El desespero es hijo predilecto del miedo, nubla el entendimiento, produce acciones absurdas, es propicio al pánico y la huida; perjudica la acción individual, y cuando hace presa en un gobierno el peligro es enorme, el desespero en el poder es corrosivo, todo lo destruye.
En Venezuela asistimos a un gobierno derrotado por su propio cretinismo, hace tiempo que está agotado, es incapaz de producir una medida exitosa, algo que medio le salga bien, todo en él es un rotundo fracaso; no sabe qué hacer. Imaginemos que nadie le haga oposición, imaginemos que todos lo apoyen, en esas circunstancias aún nos llevaría a la debacle total, el gobierno actúa como queriendo manejar un país como se maneja un autobús.
El peligro es evidente. El gobierno, desesperado en su inutilidad y por el cerco internacional, tiende la mano a trump y trump se la escupe apoyando a guaidó en el discurso anual a la Unión, que es quizá el acto político más importante del gobierno gringo en tiempos de paz. Promete entregar a pdvsa, la privatiza y los imperialistas aún así no lo perdonan. Ha creado un caos monetario inédito en el mundo, cuatro monedas conviven y con ninguna se puede pagar un pasaje. La inflación es sideral, el desastre económico pocas veces visto algo igual en el mundo.
No obstante, ayer el dictador maduro ante la carencia de ideas de valor desempolva la mala maña usada por la dictadura Argentina con las Malvinas: declara que grupos irregulares colombianos penetraron hacia Venezuela con intención de atacar instalaciones militares. Claramente, la denuncia tiene el tinte de un atenuante del descontento de los militares, deja ver el miedo del dictador a una rectificación militar. Un paso más de la irresponsabilidad del gobierno, un paso más hacia una guerra absurda con Colombia y hacia el fanatismo nacional base del fascismo. Con el único propósito de distraer para permanecer en el gobierno, son capaces de arrollar siglos de hermandad, continúan con la traición a Bolívar que comenzó con la destrucción de la Gran Colombia, se colocan así al lado de las oligarquías, únicas beneficiarias como antes lo fueron con la disolución de la Patria Grande, y ahora de esa posible, inaudita, guerra entre hermanos.
Es urgente, necesario salir de maduro, rectificar el camino de la locura, de la irresponsabilidad. Ya esta dictadura no puede producir nada bueno para el país, está agotada, el círculo más íntimo prepara las maletas, los ministros saben que están de salida, arreglan sus cuentas, raspan las ollas, sacan al exterior a sus familiares, lanzan botellas al mar pidiendo auxilio; sólo queda un grupete como ánimas solas repitiendo las peroratas que nos llevaron a esta crisis.
La responsabilidad es de los que tienen la capacidad de dar punto final a la dictadura, las condiciones están dadas para ir a Miraflores pedir la renuncia y ahorrarle al país la tragedia de la continuidad del madurismo. Es hora de evitar la caída definitiva en un caos que ponga en peligro a la nacionalidad. No hay tiempo para esperar lo que este gobierno no tiene capacidad de producir.
¡Colombia y Venezuela hermanos Bolivarianos. Detengamos la locura de la guerra!