1. Entender y sobre todo contribuir a transformar nuestra realidad concreta con miras a una liberación radical y definitiva del imperialismo occidental y de la civilización del capital requiere en primer término asumir el carácter histórico y global de la lucha de clases. Desafío que principia por intentar dibujar la más certera caracterización posible de la difícil coyuntura, comenzando por afrontar toda su complejidad, movimiento dialéctico, determinaciones y contradicciones.
2. Pese a las innumerables rupturas y avances alcanzados en nuestra República Bolivariana de Venezuela, la confrontación de clase que libramos hoy aquí está de mil modos sobredeterminada por poderosos factores íntimamente ligados al profundo, traumático y violento reacomodo (que no superación) del sistema-mundo capitalista. Es decir, lo que hemos hecho y coronado como clase revolucionaria, especialmente durante estas últimas 2 décadas -y lo que construimos hoy aquí en esta tierra de gracia, incluso en medio del bestial y terrorista bloqueo imperialista occidental- depende y a la vez repercute dialéctica y decisivamente sobre el movimiento mundial de transformación de un orden socio metabólico hasta hace muy poco de signo unipolar occidental, capitaneado por USA, hacia otro mundo emergente, de signo tripolar. Un nuevo "orden mundial" que incorpora principal pero no exclusivamente a las potencias emergentes de China (principalmente económica) y Rusia (principalmente militar).
3. La guerra híbrida, de tipo sádico terrorista, de espectro completo, que ensaña Occidente (USA, UE, Canadá, Japón e Israel) contra el pueblo de Venezuela hace parte indisoluble de este terremoto geopolítico, geocomercial y geofinanciero que hoy avanza. La bestia colonial capitalista Occidental capitaneada por USA sabe que -soportado en una lógica de economía de casino que produce una insustentable economía de burbujas financieras- su ostentoso transatlántico irreversiblemente naufraga. Y puesta ante este escalofriante escenario, apuesta a que Venezuela sea su principal salvavidas y su respirador artificial, con la esperanza de restablecerse de su "coronacrisis" terminal.
4. En tal sentido, la política revolucionaria nuestra, en todos sus planos, sólo puede ser exitosa en la medida en que articule y acompañe el movimiento real de implosión de un imperialismo occidental senil, en estado terminal, pero aún dominante; y un nuevo mundo emergente aunque atravesado por múltiples contradicciones y determinaciones históricas estrechamente ligadas al viejo orden del capital. Naturalmente hay que dar la lucha para producir y reproducir la vida lo más digna y menos traumáticamente posible al interno de cada país. Pues el orden socio metabólico del capital no sólo opera en el plano internacional. Repta y vampiriza asimismo en el horizonte inhumano de la coerción política, la explotación económica (en el mercado y en el trabajo asalariado) y en el arrasamiento de la Pachamama. Prácticas de acumulación por siglos naturalizadas en cada región, cada país y cada cerebro.
5. La adopción de un modelo de economía de mercado, de signo básica pero no meramente capitalista/ neoliberal tanto en China como en Rusia y en casi todo el resto de países del mundo coloca hoy a cualquier proyecto de horizonte utópico socialista en la necesidad de manejarse con extrema astucia y diplomacia para no quedar del todo aislado y bloqueado en todos los frentes. La "real politik" en este contexto, gústenos o no, es de vida o muerte.
6. El sistema imperial capitalista occidental, hoy regido por una cada vez más minúscula elite de "neocons" supremacistas, racistas, xenófobos, clasistas y cada vez más próxima al ideario neonazi, para controlar el mundo necesita maquillar su macabra agenda tras una red de operaciones encubiertas. Tiene la necesidad imperiosa de practicar una nueva recolonización y expoliación de todo el Sur Global, disfrazándola con mil y una estratagemas y mascaradas. Y la estrategia de aislar, asediar, mancillar y asfixiar, mediante el agavillamiento, revoluciones populares en países periféricos y por décadas debilitados, hasta hacerlos a implosionar, uno a la vez, casi siempre a Occidente le ha granjeado pingues réditos.
7. Y la más sistemática, "inteligente" y ensañada operación de guerra no convencional la está ensayando Occidente hoy contra el humilde pueblo de Venezuela. Es una nueva generación de guerra corsaria total contra un estado-nación en su conjunto (y no sólo contra los chavistas, los comunistas, los progresistas de base y sus respectivas vanguardias). Ello con el objetivo ya expresamente confesado por Trump de anexarse el país de Bolívar para reducirlo a nueva colonia. Y para lograr sus objetivos Estados Unidos, apandillado con Occidente, necesita en primer término innovar de forma constante las estrategias y las tácticas de una ingeniería de guerra no convencional (smart power) pero que alardea siempre con jugar las cartas bajo la manga de una ofensiva clásica directa tipo invasión militar/ paramilitar. Todo para obligar al país marcado como "enemigo" a distraer importantes energías políticas y recursos financieros para poder asegurarse armamentos y soldados para la seguridad y defensa. Y para forzar de mil modos a una mayor militarización de la política a objeto de introducir mayor entropía en la conducción de un Estado adrede penetrado y fragilizado por décadas.
