Una nueva modalidad delictiva de incalculable dolor se vive actualmente, estos primeros días de 2020, en el oriente de Venezuela. Se trata del secuestro de niños menores de 10 años y de adolescentes, quienes son capturados cuando van a clases o vienen confiados por las calles de regreso de sus escuelas y liceos. De manera sorpresiva se detiene a su lado alguna lujosa camioneta, desde la cual bajan sujetos corpulentos, y se llevan a la víctima con una rapidez asombrosa, casi siempre sin testigos. Consumado el hecho, el niño o la niña suministra la identidad de sus padres y dirección de vivienda, y se aplica la correspondiente extorsión. Desde luego, la carga de angustia que suponen estos hechos es inimaginable para las familias afectadas.
Estos procedimientos, supuestamente, están coordinados por los pranes de las cárceles, de las minas, de los sindicatos y los que andan sueltos libremente en las ciudades y pueblos, con grandes privilegios y mafias de todo orden a su disposición. Considerando que ya la empresa petrolera no les permite extorsionar a los dueños y gerentes de empresas filiales y contratistas de PDVSA, por cuanto no hay contratistas activos, ni se pueden lucrar mediante empresas de maletín; tampoco los comerciantes quebrados o arruinados son ya una presa apetecible, los pranes aplican este nuevo método. Desde luego, aquellas familias que no dispongan de recursos suficientes ni posean propiedades lujosas tendrán que resignarse con la muerte o desaparición de sus pequeños críos.
Las poblaciones de Barcelona, Anaco, San Mateo, El Tigrito, El Tigre y Pariaguán, en el estado Anzoátegui, ya han sido víctimas de este modus operandi. Así mismo, Maturín y otras poblaciones del estado Monagas. Sucre y Bolívar deben estar expuestos de igual modo. No nos han reportado casos de esos estados. En ese sentido, que los cuerpos de inteligencia militar y criminalística (DGSIM y CICPC), los puestos de controles de la Guardia Nacional Bolivariana y las policías locales deben abocarse con urgencia y seriedad a atender esta lamentable situación. Por favor, háganlo en nombre de toda la familia venezolana, sin importar el color político ni la condición social de nadie. Todos somos hijos de la patria y perder un hijo no es algo que se merezca ninguna familia venezolana.