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Mientras Chávez desde 1992, nunca ha dejado de celebrar el 4-F, por el contrario Rómulo Betancourt desde el mismísimo 18 de octubre de 1945, jamás ha querido recordar su "gesta", una "gesta" en la que se eliminó a plomo limpio a casi toda nuestra Academia Militar. Cintos de jóvenes cadetes fueron acribillados miserablemente. Fue tal el dolor que embargó aquella masacre a su más eximio maestro, a quien más entonces amaba esa Academia, el Presidente Isaías Medina Angarita, que a él se le generó un cáncer y un tormento que al poco tiempo acabó con su vida.
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¿Quién en AD, pues, recuerda a Rómulo Gallegos o quien en ese partido lee sus novelas? ¿Quién en AD recuerda a Andrés Eloy Blanco o quien en ese partido lee sus poemas? ¿Quién en AD se acuerda de sus héroes y galanes, de sus princesa y luchadores, de aquellos memorables mártires de Leonardo Ruiz Pineda, de Luis Alberto Carnevalli o Antonio Pinto Salinas, asesinados por la dictadura de Pérez Jiménez. ¿Quién en AD, caramba? El pasado 18 de octubre, la famosa revolución de octubre que dio nacimiento a la época más esplendorosa del partido Acción Democrática nadie en ese movimiento la recordó. Y uno de los primeros en encargarse de echarle tierra a la FAMOSA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE, FUE RÓMULO BETANCOURT!
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Se había conformado dentro la oficialidad venezolana un grupo operativo denominado "Unión Militar Patriótica", UMP. Los de la UMP, buscaron un apoyo civil, "grave error" según el entonces coronel Marcos Pérez Jiménez. Cuando Medina se entrega a los militares insurrectos lo primero que les dice es: "Tengan cuidado con Acción Democrática". Pero debe quedar claro que este es un Golpe militar monitoreado enteramente por el Departamento de Estado; aquí no intervino para nada la llamada y siempre cursi "sociedad civil". No fue por lo tanto una revolución, sino un estigma horrible que cae no sólo sobre el partido Acción Democrática, y lamentablemente sobre el propio don Rómulo Gallegos, quien se prestó a una farsa asumiendo una responsabilidad que provenía de un gobierno de facto; de modo que forjaba el notable escritor su figura de primer mandatario sobre la trastada de un Golpe contra un hombre honesto, humilde y patriota como lo fue el general Isaías Medina Angarita. No tiene perdón de Dios.
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Los preámbulos del crimen: Las razones de aquel Golpe fueron muchas. Ante todo, un aire de libertad y deseos de cambios que echasen por tierra de manera definitiva y total al gomecismo. Aunado, claro, a cierta ansiedad acumulada de siglos que nos conduce a esa precipitación de creer que todo hay que conseguirlo de un modo inmediato, de que andamos muy lentos en los cambios y que hay que dar extraordinarios saltos para lograr cuanto de bien se desea para el pueblo. No se entiende que estas cosas responden a una evolución muy lenta y además equilibrada con tinos cuidadosos para evitar el zarpazo maldito de los norteamericanos. La transición se iba llevando a cabo con bastante buen pulso. Medina era un hombre bueno, muy sencillo, que según Mariano Picón Salas en muy poco tiempo se estaba convirtiendo en un dirigente de masas. Dice don Mariano: "Es un hombre alto y vigoroso, con una voz suave; que crea adonde llega una atmósfera amistosa que nos hace olvidar su poder; que es un político de excelente salud y jovial ánimo, aquí donde tantos hombres públicos llevaron el encono de su hígado enfermo; que cuando va a hablar en público y mientras otros doctores acuden a leer su papel, él improvisa la palabra justa, sencilla, que da como una flecha certera en quienes le oyen. Mientras los oradores están sumidos en su manuscrito o en la contemplación interior de las frases que quieren decir, él observa al pueblo y es precisamente de los rostros de los auditores, de donde saca la frase que todos aguardan"
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El poeta Andrés Eloy Blanco, buen amigo de Isaías Medina Angarita y compañero de palos, solía decir que Isaías se había graduado en la Universidad de la "Península", refiriéndose a un conocido bar ubicado en la esquina de La Gorda en Caracas, cerca del viejo Silencio; allí, entre una y otra cervecita pudo estudiar el estado del pueblo, sus estrecheces y aspiraciones. Pero a medida que el general Medina fue ascendiendo de rango también fue cambiando las cervecitas, por el whiskycito con los nuevos amigos del Country Club. Siendo Presidente, la burguesía se apresuró a enseñarle a jugar golf y a libar el whisky con soda. Como el general Medina era calvo, los caraqueños decían que el whisky tumbaba el pelo, y hasta se hizo famosa una canción sobre ese tema. Si Medina se hubiese mantenido atento a la situación en los cuarteles, comiendo sancocho y bebiendo cervecita con los oficiales jóvenes, quizás no lo hubiesen tumbado varios de sus propios discípulos.