8. Este nuevo modelo de guerra (a la vez convencional y no convencional) reviste un carácter que va más allá de un modelaje clásico de intervención política o militar. Estamos frente a una nueva modalidad de guerra de exterminio imperialista de todo un pueblo que sabe en su mayoría revolucionario. Es una guerra sin pruritos ni límites éticos o sociales, económicos o financieros, energéticos o comerciales, culturales o jurídicos, militares o cibernéticos, geopolíticos o diplomáticos. Es la guerra nazi-imperialista capitalista perfeccionada y que, por tal, combina y alterna todas las formas posibles y ensañadas de lucha. Estamos ante la declaración de guerra a muerte del "deep" state" occidental contra todo nuestro país. Buscan borrarnos del mapa geopolítico, geoenergético y geocomercial. Y asimismo buscan deshumanizarnos y deprimirnos para desarmar nuestra voluntad de vida y de resistencia; para suprimirnos luego de la historia, propinándonos así un ejemplo de paliza ante todos los pueblos y vanguardias rebeldes del mundo. En tal sentido, las brutales sanciones y órdenes de captura contra altos personeros del gobierno o sus allegados lo que busca es aislarnos internacionalmente y aterrorizarnos internamente. Todo para mover a confusión al país sobre el verdadero y macabro plan de genocidio y ecocidio expoliador por décadas meticulosamente planificado.
9. El cortinaje ideológico tras el que se vela esta operación de borramiento de una identidad política dura como es el chavismo bolivariano; y la ulterior balcanización y rebatiña del país en 4 o 5 o más micro-territorios dispuestos para el saqueo bajo la bota de las principales potencias occidentales y sus trasnacionales, necesita de una muy inteligente operación de implosión de todas las banderas gloriosas izadas por Simón Bolívar y Hugo Chávez y por la larga tradición rebelde de inspiración nacionalista, socialista y pro comunista en Venezuela. Para ello juzgan imprescindible en este momento demonizar interna y mundialmente al Presidente Nicolás Maduro, presentándolo como el único responsable de la mega crisis de espectro total a que ha sido bestialmente sometido el país durante dos décadas de bloqueos por quienes se auto eligen amos y señores del mundo.
10. Hacer implosionar el modelo de transición al socialismo emprendido por una generación de revolucionarios inspirados por Hugo Chávez -y que prendió en buena parte de América Indo Afro Latina y el mundo- equivale hoy simbólicamente para el imperialismo occidental, a lo que representó implosionar el proyecto revolucionario del para entonces considerado el pueblo más digno y revolucionario del mundo: el soviético.
11. Pero, el trasfondo real que explica tal ensañamiento de Occidente contra Venezuela es que, además, nuestro país posee una posición geográfica clave para controlar a Suramérica, además del arsenal de las más preciadas materias primas estratégicas (petróleo, biodiversidad, gas, oro, diamantes, hierro, coltán, tierras raras, agua potable y decenas de otros minerales estratégicos indispensables para que Occidente pueda plantearse ahora un repliegue táctico de la zona de Eurasia, para plantearse retomar en breve lapso la hegemonía financiera, militar y comercial disputadas hoy por Rusia y China. Además Venezuela posee una importante población joven, en su mayoría profesional, que bien pudiera ser explotada por trasnacionales como mano de obra semiesclava para abaratar costos y aliviar la dependencia industrial de Occidente respecto de China.
12. El reciente y esclarecedor debate entre los economistas Curcio y Farías respecto de los límites éticos y políticos de la apropiación de la renta en Venezuela y el margen de maniobra del Estado debe verse, sobre todo, como un momento necesario pero no suficiente para nuestro trabajo de construcción colectiva de la consciencia de clase en sí y para sí. Hablamos del carácter social de la creación de la riqueza, a partir de la nada; y de la necesaria lucha de clases que debemos librar los trabajadores para ganar su justa apropiación. Una praxis de debate teórico -y apertrechada de citas y numeritos- que debería salir de la oscurana de las oficinas de Carmelitas para hacerse cultura comunal cotidiana, debate de comités de asalariados, de comunas y de bases de partidos. Todo capitalista lleva un libro (y no pocas veces dos) en donde asienta a diario sus haberes y sus débitos. Asimismo, el proletariado puede y debe acostumbrarse a cuantificar en cada coyuntura histórica, la cuota de explotación o de apropiación burguesa del trabajo socialmente empleado por la clase trabajadora para producir las mercancías, los servicios y la plusvalía de la que medra la burguesía. Tal sería llevar la lucha de clases al terreno en que siempre debió haber estado: el terreno de la construcción social de los precios etiquetados sobre las mercancías; y el de los precios etiquetados sobre esa otra mercancía que para la "civilización" del capital es el trabajo humano, fetichizado y empaquetado como sueldos y salarios. Las cuotas extravagantes de plusvalía históricamente capturadas por la burguesía en Venezuela expresan, asimismo, inversamente, la cuota extravagante de explotación de quienes históricamente la produjimos. Y, por derivación, a la par, expresa la cuota de consciencia de clase invertida, totalizada y fetichizada de una formación social dada. El mismo Presidente Nicolás Maduro ha reclamado insistentemente que no puede seguir ocurriendo que una mercancía que es vendida a 1 Bs. a puerta de finca, 500 o 800 kilómetros más allá sea comercializada en los centros urbanos hasta en 5 y 10 veces más que su precio de original de producción.
