Ya el diagnóstico está hecho: el madurismo nos sumergió en la más terrible miseria espiritual y material que conozca nuestra historia republicana; cada día la situación empeora, el madurismo sin resistencia arrasa con el país, cada día da un paso hacia la disolución de la nacionalidad.
Ya el paisaje político está claro, el gobierno no sirve, los guaidoses no son opción, son la otra cara de la misma plasta, del capitalismo, la situación es crítica, pero, ¿qué hacer?... El país enardecido nos da la respuesta, los pobres van a la acción y claman por una dirección, las protestas cubren el país, pero la acción no tiene norte no tiene rumbo, es espontánea, focalizada, son una serie de motines sin cohesión que no conducen a una solución, son fácilmente absorbibles por el capitalismo. El asunto principal ahora es la conducción del desencanto.
Ya la otra cara del capitalismo, guaidó, se prepara como relevo del gobierno actual, será un cambio entre cómplices, "sal tú para ponerme yo", para que todo siga igual; de esa manera, los pobres, los desposeídos serán nuevamente traicionados, habrán apoyado a su verdugo una vez más. En este momento la situación es la siguiente: el capitalismo tiene dos opciones: el madurismo traidor y el guaidismo de relevo. Cualquiera de las dos significa miseria, volver a la cuarta agotada, o quizá peor, alarman los últimos pasos del madurismo traidor, la ley saqueo indica la preparación para la subasta de la Patria.
Los chavistas auténticos deben entrar en la disputa por la dirección de la nación, deben ponerse al frente del descontento, aclarar a la masa el rumbo que nos conduzca a un país viable, "donde cada uno aporte de acuerdo a su capacidad y reciba de acuerdo a su necesidad", un país "con todos por el bien de todos". ¿Cómo hacerlo?
La respuesta es: ya las condiciones objetivas están presentes, ya las condiciones subjetivas comienzan a aparecer, ahora la acción requiere que la palabra de la dirección, hecha consigna, se ponga al frente de la tormenta social, conduzca la acción de las masas, que esa energía social no se disipe.
Las consignas, lo dicen los clásicos, son el resumen, la simplificación de la orientación de la dirección para el momento que se vive, son parte de un todo que conduce a una meta que se va desplegando encauzando a los acontecimiento. Indica a las masas dónde ubicar la energía social para conseguir objetivos políticos, producir los cambios en lo material y en la conciencia propuestos en el proyecto político.
Tiene la palabra la dirección de la Revolución, el momento es estelar, ahora entendemos por qué las crisis son revolucionarias: ellas paren las condiciones, sólo resta que la dirección tenga la mano firme sobre el arado para dirigir en medio de la tormenta. Lo que quiere decir dotar el momento de un rumbo revolucionario, político, para evitar arar en el mar.
Ya mucha gente hace diagnóstico acertados, ahora no se condena a los que atacan desde la Revolución al madurismo, no hay que explicar mucho la traición del madurismo, sin embargo, no sabemos el rumbo que tomará el descontento. Puede ser atrapado con consignas de la democracia burguesa, elecciones y golpes oportunos y otros opios, salida de maduro para que entre guaidó, o puede ser conducido hacia territorios revolucionarios.
¡EL MADURISMO TRAICIONÓ A CHÁVEZ!
¡A LA CALLE CONTRA EL MADURISMO TRAIDOR Y POR EL COMANDANTE CHÁVEZ!