más variados disparates, y todos han sido creados por los gobiernos estadounidenses, con la firme intención de acabar con el movimiento, desde el mismo momento de tomar las riendas el Comandante Hugo Chávez, cuando lanzaron un golpe de estado. Al fracasar pasaron luego con la obsesión en ebullición de eliminar por cualquier vía al Presidente Nicolás Maduro Moros. Han hecho cualquier intento de crear la anarquía, y desmoralizar al pueblo con medidas criminales, que solamente personas sin sentido de la razón se atreven, para seguir la misma directriz emanada desde Washington, resultado: el fracaso político.

Al lograr el triunfo por mayoría en la asamblea nacional, empezaron directamente a conspirar, tomando la sede de este organismo, como trinchera; rápidamente el gobierno, activó los mecanismos para contrarrestar las acciones fuera de la constitución, pero apareció un aborto político, para autoproclamarse “presidente” pero con el remoquete de interino ¿Es o no es? Desde ese momento, empezó el imperialismo a manejar al traidor mayor, sin ninguna comparación en la política venezolana, dejando en pañales a otros insidiosos: Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez, los más destacados hasta la llegada de este degenerado político, imposible de superar por el cinismo acumulado.

Este feto político ha venido haciendo de todo para destacar, menos el papel de payaso, porque en nada hace reír, la verdadera función de estos personajes, pero últimamente para completar su mal papel de histrión, ha lanzado unas bufonadas, del cual no sabemos, si reír para no arrugar la cara, porque simplemente no pega una, para seguir esfumándose en medio de los grandes virajes del acontecer político.

Ahora se ha presentado en otra función, para dejar en el aire la desesperación que no lo deja tranquilo. Las fotos en medio de los “rastrojos” de suelo colombiano, y no fue precisamente recogiendo batatas, lo despoja de la exigua autoridad que supuestamente tenía, para emitir opiniones en el complicado escenario político venezolano, dada la grave crisis económica. Sin embargo, parece estar “seguro” de lo que hace, y de ahí le salen esos arrancones mentales, queriendo atropellar a las fuerzas que se le oponen por su traición a la patria. Está lanzando pancadas de ahogado, tratando de pescar en río revuelto, como lo deja ver en su última propuesta: “Convocar a un consejo de gobierno, donde él, y el presidente Nicolás Maduro se separen de sus cargos” ¿Cuál cargo ostenta el interino, y proclamado? Porque hasta los momentos, es una verdadera marioneta de Donald Trump. Lo eligieron presidente de la Asamblea Nacional, para cumplir esa función, arrastrándose, como un verdadero reptil.

Es tanta la falsedad de este señor, que ha dejado muy claro su propósito, y creo que no le queda otra; seguir adelante para ver donde se agarra, porque las ha metido hasta las rodillas. Se presentó el tan esperado dialogo, en el momento, cuando lo más recalcitrante de la oposición no lo esperaba–los agarraron con las armas en las manos, pero dormidos– para convertirse en un cuestionador de oficio. Le encomendaron una tarea, desde la Casa Blanca, sustentada con millones de dólares, y lo único que va a presentar es la cara de un verdadero traidor, capaz de venderle el alma al diablo para darse la mano con cualquier asesino, aun, cuando solamente queden “rastrojos”.


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Narciso Torrealba


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