Como siempre, la extrema derecha quiere pintar como algo anómalo y casi que pestilente (incluyendo el pañuelo en la nariz), la continuación de las reuniones de trabajo llevadas a cabo por los diputados de las distintas agrupaciones políticas que hacen vida en la Asamblea Nacional (miembros de la Comisión Preliminar), para avanzar en la definición de los miembros del Comité de Postulaciones. Este mecanismo legal permitirá adelantar los pasos necesarios para la renovación de las autoridades del Consejo Nacional Electoral.
A 3 de las rectoras se les cumple el período en el año 2021, a los dos restantes se les vence en el año 2023. Sin embargo, la renovación del CNE ha sido la excusa permanente que la derecha criolla ha interpuesto en todos los escenarios internacionales para justificar su malcriada y atorrante decisión de negarse rotundamente a participar en una elección organizada por la directiva vigente. Olvidando con total desfachatez, que esta directiva objeto del odio de la derecha, es la misma que validó los cargos de elección popular de olvidadizos personajes como los diputados Julio Borges y Henry Ramos Allup; el gobernador Henrique Capriles Radonski, el alcalde Carlos Ocariz; y el mismísimo diputado de La Guaira, Juan Guaidó, el cual sacó el "impresionante" guarismo de 97.492 votos, apenas el 26,01%.
Se debe destacar entonces que la puesta en marcha de la renovación de la directiva del CNE es un escenario netamente político. Una salida alterna que busca hacer frente y neutralizar el metarrelato corrosivo-suicida de la extrema derecha opositora, basado en el golpismo, el bloqueo económico y la invasión militar extranjera. En medio de la confrontación que los grupos radicales quieren imponer, se crea un espacio de concertación con la agenda clara, sin extorsiones, ni presiones.
Esto no quiere decir que dejemos de estar alertas ante las cantinflerías a las cuales nos tienen acostumbrados desde los laboratorios de guerra sucia de la derecha. En cualquier momento, aparece un apátrida como Julio Borges (replicando el show de República Dominicana) a patear la mesa por órdenes directas de sus rastreros amos de la Casa Blanca. El modus operandi es previsible, poner miles de excusas para evitar asistir a una contienda electoral en igualdad de condiciones, ya que quedarían trasquilados en el último lugar.
Por eso la agenda de Guaidó y compañía girará alrededor de imponer condicionantes que les otorgue todo tipo de ventajas durante la contienda electoral. Por ejemplo, que les validen sin ningún tipo de recaudos las siglas de los espurios partidos Voluntad Popular, Primero Justicia y Acción Democrática. Por otro lado, su escenario ideal sería lograr invalidar las tarjetas y los candidatos del PSUV y de todos los partidos del GPP, para que los asociados de Guaidó puedan coronar su sueño dorado de asistir en solitario a una imperdible contienda electoral. Total, Guaidó fue ungido a perpetuidad como "caudillo-presidente" por Donald Trump y la derecha fascista continental.
Pruebas no faltan de este escenario de inhabilitación del adversario político. La espuria golpista y dictadora boliviana Jeanine Añez, logró la invalidación de las candidaturas al senado por el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales y el excanciller Diego Pary. Una violación flagrante de sus derechos políticos. En ese país, nuevamente la derecha está con absoluta claridad de que es imposible que venzan en buena lid al candidato del MAS, Luis Arce en las elecciones del mes de mayo. Las apuestas de todos los candidatos de la derecha (Camacho, Mesa y la propia Añez), es lograr desacoplar sus egos y ambiciones empresariales para lograr el apoyo total al candidato que más votos logre sacar en la primera vuelta. Entre fascistas te veas.
Frente a este escenario, hay que seguir luchando para que la extrema derecha abandone la agenda de la violencia y se meta de lleno por el carril democrático. No está en su ADN. Es verdad. Pero debemos colocar todas nuestras energías en esta tarea.