"La verdad es el alma de la historia."
Antonio de Soliz
Si, en estos momentos alguien cree el "cuento" cuando culpan a la mano invisible del Presidente Nicolás Maduro –para ver si la pegan– de los movimientos insurreccionales en los países latinoamericanos, especialmente: Chile, y Ecuador; no está lejos de creer en la creación de su propio ser por obra y gracia de una brisa mañanera. Parece increíble, pero cada día se agotan más los recursos del imperialismo, y sus lacayos para engañar a los pueblos, por eso recurren a cuanta gafedad se les ocurre, en la mayoría de los casos imposible de digerir por cualquier mortal. A los fieles defensores del gran capital, no se les puede creer nada, menos al intentar de ocultar el fracaso del neoliberalismo, como si estuvieran escondiendo la separación de parejas. Todas las justificaciones terminan en una perorata reciclada, donde la única gran verdad, es la frustración acumulada al no poder acabar con el legítimo gobierno de Nicolás Maduro.
El actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, no se cansa de aprobar medidas coercitivas contra Venezuela; su meta: nada de alimentos, ni medicinas ¡murase, quien se muera! Las viene poniendo en práctica, sin importarles a quienes van a perjudicar. No se necesitan pruebas, ni análisis minucioso para comprobar la veracidad de la criminalidad de los hechos, aunque los verdaderos "cegatos" se dejan llevar de la mano, pensando en las bondades del que no sabe de compasiones.
El tiempo de Trump en el gobierno, lo ha pasado aplicando el látigo y lanzando amenazas contra el proyecto venezolano, apoyado en una oposición que vive añorando el pasado lleno de privilegios, siempre agrupados en las dos organizaciones con todo el poder necesario para hacer lo que les venía en ganas–AD y COPEI– del cual quedan los recuerdos de una época, despertando en la conciencia de los que sufrieron sus atropellos, el grito ¡No volverán! Por eso, se cobijan en la desesperación del aparato propagandista del imperialismo, para meter en el mismo saco las guarimbas, y los intentos de liberación en Chile, y Ecuador. Hacer semejante comparación, es nadar en una piscina vacía, haciendo el papel de comiquita. Son dos casos totalmente distintos; pero para el que vive de engaños, como los estafadores, no le queda otra, si no emplear el mismo patrón, y para eso utilizan todos los medios posibles, cuando la diferencia es como del cielo a la tierra; es la lucha de clases protagonizada en escenarios, y actores totalmente distintos.
Lo único creíble, en la nueva metodología del imperialismo para someter a los pueblos; la acción directa sin mucho rodeo. La nueva estrategia del capital financiero es levantar la bandera del neoliberalismo, como la salvación de los pueblos, con la única intención de defender sus capitales, y esto es un golpe mortal para los pobres de la tierra. Lo del FMI, no es nada nuevo, pero es el gran fogón utilizado por los oligarcas para cocinar todos sus proyectos, antes el despertar de los pueblos. Hablan, y dicen lo que van hacer; no esconden nada; van directamente al grano, para que nadie se sorprenda. saben perfectamente en la preparación psicología de las masas, sin darles tiempo para pensar, y si, para recibir las noticias, como algo normal en medio de la gran crisis del capitalismo.
Lo que no han podido, ni van a poder, es anexarle al libreto la manera de detener la sublevación de los pueblos. En Venezuela apareció un autoproclamado de las hogueras de las guarimbas para avalar los atropellos y saqueos de Trump y su pandilla contra Venezuela. Además, tenían con una tarea primordial colocar nuevamente en el poder a la oligarquía criolla, y talar de una vez el árbol, que le puede brindar la verdadera felicidad al pueblo: el socialismo; por nada del mundo lo pueden dejar florecer. En Ecuador, y ahora Chile, ha despertado el pueblo gritándole a todo pulmón, especialmente a los traidores, y entregados las causas de su presencia en la calle.
Hasta los mismos opositores se ríen, cuando oyen culpar a Maduro. Los causantes de la sublevación en esos países, están a la vista de toda persona pensante, y sensata: el FMI, el imperialismo, las oligarquías criollas, la CE de dichos países (funcionan igual en todas partes, para no perder el hábito) más la traición de Lenin Moreno; la arrogancia, y desprecio hacia sus semejantes del Presidente Sebastián Piñera, quien en cada intervención demuestra el cinismo, que caracteriza a Donald Trump, y al autoproclamado venezolano. No podemos olvidar las proféticas palabras del Comandante Fidel Castro, cuando expresó en un aniversario de la revolución cubana: "La globalización neoliberal impuesta al mundo, diseñada para un mayor saqueo de los recursos naturales del planeta, ha conducido a la mayoría de los países del Tercer Mundo, y de modo especial a los de América Latina, tras el fatídico "Consenso de Washington", a una situación desesperada e insostenible, y tarde o temprano veremos el despertar"