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Después del gobierno de Medina (a quien derrocaron faltándole seis meses para concluir su mandato), pudo haberse elegido a un hombre sin ataduras de partido, que hubiese continuado la bien coordinada administración de las dos últimas presidencias. Quizá se hubiese elegido a don Caracciolo Parra Pérez, o a don Arturo Uslar Pietri, a don Juan de Dios Celis Paredes. Cualquiera de estos tres hubiese podido realizar un equilibrado gobierno, pues eran excelentes trabajadores, y personas cultivadas en un verdadero servicio a la patria. Entonces no se conocía el sectarismo adeco que se implantaría entre nosotros de manera tan funesta. Hubo sin embargo la terquedad de don Arturo Uslar Pietri - quien rechazaba obsesivamente la nominación de un candidato independiente de consenso ante la enfermedad de Diógenes Escalante – y ésto abonó el terreno para que los enemigos de Medina justificaran "cívicamente" el fulano Golpe.
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Otras causas que contribuyeron con este desastre, fueron de carácter externo. Medina Angarita no pudo calibrar a tiempo los súbitos cambios que se dieron en la geopolítica imperante a raíz de la muerte del presidente Franklin Delano Rooselvelt. Entonces la luna de miel del gobierno americano con Stalin había fenecido y se iniciaba la Guerra Fría. El Presidente Harry Truman la inaugura, pero Venezuela ha quedado colgada en los acuerdos del pasado: Medina establece relaciones diplomáticas y consulares con la Unión Soviética. No sólo es suave con los comunistas sino que los acoge para enfrentar a los adecos. Me refería el doctor Carlos Chalbaud Zerpa que se había regado la especie de que el régimen medinista pretendía "comunizar" a la juventud a través de profesores marxistas en los liceos.
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En las elecciones municipales de 1944 el PDV lleva planchas unidas con el ultra-izquierdismo reunido bajo las siglas UPV, Unión Popular Venezolana. Además, contra la opinión de López Contreras quien había propuesto que el Día del Trabajador se celebrara el 24 de julio, Medina cede al influjo de los comunistas y opta por escoger para tal celebración el 1º de mayo. Este acto de Medina fue asumido por López Contreras (muy pro-yanqui) como una afrenta. Le dijo don Eleazar a su ministro Julio Diez: "A mí me han ofrecido armas y dinero para que encabece un movimiento tendiente a derrocar el actual gobierno... La determinación de que he hablado la haré efectiva, si se dicta el decreto ejecutivo declarando el 1º de Mayo Día del Trabajador, porque tal medida la estimaré como una ofensa personal que se me infiere." Es significativo que a los once días después de que Medina legaliza al Partido Comunista de Venezuela, se ejecuta el Golpe.
