Una vulgar intervención ingenieril de fragmentos, reseñada como la gran infraestructura de la conexión vial entre la plaza Miranda y el puente Guzmán Blanco, debió hacerse arquitectura en principio urbana y como un portal de acceso remitir a un fenómeno de dimensión geográfica-territorial del Área de Interés Histórico de la ciudad de Cumaná.
La nueva ciudad
Es un hecho comúnmente conocido que la ciudad de Cumaná ha borrado el pasado contenido en su Área de Interés Histórico. Son varios los rincones del sabor ambiental particularmente significativo y que hoy podrían constituir los puntos cardinales de la memoria urbana. No es el caso analizar las razones de esta situación, aunque es evidente que una de ellas ha sido el afán de erigir la nueva ciudad que debería adaptarse al dinamismo de la vida moderna y a las distintas dimensiones espaciales.
En este proceso de modernización se ha intentado enmarcar en la nueva planificación urbana del Área de Interés Histórico, lo que a falta de las ya desaparecidas edificaciones del valor ambiental histórico, debería considerarse desacertada al estar ligada al hecho de formar una imagen de falsa modernidad por parte del poder político.
Precisamente dentro de este espíritu esta mantenida esta vulgar intervención, lo cual señala un hecho de extraordinaria importancia como es la eventual modificación vial entre el puente Guzmán Blanco, la plaza Miranda y el Área de Interés Histórico, permitiendo la redefinición de las condiciones de desarrollo y estableciendo un nuevo perfil urbano.
Hito urbano vs memoria urbana
En este proceso de expansion o explosión que pudiera definirse por su rapidez y por sus defectos, el primer obstáculo que encontró este inexorable camino es el Área de Interés Histórico de la ciudad de Cumaná. El “proyecto de intervención no cumple con la premisa de “límite”, “puerta”, “terminación”, “principio”, “remate”, “articulación”.
El boulevard planteado no adquiere de modo alguno el sentido de hito urbano, ni es capaz de imprimir al sector el valor de la modernidad y de la historia a la vez; además, no se une armoniosamente con la secuencia de los espacios peatonales existentes. No existe en realidad una puerta de entrada al Área de Interés Histórico de la ciudad de Cumaná, allí presente como lugar, registrada en la memoria urbana.
Esta intervención, como demarcación de los límites tradicionales, juega a la fabricación de la historia cancelando el pasado a través de signos modernos de evidente significado simbólico. Esta obra en ejecución debió fundamentarse en la condición de espacio de remate y de articulación con sus múltiples potencialidades como espacio de transición entre fenómenos urbanos diferenciados pero continuos.
Vulgar labor ingenieril de fragmentos
Una destreza proveniente de la vialidad y la comunicación, de la ingeniería y de la arquitectura en principio urbana, remite desde el puente Guzmán Blanco (1877) a un fenómeno de dimensión territorial, exportando así lo urbano más allá de lo que convencionalmente entendemos por ciudad.
El sector de la plaza Miranda se identifica paisajísticamente como un umbral de “llegada” al Área de Interés Histórico de Cumaná; es el pórtico de “entrada”, antiguamente reseñado por el “portal de agua” que identificaba el antiguo puerto colonial. Su carácter de hito urbano corresponde a una estrategia recurrente que da forma emergente a una obra de intervención, que no ha sido reseñada como una infraestructura de la conexión vial con “límite”, “puerta”, “terminación”, “principio”, “remate”, “articulación”, dependiendo desde cuál dirección nos acerquemos.
Más allá de la ciudad que lo identifica, esta vulgar labor ingenieril de fragmentos debió hacerse arquitectura urbana y como un portal de “acceso” remitir a un fenómeno de dimensión territorial a lo largo de esa sinuosa curva, intensa y vertiginosa por donde pasaba el río Seco o Madre Vieja. Al mismo tiempo, el otrora puente Guzmán Blanco, aún en reparación desde el terremoto del 20 agosto 2018, como un punto de inflexión, debió ser considerado zona del desplazamiento más significativo del territorio urbano cumanés donde la dimensión geográfica de la ciudad adquiriera sentido hacia todas las direcciones.
Referencia electoral
La proposición debió consistir en una puerta urbana dispuesta en el eje vial de la plaza Miranda, reconociéndolo y reforzándolo, mientras una pronunciada fractura en la misma dirección acentuara la tensión espacial, entre las tres partes, recuperando la imagen unitaria y enriqueciendo asi el fenómeno espacial del sector. Una brecha a cielo abierto entre el puente Guzmán Blanco, la plaza Miranda y el Área de Interés Histórico, convirtiéndose en el símbolo y justificación de presupuestos asignados al poder político que sirvieran principalmente como elemento de referencia electoral.
¡Que se abran cien flores y florezcan cien escuelas de pensamiento… ¡