La historia es caprichosa y la escriben los triunfadores

La historia la escriben los triunfadores, es verdad, pero también es verdad que los triunfadores son transitorios: el triunfador de hoy es el perseguido, el desprestigiado, de mañana. Debemos concluir que la historia es transitoria, viva, poco fiable, controvertida. Debe ser vista desde el pasado descrito y desde el presente que la describe. En la historia se refleja la ideología de los dominantes, el talante de los triunfadores. Entonces, ¿cuántas historias existen, dónde se refugia la historia de los vencidos? Es necesario considerar a la historia territorio principalísimo de la lucha ideológica, por tanto de la gran batalla política, cómo recordemos así seremos. Veamos.

¿Cuál historia escribe el madurismo, cuáles son los paladines maduristas, cuáles sus historia, qué borran, qué crean, cuáles sus epopeyas, cuáles sus distorsiones; cómo es el Chávez madurista?

El Chávez del madurismo no es el Chávez Socialista del Plan de la Patria, ellos lo falsificaron con descaro; no es el Chávez del discurso en el CNE, la historia madurista lo olvidó. El Chávez madurista no es el Chávez que conocimos. Dentro de cien años, las generaciones futuras pensarán, estudiarán a un Chávez capitalista, no sabrán del intento Socialista que iluminó al continente y al mundo, para ellos Chávez será un gobierno más, como el de lusinchi, el de luis herrera. Será un Chávez de maduro, de guaidó. Seguro lo sacarán del Cuartel de la Montaña, o allá lo olvidarán como hoy ya lo está.

El gran problema del madurismo es que no tiene épica, su cúpula no tiene credenciales de lucha en las grandes batallas Chavistas. Los protagonistas principales están presos o exiliados, tiene que apropiarse de los mártires que una vez denostaron. El madurismo distorsiona las batallas chavistas, borra a los protagonistas, dentro de cien años los jóvenes pensarán que fueron escarrá y maduro los triunfadores contra el sabotaje petrolero, que en el golpe de abril nadie se escondió, nadie corrió, que la Brigada de Maracay no se levantó y derrotó al golpe, que el golpe lo derrotaron maduro y diosdado desde sus madrigueras.

El madurismo, marrullero como es, intenta construir su epopeya y lo que le sale es cómico, como esa batalla de los puentes del 23 de febrero, cuando un espectáculo deprimente, una puja de camiones cargados de comida fueron impedidos de cruzar el puente. Aquella escaramuza sin tiros, con incendio de la comida, y carreras, muchas carreras, tienen la osadía de inscribirla en el libro sagrado de las grandes batallas patrias, hasta la espada del Libertador le dieron, no se sabe designada por quién, a un paladín que ni en el puente estuvo. El saldo de la batalla es patético, algunos heridos, pocos, algunos militares desertaron, muchos mojados por las ballenas, algunos moretones, camiones incendiados, gritos…

Llegará el día cuando la otra historia irrumpa, entonces, el Cuartel de la Montaña no será un olvido, el Chávez Socialista será reivindicado, los líderes regresarán de las tumbas y el exilio y la historia que ahora está refugiada en el corazón de los humildes, en los altares de los humildes ranchos, volverá, será conocida por los jóvenes, se estudiará en la escuelas.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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