El apocalipsis del país es evidente, todo el planeta lo siente con estupor meridiano, abarca a toda la sociedad, desde la más insignificante economía hasta la más apreciada manifestación espiritual. La situación es límite, algo debe pasar en lo inmediato. La solución a esta mega crisis está en el terreno político; es allí, en el alma de una sociedad, donde confluye todo lo malo y todo lo bueno. Veamos.
El gobierno lumpen desmoralizó a la política, la descendió a los niveles de los albañales, y en ese maltrato moral destruyó el armazón ético que sostenía a las instituciones, ahora son meras fachadas mancilladas. He allí uno de los pilares de la crisis. En el llamado a elecciones se devela el daño.
Los partidos se convirtieron en agencias de un patético comercio electoral, el tsj le cambia las directivas a la carta y conveniencia del madurismo, crea partidos y anula a otros a voluntad. De manera que el tsj perdió la majestad que debe tener un Tribunal Supremo regido por la dama de la justicia con los ojos vendados y la balanza de la verdad en sus manos, imparcial, aceptada su palabra como la ley…
La iglesia católica, la conferencia de los obispos, actúa como un tímido partido, habla de política con sordina, su opinión no es lapidaria, la última palabra está en otra parte. Los sindicatos pelean por sus reivindicaciones materiales, tienen razón, pero se mantienen en el terreno mercantil, no se sitúan en el terreno político, allí dónde deben jugar su papel histórico. No hay oposición, todos participan del mismo teatro, las cúpulas están atrapadas tras la zanahoria de las elecciones.
El país está sin rumbo y sin timoneles, va a la deriva, sin esperanzas. Escasas instituciones quedan con el prestigio de dirigir la escapatoria del foso. Los dirigentes de relevo del chavismo fueron crucificados con las mieles del poder, o con el poder de la calumnia. El país no tiene cabeza.
Los militares sufren poco el deterioro, han resistido al fango, su paso por este nefando gobierno, su gestión en las instituciones, manchó a las personas y no a la institución. Aún se mantiene como la única institución nacional con autoridad moral… por ahora.
De ellos brotará necesariamente el germen de la solución, el dilema es saber cuál será el rumbo que imprimirán los militares. Este ejército, estos militares de Venezuela, ya lo han demostrado, son diferentes a los militares del Continente, del planeta, no son una élite separada de las masas humildes, no son una rancia oligarquía como en otros países del continente, el espíritu de Bolívar aún permanece allí adentro en su mayor expresión. Chávez combatió a las corrientes que quieren convertir a los militares en una fuerza al servicio de las oligarquías gobernantes, con el Comandante los militares fueron sentidos como parte del pueblo, queridos, respetados, volvieron a ser los militares libertadores, los próceres.
Estamos seguros que Generales y CoMaCaTes despertarán y la Patria tomará el rumbo que se merece…
¡ Chávez vive en las estrellas y soles de sus soldados!