La soledad del Comandante Chávez

Siempre pensó que sus enemigos estaban en frente, dentro de la aristocracia de los amos del valle y sus secuaces; se equivocó, al contrario, quienes lo apuñalaron por la espalda, sus enemigos, vivían junto a él, lo rodeaban de alabanzas, lo abrumaban de elogios. Difícil, cuando se está en el poder, en la gloria, diferenciar la paja del trigo, la sinceridad de la simulación, sólo la tragedia puede mostrar la verdadera condición.

Su asesinato derrumbó todos los disfraces, los que ayer simulaban cariños, ahora muestran odio a su obra y a su pensamiento. Son días grises, no hay luz, asombra hasta dónde puede llegar la canallada, de todos los rincones salen los impostores, con su careta bajo el brazo, ya no la usan, no necesitan aparentar, se mueven cómodos en la traición.

La masa no salió a defenderlo, igual sucedió con Cristo, sólo uno de la muchedumbre lo ayudó con la Cruz, como a Bolívar le dio la espalda el pueblo pobre que empoderó. Atrás quedaron aquellas muchedumbres que llenaron de amor siete avenidas. La masa es fácil de engañar, de manipular.

Son días de soledad para el Comandante, son momentos de la avalancha de falsas palabras que aplastan la verdad, la masa se refugia en su mezquindad, los gobernantes lo olvidan, sólo lo usan, quien más lo nombra más lo falsifica, quien más lo ve menos lo entiende, quien más lo oye menos lo sigue.

En medio de las tinieblas, de lo profundo del abismo, surge un eco, un fulgor, allá hay alguien que aún lo defiende con extremismo, con coraje. Lo persiguen, es el último chavista, él convivió con el Comandante, no lo olvida, ha pagado con su reputación la osadía de defenderlo, la canalla le cobra que no se rinda. Le temen, saben que mientras este hombre viva Chávez no ha muerto, mientras este hombre luche corren peligro, son atormentados por las voces auténticas del Comandante y saben que mientras este hombre luche pagarán sus culpas.

Este hombre desde el fondo de la cueva es muchos hombres que han luchado, hoy lo acompañan, para darle fuerza, es los combatientes anónimos del 60, es Livia y es Fabricio, es la continuidad histórica del altruismo de Cristo, de Espartaco, de Bolívar, de Rosa Luxemburgo, del Che Guevara, escalones de la humanización de la humanidad. Cuando duda, cuando se siente sólo, se aferra al sueño compartido con el Comandante y juntos se hacen compañía. No reconoce su propia grandeza, es así, los grandes hombres los destinados por la historia para lo grande, para lo hermoso, no pueden percibir su magnitud, se encandilarían, se desquiciarían, sólo les es dado entender, sentir la grandeza de su tarea, y a ella se entregan con su vida.

Mientras un hombre de estos exista, mientras estos Cirineos luchen, corran riesgos, levanten la Cruz, Chávez no está sólo, los traidores no habrán triunfado. Un día la masa reconocerá a los justos, y juntos fundarán el sueño del Comandante que es el sueño de lo mejor de la humanidad.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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