¿Qué hacer para recuperar la alegría del país?

Alguna vez se hizo un estudio sobre la alegría en los países del continente. Venezuela resultó entre los primeros, quizá por encima de Argentina cuando triunfa Boca Juniors. Un estudio similar nos daría un deshonroso puesto entre los últimos del mundo. Ahora somos un país triste, deprimido, una sociedad en vías de extinción.

Veloz, el país se desliza al hoyo de la depresión material y espiritual, mientras los dirigentes, los que quedan, se comportan como esquizofrénicos; aislados de la situación nacional, continúan con sus mismas prácticas de años: se preparan para una elección, se pelean entre ellos, se acusan mutuamente; “narcotraficante”, dice uno, el otro responde con unas fotos; mienten, mienten, mienten. No hay solución, no hay medidas más allá de un bono piche al nacer, un lingotico fantasma, un petro que sabrá Dios por dónde anda. Nos sumieron en unas calamidades económicas inéditas. Pero lo peor, lo que apuñala el corazón de la Patria, es la pérdida de la capacidad de reacción, la voluntad de luchar por el futuro, de construirlo. Estos dirigentes nos robaron el futuro, somos una sociedad sin futuro, fragmentada, al borde de la disolución.

Todo lo anterior lo sabemos, no es momento para inventarios, para quejas, ahora debemos pensar en ¿Qué hacer? Es necesario salvar al país. Las opciones sobre la masa son inútiles, guaidó es una opción gringa, de coloniaje, y el madurismo es la destrucción de lo poco que queda de la Patria.

Es necesario construir otra opción, otra vía, abrir una esperanza que atraiga el grueso de la sociedad actuante. No son suficiente declaraciones, artículos, manifiestos, es necesaria una acción, una audacia que le dé un vuelco a esta situación de conformidad, de lenta disolución. Esta generación no puede ser la generación de la pérdida de la república, en nuestras manos no se puede disolver el país.

Proponemos un concilio de los revolucionarios, de los chavistas, para empezar a actuar como opción. La primera medida sería la convocatoria a un Comité Internacional que detenga la escalada guerrerista de la oligarquía colombiana y el madurismo venezolano; los dos hablan de paz y los dos escalan la guerra. En este comité se podía convocar a Evo, a Correa, Daniel Ortega, James Petras, Rafael Ramírez; personalidades de la Gran Colombia, como Gustavo Petro o Piedad Córdoba; Manuel Cabieses, Aram Aharonian, Atilio Boron, Nestor Kohan, Fernando Buen Abad, Ernesto Samper, German Sánchez Otero, Javier Biardeau, Vladimir Villegas, William Izarra, Luis Britto García, Marcos Luna, Antonio Aponte, Gonzalo Gómez…Gente sobra para iniciar la sanación de la Nación.

La reunión podría ser en el Campo de Carabobo, como homenaje a los Venezolanos y Colombianos que lucharon con el Libertador en la construcción de la Gran Colombia.

Sería un crimen de lesa humanidad no revivir la opción revolucionaria. Sin ese contrapeso la nación se va al precipicio en manos irresponsable que tienen el camino expedito para cualquier barbaridad, desde destruir a pdvsa, entregar el oro hasta precipitar una guerra, todo por mantenerse en el poder, ya no por el poder sino para evitar los castigos que se desprenden del verdadero genocidio que han perpetrado.

Quien esté libre de letargo que lance la primera convocatoria…


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Toby Valderrama Antonio Aponte

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