Muchos en la alta dirigencia madurista viven un drama: la contradicción entre la traición al testamento de Chávez, la realidad catastrófica en que han convertido al país y las apariencias que deben mantener. Sin embargo, el alma se resiste a ser encadenada y se sale por los bordes, por ahora con actos fallidos como aquel de la diputada que habló de una "Venezuela libre de chavism…". Las señales, los actos fallidos de las almas atormentadas, son constantes. Se habla de insomnios perennes, de llantos y pesadillas en las noches, de ataques de pánico y consumo de píldoras contra la ansiedad. Estos actos fallidos anuncian el surgir de la resistencia abierta al desastre.
Al contrario de lo que a simple vista puede parecer, es la política la salvación de este país. Si entendemos a la política como la acción alrededor del poder, su conquista, su aseguramiento, entenderemos también que la política grande supone una visión de país, de totalidad, un proyecto de sociedad, una estrategia. En contraste, la política pequeña, la que sólo es un asalto mezquino del poder, carece de esa estrategia, arrastra una visión parcial, usurera.
La política grande le da sentido a todas las actividades sociales; al contrario, cuando se pierde la grandeza política se produce un vacío de rumbo, de objetivos, cualquier actividad social queda desencajada, aislada del todo, el conjunto social se fragmenta. Esa energía se disipa sin producir cambios, es esfuerzo vano.
En Venezuela no hay dudas, se ha extraviado la política grande, vivimos una mediocracia que disuelve al Estado, la sociedad está sumergida en una depresión espiritual que produce uno de los éxodos más dramáticos a nivel mundial, un colapso económico de proporciones bíblicas, una pérdida de sentido de pertenencia que amenaza la existencia misma de la Patria.
La tarea más importante de los chavistas socialistas, de los revolucionarios, es recuperar la política grande, nada es más importante que este objetivo, sólo con la política recuperaremos la pasión altruista y podremos emprender la sanación de la sociedad. Para eso es vital un programa estratégico de gobierno, las líneas maestras de la acción de un nuevo gobierno, una estrategia.
Ese programa para los chavistas auténticos es el Plan de la Patria, recordemos que lo primero que hizo la traición fue falsificarlo, luego inventaron una Ley en la Asamblea para maquillar la fechoría. El Plan de la Patria no permite, no justifica, este desastre, es un programa para largo plazo con objetivos estratégicos que le dan profundidad histórica. Ese Plan surge de las entrañas del proceso revolucionario, viene de la realidad construida en años de búsqueda del camino hacia el nuevo mundo. Es el Testamento Político de Chávez, allí está resumida su evolución ideológica, su teoría más acabada, por eso el madurismo lo falsificó.
Alrededor de ese testamento se debe forjar la unidad primero de los chavistas y desde ese núcleo teórico se debe dar sentido a todas las luchas sociales, guiar esa energía hacia el retorno de rumbo perdido con el asesinato del Comandante. De la misma vida, de la historia, saldrá el método de conquista del poder, del ejercicio del poder saldrán las conductas para preservarlo y convertirlo en escuela y defensa de la ética revolucionaria.
Este país es privilegiado, conocimos el futuro, sentimos que una nueva sociedad es posible y ese intento hermoso nos dejó la experiencia, el recuerdo de un líder, hombre del futuro, nos dejó hombres fieles a su legado, y nos dejó escrito un compendio luminoso de su pensamiento, una guía para la acción. Tenemos todo para avanzar, para construir el milagro anunciado por Chávez, El Profeta. Es necesario impedir que el país consolide el retorno a los tiempos de la cuarta república, eso profundizaría las miserias materiales y espirituales producidas por el madurismo.
¡CHÁVEZ EL PROFETA ASESINADO!