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Betancourt es uno de los primeros filocomunistas que comprende rápidamente que sin el consentimiento del Departamento de Estado es imposible gobernar en América. A partir de 1941, se apresura a comunicarle a todo el mundo que él ha dejado de ser comunista, principalmente al embajador de EE UU, y a varias instituciones gubernativas del país del Norte. Betancourt tiene clara una cosa: él no quiere ir dando saltos de matas por el mundo como lo habían hecho en el pasado los Machados, Salvador de la Plaza o Juan Bautista Fuenmayor. El quiere gobernar. Y para gobernar hay que dejarse de pendejadas pro-comunistas porque con tal sambenito entre tantos "analfabetos" jamás llegará a nada. Betancourt es el primer político moderno que entiende cabalmente la situación de profunda mediocridad en que se debate pueblo y en función de ellos decide manipularlo y actuar en consecuencias, sin muchos miramientos. Causa estupor cómo izquierdistas de la talla intelectual de Domingo Alberto Rangel y Simón Sáez Mérida fueron tan vilmente engañados por Betancourt.
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Cuando Betancourt se entera que Medina en un acto patriota y valiente tiene un serio altercado con Henry J. Linam, Presidente de la Creole y lo expulsa del país, se frota las manos. Un impasse que le cae de perlas y a raíz de ello se encargará de hacer ver a los diplomáticos de EE UU lo impropio de esta medida y de otras más (legales) que ha implementado contra el capital foráneo. Se monta, pues Rómulo en el lomo del recelo norteamericano, a la vez que él mismo se presenta como el salvador de los intereses norteamericanos, en un excelente sustituto de Medina. El periódico que servía a las empresas petroleras era "La Esfera" y llevaba a cabo una tenaz campaña contra la nueva política en hidrocarburos. Nada de extraño tiene pues, que el diario adeco "El País" y el ultraderechista de "La Esfera" se unan en sus mentiras y luego celebren con bombos y platillos la caída de Medina.
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Uno se imagina el mar de chismes que llevarían los políticos nuestros al Departamento de Estado. Era tal esta situación, que me dice el doctor Carlos Chalbaud que no fue Pérez Jiménez quien buscó para el Golpe la ayuda de A.D. sino que la condición sine qua non que impuso el Departamento de Estado para poder reconocer el gobierno de facto que surgiera, fue el que los golpistas se unieran a un partido de oposición. Es decir que ya A.D. había realizado un trabajo impresionante con Valmore Rodríguez a la cabeza, para convertirse en la niña preferida del Departamento de Estado norteamericano.
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El Golpe ya se tenía planeado en junio de 1945, es decir, que la pantomima de Betancourt y de don Raúl Leoni, el 3 de julio de ese mismo año, visitando a Diógenes Andrade en Washington para proponerle la presidencia de la República es toda una farsa. Como ya tienen preparado el Golpe van y hacen "una visita de cortesía" al Departamento de Estado, que no es otra cosa que de ponerle al tanto de cuanto han decidido con un grupo numeroso de oficiales a la cabeza de Marcos Pérez Jiménez. Téngase en cuenta también que Pérez Jiménez estuvo en Washington en 1945, "en misión militar buscando armamento"; estuvo en el Pentágono, y cuando regresó al país dijo que había sido un éxito su gestión. Añádase a todo esto el que en vísperas del Golpe, Delgado Chalbaud había tenido conversaciones radiotelefónicas en inglés con el presidente Truman por intermedio del embajador Frank Corrigan. Existe incluso todavía la duda si López Contreras, gran amigo de Corrigan, también tuvo su parte en este tinglado, tomando en cuenta que él si era furibundo anticomunista, y estaba alarmado por la dirección izquierdista que tomaba el régimen de Medina. Quizás, siendo visto como uno de los últimos mastodontes del gomecismo no se le incluyó, pero actuó tras bastidores. Si algo debe quedar claro, es que a Medina no se le podía echar en cara que fuese gomecista y que por lo tanto había que echarlo del poder por esta razón. En 1935, por un discurso que pronunció en presencia de Gómez estuvo a punto de ser encerrado en una mazmorra.
