El periodista Juancho Marcano, agarró su tapaboca, su sombrero de cogollo, sus lentes de sol y sus guantes y se llegó hasta su pequeño conuco, pues quería observar de cerca cómo estaba después que tenía días que no iba por la cuarentena social. Ahí pudo observar tristemente que la sequía con el pincel del sol había pintado un cuadro mustio en el lienzo del paisaje. Por eso llegó hasta la mata de mango la saludó y luego, para no ponerse más triste, se decidió regresar a casa.
Ya estando en su hogar disfrutando de las travesuras de sus gatos (Rockyto y Rockyta), que jugaban en el garaje de la casa, se le acercó su perro Pipo y le manifestó:
- Juancho el mundo anda como un balón que corre al abismo de la desesperación.
- Si, fiel amigo, y lo peor es que si no nos podemos de acuerdo en medio de esta trágica pandemia que vivimos en todo en el mundo, entonces no hay quién pare esa pelota a la cual tú te refieres.
- ¿Pero cuál será el problema Juancho?
- Sucede Pipo, y vamos a hablar de nuestro país, que estamos en medio de este berenjenal del coronavirus y las personas que tienen el poder no quieren o no piensan llegar a un acuerdo y entender que primero es la gente, o sea no sólo su salud, sino también su alimento.
- Pero también hay que pedir por la salud y el alimento de las mascotas, manifestó Pipo.
- Bueno Pipo, cuando hablo de la gente también hablo de las mascotas, aunque te digo los animales son más gente que las personas, si a ver vamos en cuanto al comportamiento que se tiene ahorita en el país para enfrentar esta peste, pues los responsables no son capaces de unirse para el bien de la patria y por ende de sus habitantes.
- Eso como si lo hemos hablado antes Juancho, que los animales son más unidos a la hora de defenderse.
- Es verdad, dijo el periodista, y se dirigió a barrer el piso del garaje.