Existen tantas maneras de justificar el miedo a la violencia revolucionaria que cuando cuaja ese temor en la cabeza del pueblo, se llega a la conclusión que es preferible morir de inanición política, vivir en silencio, o mejor abandonar el país que comprometerse con la revolución.
Entre algunos temores, ay, la hambruna de Mao producto de la colectivización, tiemblan los dientes hasta de defender Telesur, promover la idea que los gringos son super poderosos es situarse en una posición tan diminuta y cobarde que es mejor no interrumpirlos en sus planes intervencionistas, se teme hasta allanar las oficinas del mayor conspirador que hay en Venezuela. ¡Por Dios! de que se trata todo esto.
Acaso no se ve que los gringos harían de Venezuela, lo mismo que en Bolivia, sin perdón alguno. Que el gobierno peruano crea una policía para tratar a venezolanos como delincuentes, y el gobierno no encuentra donde meterse.
Creo que es tiempo de reorganización, de reorientar las escuelas políticas, de demandar a los intelectuales una posición mas honrosa y clara de la perspectiva inmediata y a mediano plazo de la sociedad venezolana y su revolución.
Ejemplos hay, de enfrentamientos de latinoamericanos contra el imperialismo, donde se logra sobrevivir y seguir adelante: El Che Guevara, Cuba frente al bloqueo, Nicaragua, El Salvador, Argentina, etc.
Que pasa venezolanos, es tan fresca y alegre la revolución chavista, ¿Que ya la olvidaron? ¿Las calles, la música popular, las gritaderas anti imperialistas, el discurso encendido y viril de Chávez ha cedido el lugar al discurso monetario?
Se necesita una nueva revolución y romper el gigantesco temor a las colectividades enardecidas y a las transformaciones.