Según el ministro Eduardo Álvarez, 2007 será el año deportivo porque, entre otras actividades, Venezuela será sede de la Copa América.
Varias ciudades fueron escogidas como escenario, de las cuales está guindando Caracas. Ya la eliminaron para la inauguración, y hay interesados en que tampoco esté en la clausura.
Entre las ciudades del interior figura Maturín, y con ese propósito construyen un estadio que necesitó una inversión de 150 mil millones de bolívares. Será el estadio más grande de Venezuela. No lo tienen San Cristóbal, Mérida, Puerto Ordaz, Maracaibo ni Caracas, donde hay más afición por el fútbol.
¿Cuál será la capacidad de ese estadio? 52 mil espectadores, incluidas 120 suites VIP. ¿Se justifica una tan alta inversión como esa? ¿Cuántas veces en los próximos 20 años se llenará ese estadio? Las respuestas, después que lean estos datos que nos hizo llegar Jesús García Regalado, secretario ejecutivo de la Federación Venezolana de Fútbol: El equipo de Maturín es el Monagas Sport Club, debutó en el campeonato 9091; al poco tiempo, después de más derrotas que victorias, se retiró, y regresó en 1999, cuando compró la franquicia de ULA. Siempre ha clasificado de la mitad hacia abajo. El promedio de asistencia al estadio de Maturín, "Alexander Botini", con capacidad para 10 mil espectadores, es de 2.500 personas.
Ahora sí me dirán si se justificaba invertir 150 mil millones para construir un estadio de 52 mil personas en una ciudad sin tradición futbolera ni población suficiente para tanta tribuna. Cabe igualmente preguntarse, ¿quién tomó esa decisión? y ¿no hubo ningún organismo, el IND, la FVF, el COV o el Consejo Legislativo de Monagas que advirtiera sobre el tremendo error que se estaba cometiendo? ¿Cuántas veces se llenará ese macroestadio de aquí al año 2027?.
"100 horas con Fidel"
Conversó durante tres años
Con ese título apareció la segunda edición, "revisada y actualizada con nuevos datos" de Fi del Castro, una biografías a dos voces, de Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, que me hicieron llegar el embajador Germán Sánchez Otero y Rafael Hidalgo. Se trata de una entrevista precedida por estas preguntas de Castro: "¿De verdad usted quiere perder su tiempo charlando conmigo? ¿No tiene cosas más importantes qué hacer?" Tres años, entre 2003 y 2005, duró la conversación.
Recién puesto en librerías en abril, estaba yo en España, allá me leí sus 656 páginas.
No sé si recuerdan que escribí algunos comentarios, incluida una página sobre la corrupción en Cuba. Es, a la vez, una historia de la revolución cubana, con sus éxitos y errores, la biografía de Castro y sus opiniones sobre las más importantes cuestiones de la política en América Latina y el mundo. No vacilo en recomendárselo.
Ramonet aclara que "si alguna pregunta o algún tema faltan en este libro, ello se debe a mis carencias de entrevistador y jamás a su rechazo de abordar tal o cual aspecto de su larga experiencia política". Oportuno que lo hiciera, porque observé que en esa larga conversación faltaron temas de muchos interés en América Latina, como por ejemplo la extensa reunión de Castro con Balaguer; su larga visita a Chile, cuando Pinochet fue su ataché militar; la colaboración con las guerrillas en Venezuela, la política cubana y la división de partidos comunistas en América Latina, sus relaciones con las Farc y el ELN colombianos, la experiencia con Velasco Alvarado, el exilio de Caamaño en Cuba. La dos ediciones cubanas no pudieron llenar esos vacíos, no habían sido planteados por el entrevistador.
En cuanto a Venezuela, el libro cita 11 veces a Chávez, dos a su hija María Gabriela, 10 a Bolívar, cuatro a Medina Angarita, cuatro a CAP, tres a Miranda, tres a Uslar Pietri, dos a Carmona, una vez a Páez, Sucre, Gallegos y Betancourt.
La edición cubana tiene notables diferencias con la española. Por ejemplo, en ésta, Castro dice que el padre de Antonio Maceo era venezolano, en la cubana se omite; pero incluye las cartas que se intercambió con Nikita Kruschov luego de la crisis de abril, y sobre los 15 mil presos en Cuba después de la revolución.
Me ha extrañado que un notable error de la primera edición no se corrigió ni en la segunda ni en la tercera, pese a que fueron vistas por tantos ojos revisores: en una nota al capítulo 14, se lee que Rómulo Betancourt fue derrocado en 1964. Ni siquiera gobernaba en ese entonces.
Chomsky
Noam Chomsky estuvo hace poco en Santiago invitado por la Universidad de Chile a dictar una conferencia. Las agencias no dieron cuenta de lo que dijo, ni siquiera por qué tuvo que ser sacado por una puerta lateral porque muy cerca los carabineros reprimían a los estudiantes de secundaria. Como bien lo saben, Últimas Noticias contrata con exclusividad sus artículos mensuales. Para que no le pierdan el gusto, les transcribo comentarios sobre Venezuela, extraídos de una entrevista que aparece en su libro "Estados fracasados. El abuso de poder y el asalto a la democracia": "Nuestro sistema de propaganda mediático-gubernamental culpa implacablemente a Venezuela de ser una dictadura totalitaria, etc. Se puede pensar lo que se quiera de Chávez pero la cuestión es qué piensan los venezolanos de él. Esa es la pregunta, si uno cree en la democracia. Ya sabemos la respuesta. Durante losañosde Chávezse ha incrementado exponencialmente el apoyo al gobierno elegido. Es ahora el más alto en América Latina, por un considerable margen".
Vizquel
Hace días recibí una carta del lector Gustavo E. Vera señalando que había sido un error mío escribir que Omar Vizquel había cometido dos errores en 2000; según el lector fueron tres. En efecto, Major League Baseball: individual Placer Stas, registra3yno2sus pifias. La otra fue mía.
ESTOY EN BARINAS
Aquí me ha preguntado el escritor José León Tapia por la edición de las obras escogidas de Eduardo Alí Rangel, junto con Arvelo Torrealba, el poeta del Llano. También lo hizo su hija Gloria, quien me recordó que pensaron iba a aparecer cuando cumpliera 90 años, "y el miércoles cumplió 91", me reiteró. Hace más de un año entregué los originales a Farruco Sesto. He estado pendiente de esa edición.
En los últimos meses he hablado varias veces con los más altos funcionarios del Ministerio de la Cultura (¿cuántos libros ha editado este año?). Sólo escucho promesas. Por eso, a los barineses no he sabido informarles qué pasa con ese libro cuyo prólogo escribió contra reloj José León Tapia.