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Es tan cierto el hecho de que Betancourt se había convertido en el niño mimado del Departamento de Estado, que el 30 de octubre, a sólo 12 días de haber sido derrocado Medina, aparece en El Heraldo una información que fue trasmitida de Washington: "Los intereses norteamericanos creen que el régimen de Betancout es más democrático que el antiguo régimen de Medina, y aseguran que no habrá dificultades serias entre EE UU y Venezuela acerca de la producción petrolera ni la propiedad de las explotaciones petroleras en Venezuela." Pero ya antes, el 29, el señor James Byrnes, Secretario del Departamento de Estado, anuncia desde Washington "que el gobierno de EE UU había entendido su pleno reconocimiento al gobierno de Venezuela..."
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En Venezuela era costumbre (y todavía lo sigue siendo), que cuando arribaba al país un magnate gringo, los presidente le atendían en el acto. Así sucedía, por ejemplo con mister Nelson Rockefeller. Pues bien, se presentó en Miraflores míster Henry Linam (presidente de la Creole) para tratar con el Presidente de la República, el álgido problema de los impuestos petroleros. Ese día la agenda del Presidente estaba llena, de modo que a Linam no lo pudo recibir al instante. Entonces Linam, molesto y ofendido le dice al decano de guardia: "-Por favor, dígale que regreso a mi oficina donde me esperan asuntos urgentes por resolver, y que volveré cuando esté menos atareado." En cuanto el Presidente recibe este mensaje, replica: "El señor Presidente de la República le hace saber lo valioso de su tiempo, pero también que si no puede esperar, tiene 48 horas para abandonar el país." Linam fue expulsado de Venezuela "por irrespeto al Presidente". Betancourt, como los demás genuflexos, débiles y cobardes de nuestro continente, haría ver a EE UU el peligro de un nuevo nacionalista en América Latina (como el que protagonizaba Lázaro Cárdenas en México). Este temor fue igualmente expresado por centros del poder financiero del Norte. No sabemos hasta qué punto estas reacciones de Medina podían haber sido inspiradas por la influencia de algunos comunistas que apoyaban a su gobierno. Téngase en cuenta que los periodistas Miguel Otero Silva (dueño de "El Nacional"), Pedro Beroes (dueño de "Ultimas Noticias") y Gabriel Bracho Montiel (dueño de "El Morrocoy Azul") eran todos comunistas y fuertes aliados de Medina.
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Para completar, Venezuela tarda en romper relaciones con los gobiernos de Hitler, de Mussolini y de emperador Hirohito. Todo esto produce gran incomodidad en Washington, y el Departamento de Estado decide incrementar su participación en el Golpe. De lo cual deducimos que desde entonces Betancourt estaba, como insistimos, junto con José Figueres (quién por su colaboración con la CIA acabará siendo presidente de Costa Rica), con Luis Muñoz Marín (a quien por su trabajo a favor también de la CIA se le premiará haciéndolo gobernador de Puerto Rico) y otros "demócratas" latinoamericanos fuertemente atados a los intereses norteamericanos. Por este motivo, resulta paradójico y hasta cómico (como muchas otras cosas de este país), que cuando Gallegos sea derrocado en 1948, salgan incluso comunistas y copeyanos a celebrarlo.
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Otro punto traumático fue la elección del posible sucesor del presidente Medina desde su propio proyecto político. Veníamos arrastrando el vicio de que para ser Presidente de la República, era indispensable haber nacido en el Táchira, por lo que Caracciolo Parra Pérez, Juan de Dios Paredes y Uslar Pietri, quedaban descartados. A esto se agrega el hecho de que una arteriosclerosis (o producto de un envenenamiento que se le hizo) se vuelve loco don Diógenes Escalante, quedándonos entonces sin hombre de consenso. Esto hizo que el presidente erradamente se inclinara por Angel Biaggini, "quien además de no contar con el apoyo de A.D. carecía de popularidad y de ortografía. En unas declaraciones dadas a la prensa había escrito la palabra ENTUSIASMO con la letra C, y aquello provocó burlas sangrientas". El desprestigio de Biaggini llegó a tal extremo, que en los colegios, en las clases de dictado, cuando casualmente el maestro citaba la palabra entusiasmo, los alumnos a coro gritaban: "¿Con C o con S, profesor?"
