Una sociedad puede disciplinarse por la consciencia o por el miedo. No sabemos cuál de las dos formas es más eficaz, lo que sí se puede afirmar es que las sociedades disciplinadas por el miedo son preámbulo, terreno propicio, para gobiernos barbaros.
Ahora el madurismo que pulverizó la consciencia del deber social se ve forzado a ir por el camino de la disciplina del miedo. No es creíble la información oficial, no se sabe realmente cuál es la situación, el gobierno es mentiroso. El madurismo entrega el control de la sociedad a la fuerza militar, todos se subordinan a ella, miraflores pasa a segundo plano. Vivimos un toque de queda de 24 horas, el silencio informativo es tan profundo como el miedo a lo desconocido, estamos en los límites del pánico social.
Las condiciones están dadas para un forzado cambio de gobierno, ya la autoridad se rodó de miraflores al Fuerte Tiuna, los militares tienen el control, el gobierno luce incapaz de hacer frente a esta emergencia. En las próximas horas, es inevitable, la cuarentena dificultará la vida, se agotarán las reservas materiales y espirituales de las ciudades aisladas; el aislamiento, la tensión del enclaustramiento, el miedo se trasformará en pánico y la tenue disciplina se romperá en la estampida social. Esa situación de caos dará el finiquito a lo que ya es un hecho: el gobierno se deslizará definitivamente a los militares.
La inexperiencia, el pragmatismo del gobierno lo trajo a este callejón sin salida. Se sospechaba que no podía dar frente a una invasión, ahora esta emergencia lo sobrepasó, tuvo que ceder de facto el mando. La sociedad indisciplinada, fragmentada por un mal gobierno, es una caldera en ebullición, amenaza con estallar. El centro del problema ahora es quién y con cuáles métodos tratará de controlar el caos social que se avecina.
La salida que hoy se percibe es una salida de fuerza, una dictadura con una alta dosis de represión. Es necesario, urgente, proponer otra vía, otra solución: una Junta Revolucionaria de Gobierno que nos devuelva al espíritu de Abril, cuando el pueblo consciente derrotó al golpe, que nos devuelva los días heroicos cuando el pueblo en unidad cívico-militar derrotó a la meritocracia gringa de la vieja pdvsa. Una Junta que sea creíble, que reconstruya la organización social, reviva la consciencia del deber social, despierte el espíritu heroico de este pueblo heredero de Bolívar y del Chávez aguerrido. Esa junta debe convocar de urgencia a las fuerzas vivas de la nación, a la directiva de los gremios, a las organizaciones sindicales, a las Universidades, a los estudiantes, a los periodistas, a las Comunas, invitarlos a enviar delegados a una Asamblea de emergencia que servirá de soporte a la Junta hasta salir de la emergencia sanitaria y humanitaria.
Esa Junta Revolucionaria de Gobierno le ahorraría mucho sufrimiento a este pueblo. Evitaría el caos, y evitaría a un gobierno necesariamente dictatorial que llegaría al gobierno para no irse más.
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