Todos mienten, todos creen

Todos mienten, todos creen. Y así, en este falso mundo, nada es, sólo apariencias. Al final, la realidad verdadera dicta su sentencia y el mundo ficticio se derrumba; entonces, sólo los lamentos y las lágrimas son verdaderas.

El comportamiento de todos, de gobierno y masa, se puede comparar con el de un niño, y a veces también con el de un esquizofrénico. Ante cualquier problema no se intenta resolver, sino justificar con mentiras. Ante todo ataque, una excusa; ante una falla, buscar un culpable. Así, el mejor gobierno no es el que resuelve, sino el que busca la mejor, la más creíble, evasiva. Para esa conducta se necesita una masa embrutecida que acepte cualquier pellejo por bistec, cualquier verborrea por teoría, cualquier payaso por filósofo, cualquier tirapiedra por militar, cualquier gaznápiro por presidente. El principal enemigo del gobierno es la inteligencia, el conocimiento, la capacidad de razonar, la reflexión. Para qué estudiar, si los "saberes ancestrales bajan del cielo"; para qué planificar, si lo importante es el anuncio, después vendrá el olvido, o los inculpados.

Con un rebaño así se puede gobernar con facilidad, se tragan cualquier cosa… pero siempre hay un pero: la engañifa es fugaz, la realidad es intolerante con la mentira, derrumba los mundos de fantasías: por más excusas, si no hay comida habrá hambre; si no hay medicina, habrá enfermedad; sin educación, universidades, sin maestros, habrá ignorancia; sin condiciones, sin conciencia del deber social, sin razones sagradas, sin sentido de vida, habrá infelicidad. Y un día en el rebaño despiertan unos pocos, latiguean al resto, lo apremian, el rebaño espabilado sigue a los líderes, se rebela. Al inicio son unos pocos, los subestiman, luego crecen en huracán que arrasa la mentira y a los farsantes.

Los farsantes son desnudados, despojados de su falso traje, la verdad se impone, como aquel niño que develó a un Rey. Se está en condiciones de fundar otro mundo que sea real, donde la excusa y la mentira sean piezas de museo, la crítica guíe las rectificaciones, los errores aceptados serán corregidos.

En esa etapa estamos. El simulado mundo del madurismo se derrumba, la burbuja se desinfla, la realidad toca la puerta: tun tun, no hay gasolina; tun tun, no hay comida; tun tun, el camarada trump nos invade; tun tun, no hay gobierno; todo lo que se dijo es mentira. Es el momento del despertar de los líderes. Deben aparecer con la verdad, con una autocrítica que los haga creíbles, pedir perdón por los errores y por las omisiones.

Uno de estos días, en la madrugada, cuando el sol despunte en el horizonte de la esperanza, amaneceremos con un comunicado que será una acción que despierte al rebaño y lo transforme en masa actuante, lo convoque a fundar el nuevo mundo que con Chávez asomó, el mundo de Martí, de Bolívar, de Argimiro, de Fabricio: el mundo del "amaos los unos a los otros", el de "con todos por el bien de todos". Ese día retomaremos el camino de la redención del humano, volverá la esperanza, la alegría de vivir, seremos como hermanos, derrotaremos al lobo, seremos invitados a caminar con la fraternidad y el amor, venceremos todos los obstáculos, seremos una verdad



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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