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Se ha querido justificar históricamente el Golpe, diciendo que Medina era terco y prepotente en sus decisiones y que la propuesta candidatural de Biaggini fue la gota que rebasó el vaso; pero si estábamos bajo un gobierno democrático, ¿por qué los adecos no propusieron su propio candidato? ¿Por qué Medina debía satisfacerles?
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El Golpe se realiza a espaldas de la militancia adeca: Mezcladas todas estas confusiones que nos llegaban de fuera, con la ambición de Rómulo Betancourt y un grupo numeroso de destacados oficiales, se organiza el Golpe. No la tienen todas consigo los jefes de la conjura, pues sólo 150 (de entre más de 300) oficiales deciden unirse a la asonada militar. A Rómulo Betancourt se le invita a participar en el crimen; es indudable que don Rómulo Gallegos tiene que conocerlo. La noche anterior, es decir, el 17 de octubre de 1945, Acción Democrática organiza un mitin para pulsar (y preparar) a la gente de su partido. Entonces, los dirigentes políticos como Betancourt y Rafael Caldera estaban emulando las actividades de los comunistas y fascistas europeos los cuales contaban con jóvenes entrenados militarmente. Aquella gente estaba siendo engañada también cuando fue arrastrada por Betancourt para que respaldara un atentado tan inmoral contra Medina, quien había sido elegido por el Congreso de la República.
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En ese mitin del Nuevo Circo, la noche del 17 de octubre, Betancourt con su voz desagradable y chillona gritó eufórico: "Acción Democrática no participará en ningún gobierno como pariente pobre, porque aspira a la totalidad del poder". Se iniciaba el burdo y criminal sectarismo adeco que nos ha desquiciado hasta el presente. Antonio Pizani Pardi dice en su libro "De Cipriano Castro a Rómulo Betancourt", que Pérez Jiménez para llevar a cabo el Golpe propuso invitar a un partido como parte civil en la transformación que buscaban. Pérez Jiménez era un hombre cuya cultura no sobrepasaba la lectura de los artículos políticos que traían entonces el periódico de A.D. "El País"; él mismo contaría a Agustín Blanco Muñoz que sus lecturas preferidas eran las "Selecciones de Reader Digest". Téngase además en cuenta que es Pérez Jiménez quien en reunión secreta de miembros de la UPM con AD propone que sea Betancourt quien presida el gobierno provisional.
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El día 15 de octubre aparece un vocero del lopecismo, don Ramón David León, quien advierte mediante un artículo en "La Esfera" lo siguiente: "No estamos por un pacífico Golpe de Estado por el que aboga actualmente Acción Democrática...". De modo que Betancourt fue embarcado como piloto principal de una nave averiada y la pasará a dirigir con el nombre de Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno. Luego, por el tristemente famoso Jurado de Responsabilidad Civil Administrativa, recibirá el mote de Robespierre de Guatire. Quisieron dársela los adecos de ser los verdugos de los "corruptos", y terminaron ellos siendo los padres, abuelos, padrinos y bisabuelos de todas las malditas deudas (internas y externas) que hoy nos agobian.
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Dice en su libro Luis Cordero, ya citado, que Betancourt organizó con los oficiales de la Marina de Guerra las primeras células conspirativas en 1943, y entre los adictos a ella estuvo el teniente de fragata Armando López Conde, y posteriormente, un hermano de éste, Horacio López Conde de la Aviación, es quien propone fervorosamente en la UPM, que sea Betancourt quien aparezca aliado a los militares en la conjura del 45. Y es así como aparecen los primeros escarceos golpistas en casa del médico Edmundo Fernández. Dice el doctor Pedro José Lara Peña que solamente en el año de 1945, Betancourt había intentado por lo menos cuatro Golpes de oficiales y sub-oficiales (Véase el libro "Juan de Dios Celis Paredes, Hombre y Saga" de Carlos Maldonado Bourgoin, Edición patrocinada por la Fundación Juan de Dios Celis Paredes, 1993, pag. 92.).