13. Naturalmente, las relaciones sociales de apropiación de la plusvalía (más justo y preciso sería llamarlas hoy relaciones de expropiación de las condiciones de supervivencia de las mayorías y de la autoreproducción de la naturaleza) que impone el capitalismo no caerán por arte de magia, sin lucha, ni de la noche a la mañana. Obviamente, pues es esta, precisamente, la contradicción y la confrontación principal entre capital y trabajo. Y la superación de esta contradicción vertebral sólo puede darse, dialécticamente, como revolución de toda la clase laboriosa nacional, regional y mundial, encabezada por los trabajadores y desocupados organizados para la toma del poder sobre los aparatos y dinámicas de producción, comercialización y consumo. Pero esta lucha tiene asimismo un campo de batalla cotidiano en las mentes, corazones y bolsillos de los trabajadores y trabajadoras en cada unidad de producción/ explotación, en cada país y en cada región del mundo. Y aunque no somos economistas nos luce etéreo imaginar que Milton Friedman, catedrático norteamericano, padre del paradigma monetarista, aporte por el cual ha sido encumbrado como principal teórico y artífice de la contrarrevolución capitalista en el ámbito de la economía quien mejores modelos alternativos pueda brindarnos.
14. La solución al peligrosísimo laberinto adonde ha sido acorralada hoy Venezuela reclama hoy los mejores esfuerzos unitarios de la clase trabajadora y excluida revolucionaria. Pero esta unidad sólo puede ser política y económicamente sustentable merced al concurso teórico y militante (praxístico) de una vanguardia intelectual y moral que repiense cada coyuntura no como concordia hacia el horizonte del capital sino como oportunidad para el desenganche revolucionario paulatino pero definitivo respecto de la lógica degradante y devastadora del capital. Recordemos lo que decía Rigoberto Lanz en Razón y dominación. Contribución a la crítica de la ideología, allá por 1988: "La racionalidad de la visión del mundo con la cual las vanguardias políticas han impulsado procesos sociales de cambios revolucionarios ha permanecido -histórica y teóricamente- en los límites del episteme de la civilización del capital y en las fronteras de una axiolología gobernada por esta racionalidad" (pp. 234 y 235).
15. En el marco de una nueva civilización superadora del capital las relaciones, intereses, prácticas sociales y aparatos deben transparentar todos sus sistemas de representación (político, afectivo, estético, cognitivo, axiológico). Una nueva civilización por primera vez en la historia genuinamente humana -que por todas partes puja por emerger- será el resultado de la construcción colectiva de la vida. Una vida en comuna o "acumunada" como pensaron, trabajaron y soñaron para la humanidad Samuel Robinson, Bolívar, Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Luxemburg, Sandino, Roque Dalton, el Che, Fidel y Chávez, entre otros. Una vida en la que nosotros somos porque todos somos y entre todos producimos y disponemos de los medios para llegar a ser. Una vida soportada en una civilización en la que reine y rija una total y hermosa transparencia en todas las prácticas sociales y todos los órdenes.
16. La modalidad de guerra híbrida/ asimétrica de última generación que nos hace hoy Occidente no es clásicamente militar. Es fundamentalmente de debilitamiento, caotización y desgaste económico, financiero, comercial, psicológico, diplomático y espiritual. La Nueva Política Económica (NEP) que necesitó acordar Lenin en Rusia con la burguesía zarista tras la coronación de la revolución bolchevique para recuperar fuerzas y buscar superar el salvaje bloqueo occidental, la escasez y la hambruna programadas y el dramático y mortífero rezago industrial, mutatis mutandi, se ha tenido que reproducir hoy en Venezuela. Nadie podría dudar del carácter revolucionario de Lenin. Ni del odio instintivo que le profesó el imperialismo en todo el mundo a Lenin; como tampoco el que le tuvo a Chávez y le tiene hoy a Maduro. Lo que está en discusión hoy es cómo salir, como país épico, revolucionario y hermoso, del laberinto de alienación, espionaje, bloqueos y sabotajes terroristas programados por Occidente contra la vida, la prosperidad y la revolución democrática radical de los venezolanos. Y, aunque no hay fórmulas mágicas para ello, sí hay un camino alumbrado. Decía Gandhi: "No hay un camino hacia la verdad. La verdad es el camino." Y también decía este gran maestro de la liberación: "Toda verdad sin humildad es corrupta". Vistámonos todos de humildad, de verdad y de comuna, como pedía Chávez... y nadie podrá vencernos.