El gendarme necesario y su aplicación hoy

Estoy casi convencida, que los tanques intelectuales del madurismo vienen todos los días escribiendo una nueva versión del Cesarismo democrático. Unos, escriben en papel y la sueltan en artículos y mensajes en las redes y otros, publican su versión particular con su silencio. Por supuesto, no cuestiono esta opción de escribir versiones de esta obra de Vallenilla Lanz. No digo, que los partidos de la oposición y sus tanques, vivan a espalda del César. También aplican la teoría del César necesario, pero digo, que esto no me extraña en nada, porque su lógica de la democracia representativa ha caminado en esa dirección. La oposición no me vendió una democracia participativa y protagónica con un pueblo actuando decidiendo. La oposición no me vendió la idea de un César.

Estoy casi convencida, que los intelectuales maduristas, están consciente o muy consciente, que esta obra de Vallenilla ahora es cuando tiene aplicación para el ejercicio de la política en Venezuela. Los que leyeron la obra saben, que sociológicamente (o sea científicamente), la obra puede desmontarse en sus hipótesis básicas, pero eso no le resta sentido de aplicación, que fue los que pudo haber tramado este intelectual para publicar su trabajo y justificar la presencia de Gómez en el poder.

Definitivamente la abra hoy tiene aplicación y es lo que vienen finamente ejecutándose. No sé, cómo surgió esto del comandante supremo. Me he metido en el fondo de mi memoria y no encuentro a un Chávez, promoviendo disimuladamente esa idea de dejarse ver como el supremo. Lo cierto es, que hoy es muy frecuente oír un Chávez como supremo y esta figura no tiene nada de casual o ingenua. Uno nota, que muy disimuladamente, otros quieren estirar la calificación e ir agregando más nombres a esta lista de supremos. En la práctica, el país viene llenándose de supremos, que previamente se proponen y se quedan.

Hay supremos que son presidente de partido, vicepresidente y además de esta jefaturas, cuando se da la "oportunidad" de cualquier congreso de los pueblos, ahí se instala también, la idea de un presidente (supremo) del congreso, que curiosamente tiene el nombre de congreso de los pueblos.

Los más osado que intentaron nuestros intelectuales, fue aquella advertencias del hiperliderazgo para iluminarnos sobre sus posibles consecuencia. Esa idea, sacó de quicio a Nicolás Maduro que terminó insultando a los intelectuales que se reunían en una primera y última vez. Vino luego el apagón y ya vemos las consecuencias de ese apagón: tanques escribiendo y justificando a su manera, una versión del gendarme necesario. El pueblo se ha vuelto un show.

Hay que ver, si la explicación de la guerra económica no anda tras las ideas de Vallenilla. El discurso de la llamada "guerra económica" ha estado (como explicación) por sobre la interpretaciones de un conflicto social. La idea de Guerra, justifica situaciones extraordinarias y como que obliga a mantener a la unión cívico militar, como un César necesario. Así se va cocinando, la idea del supremo y los supremos que "unifican" con la fuerza. Digo, que la idea o tesis del conflicto social, pudiera haber generado otras estrategias afines con la idea del conflicto y la lucha de clases. No olvidemos que la guerras civiles que vivió Venezuela, fue uno de los "hechos" que le dio fuerza a la idea de un caudillo unificador.

¿No es el "partido" un gran caudillo y un César? Mucho vivimos la historia de los partidos políticos peleándose y jalándose las greñas en las convenciones y los procesos internos. Ya esto no existe en Venezuela. Hace mucho tiempo, que ni este "partido" de la revolución ni otro partido político en Venezuela, discute su hacer y su futuro. El "partido" de la revolución por la llamada "guerra económica", creo que nunca ha realizado una elección interna para que sus militantes seleccionen sus líderes. Añoro eso. Añoro esas trompadas que nos dábamos cuando se iniciaban los procesos electorales internos en los pequeños partidos de izquierda. Añoro aquellos coñazos de las convenciones y la sillas volando por las alturas. Esa democracia protagónica muy activa la extraño.

Los que han leído esta obra de Vallenilla Lanz, saben el "sentimiento" que Vallenilla tenía por el pueblo. Reconocía que el pueblo había colocado la carne y la sangre en las guerras, pero Lanz, estaba consciente que ese era su aporte y lo que debía pagar por su condición de ser pueblo. El pueblo participando es una mentira que el gendarme necesario de hoy, sabe mantener totalmente desactivado.

Hoy desde un lado y desde el otro; el pueblo es el mismo que paga y pone su sangre y su carne en la lucha. Los otros disfrutan y lo usan. En ese accionar de hoy, está el "sentimiento" de desprecio que Vallenilla Lanz sentía por el pueblo. La democracia participativa y representativa se juntan y muelen al pueblo. El partido (PSUV o cualquiera otro) es el supremo, es hoy el Cesar necesario e imponen todo. Tras el "partido" de la revolución, corren de uno y otro lado, los supremos.

Guaidó Supremo (sin que nadie lo eligiera) y los otros supremos, van poco a poco sembrado la idea, que necesitamos un César necesario. Selecciona, imponen y un pueblo vota y el otro pueblo, "decide" no votar, porque el otro César le advierte, que ese voto no es necesario. Este otro César, promete un gran gendarme, que definitivamente vendrá a poner orden y a salvarnos.



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Amaranta Rojas


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