El reformismo y "El Pica"

Lo que nos impulsa a vivir es menos real y menos complejo que la vida misma, ¿y cómo hacemos? Vivir por una causa es lo humano, es mucho más claro, uno sigue esa razón manifiesta con convicción, y avanzamos, hasta que se nos haga confusa, pero mientras está allí y nos ilumina avanzamos. Pero si uno no se apoya en esa "razón de vida", en una convicción, solo nos queda el escepticismo, el fatalismo, la calma de la resignación. Y el cinismo.

Entre nosotros los humanos no hay que confundir la realidad de la vida con la verdad que la ilumina. Vida, vida humana, es una lucha por alcanzar aquello que muchos ven como imposibles pero que nos es propio, familiar, que llevamos como herencia y no lo sabemos.

Recelar de todo tiene ventajas solo si creemos en algo, si contamos con alguna convicción. El cinismo de los años resulta siempre sospechoso ¿Cómo se llega a viejo sin optimismo por la vida?

La realidad, eso que llaman los filósofos "el mundo sensible", inatinente, no ofrece seguridad ninguna, (por eso Platón creó su mundo de las ideas, para sostenerlo, para justificarlo). En términos prácticos y humanos, la realidad nos resulta caótica, "es gris", como dicen, no hay muchos contrastes y nos desalienta. Sin embargo el hombre necesitó de esos contrastes, los creó para soportar la vida. Eso no ha cambiado hasta hoy, desde el orden trágico gobernado por los dioses, pasando por Platón, hasta nuestra lucha revolucionaria inspirada por el socialismo, para cambiar la sociedad, someter la realidad capitalista y transformarla en otra distinta, siguiendo un "modelo ideado", ideal, que nos sirve de guía moral, de contraste, y a la vez de método práctico para forjar nuestro carácter, para justificar nuestra existencia, más allá de comer, cagar, procrear, tener sexo y morir; como se suele decir, "sin pena ni gloria".

Si no creemos en los contrastes, de la realidad no se saca nada bueno; solo angustias. Por eso aquellos que hacen culto a la realidad sin tener una verdad a la mano en la cual creer, viven como el diablo, del cinismo, pero sin ser eternos.

Bajando a la realidad, nuestros líderes obreros y sus luchas reivindicativas en conjunto resultan algo patético, cuando no hay una razón política superior que los lleve a avanzar más lejos, a liberarse y liberar a la sociedad de las distinciones de clases, de los privilegios. Cuando nuestras necesidades básicas nos esclavizan somos esclavos, creo que esta idea no merece muchas explicaciones. Los dirigentes obreros y campesinos que se quedan estancados en sus reclamos REFORMISTAS se pudren, o trabajan para sus contrarios haciéndole los honores. Si no avanzan, si no crecen como "seres humanos" no habrá esperanzas para ellos y para el resto de la sociedad. Porque son una parte fundamental de la sociedad CAPITALISTA, son su sostén material (por lo menos hasta que se hagan las máquinas, que hagan las máquinas, que hagan las máquinas extractoras y productivas).

Por eso es importante que se sepa cuál es el rol histórico del obrero como clase social revolucionaria. Esto, por supuesto, si crees en la revolución y en Marx... desde Espartaco hasta Chávez, si se sigue la pista de nuestra herencia.

Sin embargo, en la lucha revolucionaria todas estas reivindicaciones y luchas sindicales, son necesarias como tácticas de lucha, pero solo de cara a formar parte de la liberación de la sociedad del yugo capitalista y burgués. Si no es así, si no lo matan, alimentan al sistema, lo fortalecen.

¿Burgués?, bueno, ¡propongan definiciones!, conceptos más precisos. De eso se trata este diálogo. Hasta ahora tenemos estos "ideales" que justifican al capitalismo, a saber: el estatus, el prestigio, el lujo, la elegancia, la ostentación, luego el dinero, la apariencia, seguidos de los siete pecados capitales. Por orden descendente, arriba está una aristocracia decadente pero muy codiciada, luego una burguesía adinerada y oligarca, poderosa, también muy codiciada, y más abajo toda una sociedad aspirante "pequeña burguesa" diluida entre todas las demás gradaciones sociales, desde el obrero hasta el pequeño emprendedor de la comuna.

La clase obrera, como dice Marx, cuando es consciente de su condición social, que se reconoce como explotada, esquilmada, está fuera del sistema, puede pillarlo, pero solo si es consciente de ser una clase social revolucionaria. Y más allá está eso que describe Marx como el lumpen marginal, el cual no llega a ser consciente de ser clase social, es el pícaro moderno, descrito por Moliere, el Lazarillo de Tormes; es tan viejo como la misma modernidad; es "la sociedad del 10 de diciembre", de la que dice Marx que fundó Luis Bonaparte para sostener en el poder, su golpe de Estado, una sociedad de delincuentes: nada más parecido a nuestro presente. Triste es que por no respetar "los manuales", por no ser "ortodoxos", o lo que se cree que es ser ortodoxo, terminemos cebando de una sociedad "gris", podrida de nuestro Luis Bonaparte criollo.

Personalmente prefiero estrellarme contra el muro de mis ideales ortodoxos que diluirme en la misma capitalista actual. También se dijo eso antes de Chávez, se rieron al cansancio del socialismo como un anacronismo, declararon el fin de la historia, la izquierda culta volvió a alzar la bandera del REFORMISMO, del PACTO SOCIAL con orgullo, disfrazados de ""Tercera vía"…, y entonces –el ya famoso – "Picapiedra", leyenda de nuestra revolución, se arrechó y los mandó a la mierda, porque no iba a renunciar a toda una vida de lucha, una idea noble en la cual sigue creyendo, porque unos pendejos intelectuales dijeran que el socialismo fue solo una ilusión, un error… Y apareció Chávez, como un fantasma, pero de carne y hueso, reanimó a Fidel y entusiasmó a los pueblos. Si no se ve la ironía de la historia…

¡Claro que el reformismo existe! – Igual como existe el socialismo como esperanza y luz –, y no es una muletilla de la ignorancia, tampoco una cosa rara, difusa, "discutible". Es el diluyente de las revoluciones, es el "apaga fuego" de la chispa del entusiasmo revolucionario.

¡Viva Chávez socialista! ¡Abajo el reformismo! ¡Patria socialista o muerte!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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