Cuento o razón

La navidad es una flor de sueños

La lluvia con su pincel en el lienzo del paisaje pintó a los árboles con diferentes tonos de verde, mientras que a las montañas muchas veces le realizó un peinado con neblina en sus distintas cabeceras.

Juancho Marcano con admiración y contento observaba y disfrutaba del panorama y viendo la mano milagrosa de la naturaleza, y lo hacía reunidos con sus amigos: el perro Pipo y la mata de mango, en su pequeño conuco.

- La navidad Juancho es una flor de sueños, dijo el perro al periodista.

- Claro, Pipo, le respondió Juancho, y agregó: "es una época bien bonita y nos trae los recuerdos más bellos de nuestra infancia y de nuestra juventud".

- Es verdad todo eso que dicen, pero yo espero que el Niño Jesús nos traiga para el año próximo todo lo bueno, y cuando digo todo lo bueno, es que hable con Dios y nos mande lluvia para alimentarnos y florecer y dar frutos. Igualmente que les ponga bastante conciencia a los hombres y se den cuenta que en vez de destruir los árboles, lo que hay es que sembrar mucho más para beneficio, no sólo de él, sino de todo el planeta, dijo la mata de mango, enfáticamente.

El periodista Juancho Marcano, quedó inmóvil al escuchar esta exposición y en vista de eso se dirigió a Pipo, que también estaba impresionado por lo que dijo el árbol, y le preguntó: ¿Tú qué desearías Pipo para que el año que viene?.

- Que todos mis hermanos que pasan necesidades y sobre todo los que están en situación de calle, los hombres le dediquen su tiempo y no sólo que los respeten, sino que los ayuden, los quieran y los alimenten, y les den abrigo en sus casas, pues también merecen tener un techo, dijo el perro.

Juancho Marcano, sintiéndose culpable por la actuación de sus semejantes, los miró y abrazó el tronco de la mata de mango y al perro, y les dijo: "Les confieso, amigos míos, que no sólo en navidad por el Niño Jesús, ruego por ustedes, sino también todo el año. Por eso confío en Dios que este mundo va a mejorar tanto para ustedes, como para los hombres".

Los tres amigos, observaron el chubasco que se aproximaba, y cada quien se despidió y Juancho y Pipo, regresaron a casa.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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