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En la asonada militar del 18 de octubre, los adecos entraron por la puerta miserable del arrime: sirvieron de parapeto civil para un horrendo crimen que aún estamos pagando, que lo pagó don Rómulo Gallegos quien quedó casi inhabilitado para producir algo que valiera la pena intelectualmente; las tensiones políticas se recrudecieron con el asesinato en la persona del Teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, aunado a otros hechos que tuvieron mucho que ver con numerosas sublevaciones, como la fallida en enero de 1946: el amotinamiento ese año, de los Araujo en el Estado Trujillo; una amenaza de bombardeo sobre la ciudad de Caracas por parte de los dictadores Trujillo y Somoza, en febrero de 1948; la estúpida alianza anticomunista, la creación de las bandas armadas de A.D.; y finalmente la dictadura de Pérez Jiménez que disfrutaron con largueza y fruición los copeyanos (para finalmente venir a dar con esta vergonzosa democracia fundada precisamente por el Golpista Mayor).
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En principio se creyó que el Golpe lo había urdido don Eleazar López Contreras. A Medina lo cogen un poco desorientado esa madrugada del 18 de octubre. Medina no era ningún cobarde, sino que por un extraordinario sentido patriota, bien raro entre nosotros, prefiere inmolarse ante que desatar una guerra civil. Esa mañana cuando se dirige al Cuartel Bermúdez él mismo ordena prisión para un grupo de oficiales que se muestran ambiguos cuando les interroga sobre su lealtad al gobierno. Luis Miquelena líder de los autobuseros le ofrece asaltar Miraflores con civiles armados. Medina no quiere derramamiento de sangre. Una llamada de Maracay lo deja desconcertado, frío: allí todas las dependencias militares están alzadas, y han matado al gobernador, doctor Aníbal Paradisi.
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Todo un grupo de jóvenes y brillantes militares engañados por la ambición de Betancourt y Pérez Jiménez: Podía resistir Medina, pues las fuerzas leales al gobierno habían sometido a los sublevados del Cuartel San Carlos, y además la Policía mostraba una decidida lealtad al régimen constitucional. El pobre Medina se entrega para no tener que sacrificar a lo más granado de la joven oficialidad venezolana. Aniquilar a toda aquella juventud habría sido monstruoso, sobre todo cuando estaban pendiente álgidos problemas con Colombia, y estaba todavía reciente la tragedia de 30 años de dictadura. Medina quizás consideró que a lo mejor con su fin se iniciaba otra etapa para el país, más positiva, y era necesario que los restos últimos del gomecismo desaparecieran, incluyéndolo a él. Así que aceptó entregarse. Fue un acto de desprendimiento inmenso como el del Libertador en 1830 cuando huyó a Cartagena para tomar un barco y largarse a Europa. Pero expulsado Medina, vino una etapa de una extraordinaria divagación social, con demagogos en cada esquina queriendo salvar al país: se impuso el manguareo del sindicalismo, la destrucción de los servicios públicos y el despilfarro aunado al sangrante problema de la corrupción, que nos coloca hoy día en el tercer país más corrupto del mundo.
