Revisando con mucha conciencia, o estando conscientes de un sinfín de artículos que circulan en aporrea y otros medios venezolanos, para el caso que vamos a reflexionar ahora; podemos fácilmente verificar que se ha engendrado y proliferado una matriz de opinión que trata de mostrar a Venezuela como una sociedad en caos y sin futuro.
Por igual, la observación de los hechos, permite confirmar el crecimiento de acciones alineadas, unas, a fomentar valores consumistas y otras a promover desconfianza y sospechas en la dirección de la revolución, del gobierno y del Psuv.
Ahora bien, la división ideológica, la apatía política, el desaliento laboral y el desarraigo a la nación, es un fenómeno moderno que tiene sus orígenes y promotores tanto en el Departamento del Tesoro, en la Casa Blanca y en la derecha guaidocista, con el inhumano bloqueo económico que cada vez es más multilateral y en las amenazas de intervención militar; como en las soluciones, aparentemente espontáneas, que aplica el gobierno del presidente Maduro, para tratar este problema y sus consecuencias.
Si tomamos en consideración las valoraciones de Rafael Ramírez, Toby Valderrama, Marcos Luna, Amaranta Rojas o de Leandro Rodríguez Linares, Javier Antonio Vivas Santana o de personeros gubernamentales como Elías Jaua o del mismo presidente Maduro, podemos observar que las opiniones se mueven entre deslegitimar al gobierno por incapaz y anti revolucionario por unos y por ser incapaz y procubano por otros; mientras que defender teóricamente el chavismo y justificar las medidas gubernamentales para preservar la paz y el progreso, es el recurso gubernamental cotidiano.
Aunque, lo que distingue a la concepción anti madurista de Leandro Rodríguez y Javier Vivas, de los otros mencionados, es la explicación de los males del país, producto de la relación de Maduro con Cuba; hay un punto de coincidencia con los que escriben y fueron mencionados junto a Rafael Ramírez, y este es, que los hechos descritos coinciden con la realidad. Todos concuerdan en el daño que maduro le ha ocasionado a la economía, a la industria petrolera, a la revolución y al pueblo pobre.
Ahora bien, todos están buscando una explicación más objetiva; y partiendo de las realidades económicas, reclaman la solución al desastre económico, político y social que afronta el gobierno; lo cual es un hecho que no se puede tapar con la mano. Y proponen a la vez, la destitución o la auto renuncia del presidente Maduro. Hasta aquí se cierra un ciclo de matrices de opinión del desastre venezolano y se abre con más fuerza, la demanda de destitución de Maduro.
El problema de la compra-venta desigual.
De cómo se da el intercambio de mercancías entre Venezuela y los países con los cuales se mercantiliza, nos damos cuenta que la venta del petróleo, la compra de la materia prima para la industria nacional, la compra de los insumos para las CLAP, entre otras compras; está mediada por la especulación en el valor de cambio, que le agrega el comerciante tomando como base, las peripecias del vendedor en el camino de evadir el bloqueo.
De ahí que las exportaciones en general y la del petróleo en particular, quedan encerradas en el círculo especulativo de vender barato y comprar en valores exorbitantes. Este ritmo desigual entre la compra y venta de mercancías, ha hecho mucho daño a la economía; pero también, refleja la manera en que el gobierno maneja dicho intercambio y en este chanchullo está la esencia del conflicto venezolano y del debate público.
¿Cómo se ha manejado PDVSA? ¿Cómo se administra la justicia? ¿Cómo se manipula la dolarización? ¿Cómo se administran las recaudaciones fiscales? ¿Cómo se conduce la industria petrolífera? ¿Qué tratamiento se da al movimiento sindical? ¿Cómo se distribuyen los activos del Estado? Y muchas interrogantes más, cuyas explicaciones muestran que el gobierno hace artificios financieros para la recaudación de divisas (venta y utilización del petro), de impuestos (incremento del IV A y la renta). Pero el problema para el pueblo trabajador que cobra en Bolívares no es la recaudación, sino la distribución; que el salario de 6 o 10 dólares, no alcanza para vivir mínimamente bien.
Desde allí se puede explicar las deserciones educativas (maestros y alumnos han abandonado sus centros de estudio y trabajo, para activar las migraciones internas y hacia otros países) otros empleados estatales abandonan sus centros de trabajo para ir a la rebusca en otros lugares.
¿Es realidad u opinión? la imagen de inutilidad, caos y sin futuro de la vida de los venezolanos, que se distribuye en los medios de Venezuela y de otros lugares del mundo.
El retrato se hace más perturbador, cuando se reciben informaciones internacionales de España, República Dominicana, Puerto Rico y Sur América de redes de prostitución de mujeres jóvenes venezolanas. De la utilización de venezolanos para alterar las marchas de protesta de los chilenos y poner a los venezolanos a realizar tareas de limpieza extrema en Perú.
A pesar de todo, hay muchos hombres y mujeres venezolanos que urgen continuar con la revolución, con la lucha por la soberanía y la independencia y por la unidad de los trabajadores del campo y la ciudad. Y ahora, para superar la matriz de opinión y la realidad del caos y la desesperanza, hay que tomar en cuenta lo que dijo el poeta chapín Otto René Castillo:
"Vamos patria a caminar, yo te acompaño"