Afroepistemología: Predicadores y Mercaderes en el transporte de las Ideas* III/IV

Desde la perspectiva de una mujer afrovenezolana

En esta última entrega, trataré varios puntos. Primero, sobre el acuñamiento de boca a oído, en Venezuela, del término Afroepistemología, concepto que puso a rodar el líder afrovenezolano Jesús Chucho García y que se convirtió en el transporte de dicha idea -para el debate- en varios escenarios socioeducativos y culturales, en Venezuela-por no nombrar otros-.

En mis correrías, tal término llegaría para la reflexión y el debate, en el año 2005. Queda asentado, que Puerto Cabello, zona rica en tradiciones Afro, y de resistencia explicita a la hegemonía que pretendiera establecer la lengua escrita, la tradición oral es rica, prolifera y herramienta obligada para el trato con los transeúntes que conviven entre nosotros, en el uso de las playas y la curiosidad por la cultura de estos pueblos costeños, sobre todo respecto de la gastronomía y las artesanías, además de la música y la pintura. Sirva estas líneas para nombrar al fallecido Niño Bonito, igual que a Leslia Pagola, afroamiga, quién desde el IPASME nos abrió espacios importantes, para abonar al terreno de la conciencia.

En palabras de Jesús Chucho García, -cito textual- "Hemos visto como en las primeras construcciones discursivas los europeos nos convirtieron en AFRICANOS ABSTRACTOS, luego en NEGROS, posteriormente en RAZAS, inmediatamente en ESCLAVOS…" Cabe señalar, que desde estas líneas, me permitiré conceptuar lo que en la contemporaneidad, desde el mucho, poco o ningún conocimiento que hemos tenido sobre nosotros mismos, la cotidianidad nos trae –según el mensajero o transporte de las ideas puestas a rodar para el debate- otras conceptuaciones, desde la visión colonial renovada.

Recuerdo en el pasado, como algunos nos dimos el sobrenombre de "Galletas Oreo"-marrones por fuera y blanco leche por dentro- a aquellos que replicábamos el pensamiento neocolonial, en la visión que teníamos acerca de nosotros mismos. A los años, nos comenzamos a llamar Cimarrones, entre quienes suscribíamos la visión de un nosotros mismos, desde la perspectiva histórica que nos señalaban las ideas de libertad y emancipación, con las cuales hicieron resistencia nuestros ancestros y reconocíamos en nuestros contextos e historias de vida. Analizando esto, a través del concepto más sencillo para la comprensión, visto desde una fuente negada por muchos, pero en el uso, punto de partida de millones de usuarios, como lo es todas las wiki, entre ellas wikipedia, cuya definición cita el Prof. Cesar Quintero, en su artículo del 27/07/2013, Aporrea.org, De la Afroepistemología a la Afroindianidad, "Epistemología,…es la rama de la filosofía, cuyo objeto de estudio es el conocimiento. La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se le justifica o invalida…" La luz traída por los debates promovidos, -en palabras de Jesús Chucho García, refiriéndose a un proverbio de la filosofía africana- "El sabio no sabía, que el sabio sabia más que él", hizo que las brechas carentes de contenido o con contenido puesto por el postcolonialismo, se transformaran en espejos forjados desde el propio conocimiento del "Ellos" Africano y "el nosotros mismos", afrovenezolano, conjugándose en un sujeto político que se reconocía desde la soberanía cognitiva dando a luz, la afroactitud coherente con esta memoria histórica colectiva, recuperada.

Una nueva gramática cultural, definida desde los elementos que integran los nuevos códigos de hacer la lectura de nuestro origen, de nuestros aportes y nuestro legado histórico, los cuales hemos reconstruido desde la recuperación de nuestra memoria histórica colectiva, retomando las formas y maneras en las cuales nos desplegamos en nuevos y viejos escenarios, -elementos para la lectura, que Jorge Guerrero Veloz, define suficientemente, en estos últimos 20 años de la Red de Organizaciones Afrovenezolanas, cuando señala, la comparsa lingüística y su rol social en los golpes compuestos por autores afro, donde las letras surgen como respuestas sociales dadas al contexto de la época desde la perspectiva histórico-social y desde los elementos culturales, que tenían a mano-.