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Después del Golpe: Una vez montado en la Silla, una comisión del PCV se dirige al Ministerio de Guerra, para conciliar una salida digna para mucha gente que ha apoyado a Medina. (Han intentado comunicarse con Rómulo, pero éste en su Silla no quiere nada con sus antiguos camaradas). En el Ministerio de Guerra les atiende el capitán Mario R. Vargas a quien estos ilusos les dice que encontraran dificultades por parte del gobierno gringo para obtener el reconocimiento diplomático; el oficial les dice de plano: "Antes de dar el Golpe nosotros habíamos consultado con la Embajada de los EE UU, y no procedimos hasta haber recibido la aprobación." Además el embajador Corrigan "reconoce el éxito del gobierno recién formado para impedir el desborde de gente incontrolada." El 30 de octubre el Secretario de Estado estadounidense le había solicitado a Corrigan que le agradeciera a Betancourt las garantías dadas a las compañías petroleras. El mismo Corrigan se apresura a responder el día 31 de octubre: "Innecesarias. Mis relaciones con Betancourt, así como las del personal, van de amistosas a íntimas." Es notoria la simpatía de EE UU hacia el nuevo gobierno, por cuanto Betancourt se apresura a decir que su gobierno es completamente diferente al de Medina; añade que el gobierno de Medina "mantuvo estrecha relación con los grupos comunistas, combatidos por nosotros." Sigue dando explicaciones al Departamento de Estado, y todas sus respuestas son aprobadas; se ha portado como un colegial que se ha aprendido muy bien la lección. Es tajante en su sumisión a los intereses norteamericanos: "Si hicimos la revolución fue para darle un vuelco a la política y la administración del país. Hemos expuesto estos anhelos y necesidades al gobierno amigo de los EE UU."
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Una de las medidas que se apresura Betancourt a tomar es la derogación de la Ley de Reforma Agraria del gobierno de Medina que tanto escozor había causado a los consorcios norteamericanos, y esto con el fin de satisfacer también los gustos inversionistas de Nelson Rockefeller. Pero para que se vea el "palo de hombre" que nos estaba gobernando, haciendo una revolución a la medida de los gustos gringos, el nuevo presidente de la Creole (MR. Arthur T. Proudfit), satisfecho con la lección que le han dado a quien con dignidad expulsó del país a míster Linam, declara que ha discutido lineamientos políticos con Betancourt. Ufanos declaran este señor y la Standard Oil el no haber hallado en todo su vasto imperio un hombre mejor calificado que Betan-court para entenderse en materia petrolera. Luego serán los peritos de la Creole (en 1948) quienes redacten las leyes relativas a impuestos y regalías normales. Ya para 1946 Corrigan reporta que Betancourt acostumbra pedirle consejos a Alan Dawson, consejero político de la embajada, cada semana o cada diez días para discutir asuntos de interés mutuo.
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Existe un hecho que revela la cobardía y traición de Betancourt a los sagrados intereses de la Nación venezolana. Cuando comienza a tomar medidas que provocan cierta incomodidad en el ambiente político nacional como lo del Jurado de Responsabilidad Civil y Administrativa, Betancourt previamente se pone de acuerdo en ello con míster Dawson y le dice que es una simple pantomima para entretener al público de galería, y que trasmita a su gobierno que no se preocupe en absoluto. Míster Dawson tranquiliza al Departamento de Estado en un informe donde le dice: "La política de Betancourt no refleja ninguna tendencia antiamericana, sino más bien resultados de los demagógicos esfuerzos de la Junta para obtener apoyo popular mediante medidas radicales..." Y añade este miserable consejero de la embajada de EE UU al Departamento de Estado el 14 de febrero de 1946, todo lo que resume el estado criminal de esta actual democracia: "La Junta considera que las medidas demagógicas le serán de utilidad en las próxi-mas elecciones en las que votarán analfabetos." Y hasta hoy, a finales del siglo XX, con las felonías y triquiñuelas puestas en práctica por Betancourt ha venido funcionamiento esta monstruosa democracia, siempre de rodillas ante EE UU.
