El madurismo, en su delirio patológico, se cree las mentiras que inventa y actúa en consecuencia. Es por eso que tanto se equivoca, funciona dentro de la realidad falsa creada por sus mentiras y siempre se estrella con el muro de la realidad real. De esta manera, dilapidó el capital político que usurpó del Comandante Chávez, y ahora entra en la patética fase de la esquizofrenia política, del desconocimiento total de la realidad que lo atenaza.
Después del descalabro de las elecciones, ignoraron la brutal abstención, transformaron aquel fiasco en glamoroso triunfo y pasan cual ejército napoleónico a la ofensiva, pero una ofensiva de papel y pantalla de televisión. Como muchacho chiquito, juegan con el juguete nuevo de la débil asamblea, le imponen de manera grosera y ofensiva tareas desde el ejecutivo, administran la política como se administra un pranato, no hay división de poderes, todo se resume en ese organismo que es el secretariado de los cinco, desde allí se ordena a los demás poderes.
Pero la realidad real es implacable juez de todas las acciones y deja en evidencia la inutilidad del gobierno, su falta total de ideas, su repetición de acciones que ya han fracasado. Ahora inventan nuevos diálogos, y el dólar sigue siendo la moneda nacional. Amenazan a sus compinches de la oposición gringa, y todavía no hay gasolina. Inventan matrimonios, y la gente no se distrae de la falta de gas y de agua. Repiten que ahora sí viene un periodo de prosperidad, y el salario sigue siendo un chiste. Reúnen la dirección que destruye al PSUV de Chávez, y el vacío de vanguardia se extiende. La repetición aburre, crea desencanto. La masa sin vanguardia, sin dirigentes, se repliega a sus querencias individuales, son días de peligrosa calma, el descontento sólo encuentra salidas individuales, el egoísmo impera, el prójimo es una víctima, el sobrevivir colma las expectativas.
Esta ausencia de gobierno, este vacío de oposición y vanguardia, presagian un fin de ciclo, el país regresa a la situación del 4 de febrero, al enfrentamiento de la democracia burguesa desgastada de la cuarta república desafiada por los nuevos aires que traía la insurgencia del Samán de Güere.
El madurismo (neoadecos) y la oposición gringa de guaidó (neocopeyanos) representan al bipartidismo de la cuarta resurgiendo de las entrañas de la infamia. El espíritu del 4 de febrero, que se materializó en la victoria contra el golpe de abril, en la unión cívico-militar que triunfó sobre el sabotaje petrolero, el espíritu que propuso una nueva manera de relación humana, fraterna, una nueva economía de propiedad social y no la propiedad explotadora del capitalismo, ese espíritu del 4 de febrero está allí esperando materializarse de nuevo.
Las condiciones están dadas. El caballo blanco del Libertador volverá, el delirio sobre el Chimborazo no será en vano, el Samán de Güere no está olvidado, viven en lo mejor del alma colectiva. Los mejores hijos despertarán y ese día, esa madrugada tal como 4 de febrero, la masa irredenta pedirá cuentas a los traidores y el país retomará el camino perdido el 5 de Marzo.
¡CHÁVEZ VIVE Y LOS TRAIDORES LE TEMEN!