Ineludiblemente, todo esto, más allá de la mercadería de las ideas, que al convertir el bien cultural y social en producto para comerciar, sea en dinero o privilegios, lo despojó de su contenido transformador; ya que, como podemos insistir, el mensaje posicionado y las ideas que lo alimentaron, dependerán de las premisas bajo las cuales han sido propuestas dichas ideas, qué intereses las motivan, dónde y con qué fin aterrizarán, quién la transporta y cuál es su destino. Es desde este punto de desarrollo, que comenzamos a diferenciar el transporte de estas ideas y la construcción del mensaje a depositar, en el imaginario social, político y cultural, que además es difundido desde las pasarelas políticas y educativas, por lo cual entonces, esta pasarela bien puede interpretarse como el cumbe libertario lleno del contenido, que se alimenta de las ideas emancipadora y de la luchas, o lo contrario, el nicho cercado y neocolonizante, de quienes viven de recontar la historia de su gente, desde los que otros hemos experimentado o contado, desde las premisas de sus personales intereses.

A la altura de esta reflexión, compartiré para finalizar, un relato, que conservé de un cimarrón -que a propósito de intereses particulares de un grupo- construyo el argumento desde la reflexión sobre esa experiencia. Me permito decir, que dicho relato, ilustra cómo nuestros abuelos nos pedagogizaban con sus historias y nos hacían reflexionar, a respecto de aquella psicología cimarrona, que partía de una filosofía del espíritu y nos legaba espacios educativos, para enseñar a través de su hacer creativo, el conocimiento. Es decir, la palabra y su interpretación. Esa plataforma que llenaba de contenido la vida y nos devolvió la dignidad perdida en las manos colonialistas.

A continuación, la prenda prometida: Cuentos del Cumbe

"En épocas pasadas, unos esclavizados domésticos de la ciudad de Caracas hicieron contacto con unos cimarrones, porque querían conocer la experiencia de Guillermo Ribas, en el Cumbe de Mango de Ocoyta en Barlovento, para ellos replicar un Cumbe en la ciudad.

Durante un tiempo intentaron establecer contactos por distintas vías, enviando mensajes, acercándose a los cimarrones de esa región, como también de otros lugares que mantenían comunicación directa con líder y su círculo más cercano. Hasta que, por fin recibieron noticias para una posible reunión con el cimarrón Guillermo Ribas, por supuesto, no sin antes, realizar una investigación de inteligencia cimarrona, con el propósito de averiguar, quienes eran y que buscaban, estos personajes con dicha reunión.

Los esclavizados domésticos, fueron las y los africanos y descendientes que trabajaban en las casas de los invasores, colonialistas y esclavistas, mal llamados "amos". Su modo de vida, nunca cambio, en algunos casos, sus pensamientos ideológicos tampoco cambio, pues asumieron la mentalidad del otro; no quisieron arriesgarse a ser libres.

Es más, cuando muchos de ellos se rebelaron y se escaparon recuperando de esa manera su libertad perdida, ellos no los siguieron. Ya que, prefirieron mantenerse, con la conformidad de la vida que llevan en esas casas grandes de las haciendas y ciudades, en ese ambiente, dizque de confort y comodidades vividas por los colonialistas. Algunos, de los esclavizados domésticos, colaboraron y apoyaron los escapes. Otros se convirtieron en traidores o colaboracionistas de los mayorales, al punto que avisaban las futuras fugas, para que estos actos de libertad no sucedieran, como manera de no correr el riesgo, de los castigos y torturas donde los obligaban a delatar, quienes eran los cimarrones que alentaban las fugas, de las casas y haciendas.