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Los frutos de aquella felonía: Existen horribles crímenes que conducen en términos del sensualista don Jeremías Benthan, en útiles, beneficios y espléndidos resultados políticos. Sólo me referiré a dos de ellos por cuanto nos tocan íntimamente: el asesinato en la persona del Gran Mariscal de Ayacucho y el derrocamiento de don Isaías Medina Angarita. Moribundo y excluido el Libertador del escenario político colombiano, la gran tranca para hacerse con el poder los grupos santanderistas la constituía Sucre. Había pues que eliminarlo y sobre este crimen, sus ejecutores hacerse con el poder durante un largo período. Así fue: el crimen lo llevaron a cabo los generales José María Obando y José Hilario López; el primero que disfruta (elegido por el Congreso) de los beneficios de este atentado es Francisco de Paula Santander quien regresa de su exilio dorado como un héroe; pero ya antes Obando había estado en la presidencia encargado provisionalmente y lo estará dos veces más. José Hilario López recogerá también grandes laureles de este asesinato disfrutando de la presidencia en un período donde pone a funcionar a los zurriagueros y bajo el cual se vive bajo un tenebroso terror. Entre los que formaron parte de esta conjura se encuentran también Francisco Soto, Vicente Azuero y Florentino González, todos ellos en su momento prospectos de primer orden para ocupar la presidencia. Los períodos se hicieron muy cortos para satisfacer a todos. Juan José Flores, quien también estuvo envuelto en el tinglado del crimen contra Sucre, fue el mandamás de Ecuador durante 15 años. Indirectamente, también Páez resultó beneficiado por este crimen, pues poco después de que se ejecuta, Obando eufórico le escribirá a Santander: "En Venezuela contamos con uno idéntico a nosotros: el general Páez." Porque sépase que en todos los documentos oficiales y no oficiales existentes en Venezuela que se recogen posteriormente al asesinato de Sucre, nunca se condena este crimen. Paéz sobre él guardará un especioso, insólito y vulgar silencio: le convenía.
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Sin duda que Pérez Jiménez cuando invitó a los adecos para unirse al Golpe contra Medina, imaginó que los utilizaba, como también Rómulo y su gente pensaron que a la postre serían ellos quienes le sacarían la mejor parte. Para darle algún cariz ideológico y político a esta vil acción, la llamaron "REVOLUCIÓN DE OCTUBRE" e inmediatamente se buscaron a un hombre valioso que tapara aquella bastarda y burda trapacería: lo encontraron en el pobre Rómulo Gallegos. Luego, echaron mano de dos agencias internacionales: la Casa Relin (Bernard) y la firma Nathanson, que se dieron a la tarea de difundir por el mundo lo fantástico, fabuloso y formidable que había resultado la REVOLUCIÓN DE OCTUBRE para el pueblo venezolano. Al igual que con el Crimen de Berruecos, el del 18 de Octubre se extendió en el tiempo cubriendo casi toda esta actual democracia, en la que se beneficiaron aquellos criminales con la presidencia de la república: Betancourt de primero, luego siguen Raúl Leoni, y los fracasados (como Azuero, González y Soto) en intentar coger su parte: Luis Beltrán Prieto Figueroa y Gonzalo Barrios. CAP recibió una tajada de poder bien grande: el 18 de Octubre toma camiones de la UCV y traslada armas a la Escuela Militar tomada por Mario Vargas y Delgado Chalbaud. Ocupa junto con Domingo Alberto Rangel la estación de radio Revolución y difunde el primer manifiesto. Caldera quien fue hijo nefasto de aquella acción también tuvo su parte, resultando ser quizás la más grande. Igualmente Luis Herrera Campins, quien al producirse el Golpe sale en nombre de la UNE a dar gritos histéricos de que había que solidarizarse con la Junta Revolucionaria. Después habría de hacer su peregrinación a la CIA reclamando su parte, por haber apoyado el Golpe. Ya a Caldera lo habían nombrado Procurador.
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Esos fueron en realidad los frutos de aquella cruenta mentira, cuyos resultados los TUVISMOS a la vista durante toda la Cuarta República: "Venezuela: el tercer país más corrupto del mundo". Por su lado: Colombia el país con el estado de violencia más grande en el mundo". Es decir, aquellos crímenes se hicieron impunemente, los hemos pagado todos y los seguimos pagando hasta que llegó el 4-F...