El cuento es que, después de un largo tiempo, un sector de los cimarrones lograron convencer a Guillermo para qué aceptara dicha reunión. El cimarrón Guillermo, hombre de una experiencia inimaginable en los procesos, luchas y combates; de incuestionable liderazgo y comprobada trayectoria, en la organización y planificación de las incursiones contra el sistema esclavista. Habilidad que permitió, mantener una red de inteligencia social dentro y fuera del cumbe y en áreas circunvecinas, por lo cual exigió unas condiciones mínimas para poder llevar a cabo dicha reunión. Primero, que estos esclavizados domesticos, le explicaran las intenciones que tenían, en querer conocerlo personalmente y reunirse con él y qué los había motivado a arriesgarse, en dejar sus tareas y trabajos, en las casas de haciendas por encontrarse con él y su gente, que eran unos insurgentes. Segundo, no serían llevados al Cumbe y bajo ninguna circunstancia, enseñarles el camino del espacio liberado. Buscarían un lugar neutral donde ellos tuvieran dominio del territorio como espacio de la reunión, de esa manera, no serían descubiertos por las autoridades coloniales.

Bajo estas premisas, por fin se da la reunión tan ansiada y esperada por los esclavizados domésticos, en un lugar especialmente mandado a acondicionar por Guillermo, fingiendo que ese espacio era el original y famoso Cumbe de Mango de Ocoyta. Por supuesto, por razones de seguridad, debía de mantenerse en secreto la ubicación del lugar. Se dio en breve, la reunión con Guillermo, los miembros de su círculo más cercano, los cimarrones que hicieron el enlace y los esclavizados domésticos, bajo las más estrictas medidas de seguridad. Allí, conversaron sobre los motivos e inquietudes de los solicitantes, en conocerlo a él personalmente. Los esclavizados domésticos, hablaron de la admiración que ellos tenían sobre su persona, sus luchas y sus ideas libertarias y emancipadoras. Lo que más impresionó a Guillermo y a su grupo de cimarrones, fue el interés de parte de estos esclavizados domésticos, en aprender sobre qué era y para qué era un Cumbe. Esto sonaba demasiado sospechoso y extraño. En un instante de la conversación se percató, del comportamiento y los modales que este grupo tenía. No lograron convencerlo de asumir semejante compromiso, por lo que les facilitó pocos detalles. Para él, a este grupo le quedaba demasiado grande, comprender el significado del Cumbe como espacio de Libertad plena, absoluta e irrevocable, fundamentado en los más sagrados valores del hombre y la mujer de origen africano. Espacio recreado y acompañado de la espiritualidad, como compromiso esencial con los ancestros, presente en todas las rebeliones y luchas de los cimarronajes libertarios. Guillermo no les dijo todo lo que significaba el Cumbe, aspirando de acuerdo al comportamiento futuro de la información recibida, cual iba a ser el uso que los esclavizados domésticos le darían a esta experiencia adquirida. Tomando en consideración, que la naturaleza del cumbe era un espacio de solidaridad, de respeto entre hermanos de causas, de trabajo y defensa tanto individual como colectiva. Donde, los liderazgos se ganaban con trabajo, tanto como cimarronas y cimarrones, como por las acciones y tareas asignadas, en las diferentes misiones para el beneficio del colectivo. Al poco tiempo, se supo que los esclavizados domésticos se reunieron con el mayordomo de la casa del capitán general de la provincia de Venezuela. El mayordomo, era un ladino con muchas habilidades y ambiciones personales, dentro del círculo social y político en la casa del capitán colonial. Ellos, le contaron todo lo que vieron y escucharon en el Cumbe de Mango de Ocoyta, de acuerdo a su conveniencia, ambicionaban ser retribuidos. Con esto, aspiraban tener apoyo político de las autoridades coloniales para replicar un espacio parecido a ese en la ciudad de Caracas. El objeto de utilizar ese cumbe citadino, era el de realizar misas, procesiones, espectáculos humorísticos, un circo bufo, bailes, música y por ultimo "vivir del cuento". Según la historia, nunca entendieron ni valoraron el sentido de ese espacio sagrado, ni su función. El ladino mayordomo, en un acto de obediencia y sumisión, los obligó a cambiarle su uso libertario y emancipador. Con el tiempo, el cumbe citadino se convirtió en el lugar preferido y concurrido por las autoridades coloniales. Allí pretendían dar la impresión de igualdad e integración, de los sectores sociales poderosos, racistas, colonialistas y esclavitas con los empobrecidos y excluidos de siempre, entre las garras de ese sistema opresor, el mismo que Guillermo Ribas y los cimarrones, permanentemente combatían sin descanso".



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